Domingo, 19 de mayo de 2013 | Hoy
LA INDUSTRIA DEL JUGUETE CONCENTRA EL 50 POR CIENTO DEL MERCADO LOCAL
Por Julian Blejmar
En la última década, Argentina dejó de jugar con la producción de juguetes. Sucede que luego de la larga agonía que experimentó esta industria durante la etapa neoliberal, a fines del año pasado se alcanzó el anhelado cincuenta por ciento de producción nacional sobre la totalidad de las ventas. La cifra sorprende, si se tiene en cuenta que a comienzos de la década pasada sólo uno de cada diez juguetes que se vendían en el país era fabricado localmente. No hubo magos, duendes, ni hadas que revirtieran este panorama, sino una serie de políticas destinadas a tal efecto. Según señala a Cash la ministra de Industria, Débora Giorgi, “el aumento de la demanda junto a las políticas de preservación del mercado interno permitieron alcanzar esta participación de la industria nacional, generando 4000 puestos de trabajo”. Desde esta cartera informaron que en los últimos años 62 empresas recibieron créditos por más de ocho millones de pesos y otras 30 facilidades para endeudarse por más de tres millones. Miguel Faraoni, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, avaló a este suplemento el hecho de que, para llegar a esta meta, fueron importantes medidas oficiales como el otorgamiento de créditos blandos (a una tasa negativa del 10 por ciento anual), un tipo de cambio alto, el aumento del mercado interno, medidas de control a importaciones con costos por debajo del producto (antidumping) y la instalación de licencias de importación no automáticas, aun cuando señala cierta preocupación por su vencimiento: “Vemos como una luz amarilla, ya que durante el verano pasado la importación aumentó un 135 por ciento”, afirma. Lo cierto es que las políticas desarrolladas durante los últimos diez años permitieron que la industria triplicara su cantidad de fábricas hasta llegar a las 110, las cuales, según datos de la propia Cámara, producen unos 10.000 artículos y generan además cerca de 10.000 puestos de trabajo indirecto.
Este panorama fue un reencuentro con su pujante pasado, interrumpido por los procesos neoliberales que vivió el país entre 1976 y 1983, y entre 1990 y 2001. Tras sus tímidos comienzos durante el primer período de sustitución de importaciones de la década del treinta, los primeros gobiernos peronistas impulsaron esta industria mediante políticas de estímulos productivos y el fomento del consumo de juguetes por medio del reparto gubernamental a sectores carenciados. Después, la industria siguió creciendo hasta llegar a las 260 instalaciones, pero la destrucción del tejido productivo que instauró la dictadura cívico-militar y más adelante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa provocaron que a fines de 2001 tocara su piso histórico, con sólo 35 establecimientos productivos.
Durante los últimos años, fue tal el despegue que la industria logró incluso exportar su producción prácticamente a la totalidad de Latinoamérica y los Estados Unidos. Si bien la cantidad es marginal, ya que no llega al 10 por ciento, no se trata de un dato menor, teniendo en cuenta que en el mercado internacional compite directamente con China, cuyas fábricas a escala y con salarios mínimos son responsables del 75 por ciento del total de la producción juguetera mundial. Pero además las fábricas de juguete debieron enfrentarse a un nuevo actor que era inexistente en generaciones anteriores: las computadoras personales y las consolas de videojuegos domésticos. Desde la Cámara, señalan que esta nueva competencia implicó la restricción del mercado de juguetes sólo para niños de hasta seis años, salvo en el caso de los fabricantes de juegos de mesa, quienes también producen para adultos.
Faraoni afirma que en la medida en que se mantengan los controles a la importación la industria podrá seguir desarrollándose, aunque vislumbra límites debido a las necesidades de grandes inversiones para dar un salto cualitativo a tecnologías más complejas. Señala que los nuevos juguetes ya no son copias de los extranjeros, y que desde la Cámara se fomenta la actualización mediante concursos para diseñadores industriales. También desde Industria apuestan a la innovación, mediante programas de créditos fiscales para la capacitación de trabajadores de empresas, de asistencia técnica para la mejora de la competitividad y del proyecto Capital Semilla de préstamos a emprendimientos de jóvenes de hasta 35 años
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