El 1º de agosto se cumplen diez años del fallecimiento del periodista económico Naúm Minsburg. Nacido en Buenos Aires en 1927, desde muy joven comenzó a escribir sobre economía y a participar en política, dos pasiones que lo acompañaron en toda su vida. Escribió y compiló libros cuyos títulos son indicativos de cuáles fueron sus preocupaciones. Entre los que se destacaron, El impacto de la globalización: la encrucijada económica del Siglo XXI, Tiempos violentos. Neoliberalismo, globalización y desigualdad en América Latina, Inversiones extranjeras y dependencia (primer premio de ensayo Raúl Scalabrini Ortiz de Eudeba en 1975), Los guardianes del dinero. Las políticas del FMI en la Argentina.

También fue autor de numerosos artículos publicados en diferentes revistas y diarios de España, México y Argentina, entre los que se encuentra el Suplemento Cash de Página/12. Se especializó principalmente en la deuda externa, en la actuación de los organismos financieros internacionales y su incidencia en la economía argentina y latinoamericana y en el proceso de globalización, a la que denominaba globalización de la miseria.

En marzo de 1977 la dictadura militar secuestró a sus dos hijos mayores. Pese a su esfuerzo tenaz por encontrarlos, con una voluntad inquebrantable, jamás obtuvo ni siquiera la más mínima información de su destino que, al día de hoy, continúa incierto. Esta tragedia, que marcó su vida para siempre, hizo que redoblara su compromiso político con la escritura como un modo de intervención sobre la realidad. Cada artículo publicado, cada libro editado, eran para él un acto de militancia, un “granito de arena” para combatir el pensamiento único que pretendía mostrar al neoliberalismo a ultranza como el único camino posible. Encontró en la escritura una forma de lucha contra la injusticia y la desigualdad económica que afectan a millones de personas en el mundo de hoy.

Detestaba a aquellos periodistas económicos que utilizan un lenguaje especializado de difícil comprensión para el gran público. Los consideraba, como escribió en uno de sus libros, “partícipes de una estrategia de desinformación establecida por los diferentes gobiernos a través de la mayoría de los medios de comunicación”. Ponía, en cambio, un énfasis especial en escribir de forma clara y sencilla. Creía que solamente un debate amplio, profundo y abierto podía llevarnos a encontrar soluciones para los graves problemas socioeconómicos del país.

En 1978 para preservar su propia integridad y la del resto de su familia se exilió en Madrid. Allí fundó la revista Diálogo Iberoamericano que hacía eje en la relación entre España y Latinoamérica desde una perspectiva no sólo económica sino también política y cultural.

Ya de regreso en la Argentina, un año antes del retorno de la democracia, se dedicó de lleno al debate económico a través de la palabra escrita y también con su participación en foros políticos y en la radio y la televisión. Fue un crítico implacable del neoliberalismo de los ’90 mucho antes que sus consecuencias devastadoras en la sociedad estuvieran a la vista. En 2003, ya enfermo, tenía una enorme ilusión por el cambio de modelo económico que estaba empezando a gestarse en el país y cuyo alcance no llegó a ver.

Naúm fue un hombre bueno. A pesar de la dureza de la realidad a la que tuvo que enfrentarse, siempre estaba presto a ofrecer su mano solidaria. A modo de homenaje cerramos esta nota con sus palabras, que revelan la clave pasional de su perfil militante: “Desde que la canallesca dictadura militar, en 1977, me arrebatara a mis dos hijos mayores (...) he recogido como un ‘mandato histórico’ poner todas mis energías, mis esfuerzos y mi experiencia para demostrar cómo la dictadura ha logrado imponer, a sangre y fuego, un modelo socioeconómico que se mantiene, con las lógicas variantes coyunturales, hasta nuestros días”