BRECHA TECNOLóGICA ENTRE ASIA Y AMéRICA LATINA
Gabriel Palma, especialista en economía comparada de la Universidad de Cambridge, explica las razones que llevaron a Asia a sobrepasar a América latina en materia tecnológica. Y advierte que no se ven signos de cambio.
› Por Marcelo Justo
En Gran Bretaña
América latina creció antes y después del estallido financiero de 2008. No hay crisis de deuda a la vista, aumentó su ingreso per cápita y, en comparación con los países desarrollados, tiene mejores perspectivas económicas. Este panorama es más promisorio aún si se recuerda la década perdida de los ’80, pero tiene un problema por el momento insuperable: la región no ha logrado achicar su brecha tecnológica no sólo con el Primer Mundo sino también con Asia. Según un informe de la Cepal, la incidencia de la tecnología en la producción manufacturera regional es apenas una cuarta parte de la que tienen los que son “made in Asia”. Cash dialogó con Gabriel Palma, especialista en economía comparada de la Universidad de Cambridge, sobre las consecuencias de esta brecha tecnológica.
¿Cómo es la brecha tecnológica de América latina con Asia?
–Una forma cuantitativa de verlo sería comparar cuántas patentes registra Asia y cuántas América latina por año. Mínimas en América latina, muy significativas en Asia. Esto muestra la brecha en la creación tecnológica. Pero desde el punto de vista de los países en desarrollo muchas veces es igualmente importante la absorción tecnológica. El 90 por ciento de lo que se produce en industria, servicios, commodities se hace utilizando tecnologías bastante maduras que se compran listas. Es decir, absorbiendo tecnología. Pero también en eso los países asiáticos nos han sacado mucha ventaja.
¿A qué se debe esta diferencia tanto en la capacidad de generar nueva tecnología como en la de absorción de existentes?
–La primera es la educación. India produce más ingenieros y científicos que toda América latina. Si el software se desarrolla en la India no es sólo porque saben hablar inglés sino y también por su cantidad de ingenieros. Hay una prueba que se llama PISA, que compara resultados educativos en todo el mundo. En esta prueba los estudiantes asiáticos tienen unos niveles en ciencias duras que están a años luz de los nuestros. Hay un gran capital humano. Y, por otro lado, el Estado apoya todo eso. A diferencia de América latina, en Asia, cuando el sector empresario mira al Estado, piensa en un socio y no en un enemigo que le viene a cobrar impuestos. Hay una pregunta que siempre hago en mis trabajos. Si uno mira al sector automotor, se ve que entre los ocho productores de autos más grandes del mundo se encuentran Brasil y México. Pero entre esos ocho países los únicos que producen autos y no tienen marcas propias son los de América latina. Es una pregunta que les he hecho a empresarios de Brasil y México y no me la han podido contestar. En los ’70 Brasil producía más autos que todo Asia junta, excluyendo Japón. Hoy todos los asiáticos tienen su marca propia. Y Brasil no.
Seguramente hay excepciones.
–La más impresionante es Embraer en Brasil, la tercera productora de aviones más grande del mundo, con sus propias marcas y tecnología. Ahora si Brasil es capaz de tener tecnología aeronáutica, seguro que es capaz de tener tecnología automotriz. Es falta de audacia. Nos conformamos con el ensamblaje. Las llamadas multilatinas, empresas chilenas, argentinas, brasileñas que invierten en el resto de América latina cada vez que necesitan un avance tecnológica buscan un socio externo para que lo suministre. Esas grandes compañías tienen muy poca investigación científica, creación tecnológica, etc. Casi todos los avances tecnológicos que hay en la región son en materias primas. En Argentina con la soja, en Chile con la extracción básica del cobre, no con la refinación del cobre. Si esto es posible, no se entiende por qué no se puede hacer de manera sistemática.
¿Cuáles son las consecuencias económicas de esta situación?
–¿Por qué Asia crece el doble que América latina? ¿Por qué crece de manera sostenida? No es sólo cuestión de que Corea del Sur crezca al 7 por ciento sino que lo hace así hace 50 años. En América latina esto se ha dado por pequeños períodos en todos los países. Brasil en los ’60 y ’70, México en los ’70, Argentina en los ’90 y en este siglo. Pero nadie lo ha podido sostener. Los asiáticos corren maratones. Nosotros, media distancia. Chile es el caso obvio. Creció a tasa asiática desde el ’85-’86 hasta el ’98 y se agotó sin que hubiera crisis política, ni nada que lo justificara. Se acabó porque se acabó el oxígeno. Dos ejemplos más. En la maquila mexicana en los años ’80 el 75 por ciento de los insumos era importado. Hoy no ha cambiado nada. El 75 por ciento de los insumos es importado. Un segundo ejemplo de las consecuencias económicas de todo esto: en los ’80 la productividad media de la economía brasileña era igual a la coreana. Hoy la coreana es tres veces más alta. Así vamos a seguir con este equilibrio subóptimo y aumentos del PIB del 3 o 4 por ciento en el mejor de los casos.
Se ve algún signo de cambio en América latina.
–No. Al revés. Los signos que hay son de tipo de cambio flexible con tasas de interés sobrevaloradas. En la política sobre inversión extranjera no hay ninguna condicionalidad. En China es totalmente distinto. El capital extranjero necesita un socio local y tiene que traer tecnología que debe empezar a producir en China. El tipo de cambio en Chile y Brasil está totalmente sobrevaluado. En Asia hay certidumbre sobre el tipo de cambio con intervención de los bancos centrales.
¿Qué hay que hacer?
–Se necesita política industrial para procesar la materia prima. Es absurdo que en Chile se exporte el cobre concentrado que tiene un contenido de 30 por ciento de mineral y el 70 por ciento restante es basura. Eso habría que fundirlo en Chile. El nicho manufacturero latinoamericano está por el lado de las commodities. Hoy Brasil es responsable de las dos terceras partes del comercio de hierro y sólo el dos por ciento del de acero. ¿Es que Brasil no puede hacer acero? Un país que tiene Embraer, ¿cómo no va a hacer acero? India lo produce. Y hay que recordar que la política asiática nos afecta negativamente porque las multinacionales reciben subdsidios y ventajas por fundir el cobre, por ejemplo, en Asia. Acá se necesita política industrial para emparejar la cancha. En el caso chileno se podría poner un impuesto a la exportación de cobre y condicionalidades para que el fundido se haga en el país. ¿Por qué no se hace todo esto? Por pura ideología. Compramos el neoliberalismo de manera que todo lo que hace el Estado está mal y lo que hace el mercado, bien.
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