Dom 22.06.2003
cash

LA PERSPECTIVA DE LA CEPAL SOBRE EL NUEVO GOBIERNO

“Aplicar un shock fiscal”

Existe margen para un aumento de salarios y un plan de obra pública más ambicioso para impulsar el crecimiento, evalúa José Antonio Ocampo, de la Cepal.

Por Alejandro Bercovich

Semanas atrás, en un seminario económico-financiero, el presidente Néstor Kirchner fue acusado por un conocido consultor de la city de promover una política “cepalina”, a su gusto demagógica y pasada de moda. Para el número uno de la Cepal, el colombiano José Antonio Ocampo, el nuevo gobierno tiene en sus manos la llave del crecimiento, pero para alcanzarlo deberá agregar a las anunciadas obras públicas una suba de salarios en el marco de un shock fiscal que aproveche el superávit obtenido por la vía inflacionaria. Ocampo, en una entrevista exclusiva con Cash desde sus oficinas en Chile, reivindicó la formación de un polo regional para negociar con las potencias industriales.
¿Cómo evalúa las perspectivas del gobierno de Kirchner en materia económica?
–Para nosotros fue muy bien recibida la reconfirmación de Roberto Lavagna como ministro de Economía, porque creemos que su manejo fue muy exitoso. Para este año nuestra proyección de crecimiento es del 4,5 por ciento, pero no es imposible lograr el 5,0. Desde hace varios meses tengo una perspectiva extremadamente positiva sobre el crecimiento argentino, porque creo que tiene mucho campo de recuperación. En la medida en que la economía brasileña también entre en una senda de crecimiento rápido, ambas dinámicas se van a potenciar.
¿Cuáles son los temas pendientes?
–El sistema financiero ya está fuera del corralón, pero falta muchísimo en términos de saneamiento para que pueda cumplir una función positiva. Yo diría que por experiencia internacional, después de una crisis como la que atravesó Argentina, se requieren entre cinco y seis años para que el sector financiero sea capaz de volver a funcionar como un motor para el crecimiento de la economía.
¿Hay margen para aplicar medidas neokeynesianas, atendiendo igual que hasta ahora la restricción fiscal?
–Hay muchas posibilidades porque la situación fiscal argentina va a mejorar mucho. El sector público argentino se convirtió en un factor recesivo fuerte durante toda la crisis e incluso el año pasado, cuando hubo grandes recortes en términos reales del gasto público, pero ni siquiera se lograba generar el superávit primario que hacía falta. Ahora esa situación ya se revirtió y el Gobierno ha sido capaz de generar un superávit moderado en el marco de una recuperación, así que puede aplicarse una espiral positiva de carácter fiscal. Eso puede concretarse a través de obra pública, de una ampliación de los programas sociales, e incluso de una recuperación de los salarios públicos. Resulta obvio que los salarios fueron una de las variables más sacrificadas durante la crisis.
¿El país puede vivir sin el Fondo Monetario?
–Puede y no puede. Argentina demostró durante la crisis del año pasado que podía hacer las cosas bien aun en contra de la opinión del Fondo. De hecho, el acuerdo fue un triunfo de Argentina, y eso le ha dado un margen de negociación muy positivo, porque demostró que el pragmatismo que se ha adoptado es mejor que la doctrina del Fondo. El FMI insistió en cosas que no eran viables, como las metas fiscales, la forma de desmantelar el corralito y el corralón, o la forma de hacer política cambiaria.
¿El Fondo está cumpliendo bien el rol original que se le asignó en Bretton Woods?
–Cumple una función necesaria y positiva en cuanto a la disponibilidad de recursos de países que están en crisis, pero sigue siendo objeto de mucha polémica la naturaleza de sus programas. Hay una cosa bastante positiva respecto del FMI, que es que ha sido una institución capaz de aprender de sus errores pasados, lo que se refleja por ejemplo en sus recientes autocríticas respecto del manejo de la crisis asiática.
¿Es la hora del Mercosur?
–Creo que desde el punto de vista político hay un momento muy positivo para la consolidación de un Mercosur fuerte, y también veo mucha identidad para proceder hacia una integración sudamericana más amplia, con convergencia entre la Comunidad Andina y el Mercosur. De todas maneras, a esto último le veo menos posibilidades de éxito por las diferencias internas en el área andina.
¿El cambio político que atraviesa América latina con Lula, Hugo Chávez y Lucio Gutiérrez abre las puertas a un nuevo modelo económico en la región?
–No me parece que vaya a haber ningún cambio radical, en el sentido de que súbitamente se optara por otra alternativa, al estilo de lo que hizo Chávez al principio. Los cambios van a ser mucho más sutiles, van a mantener cosas del modelo actual, como la apertura hacia afuera y el respeto por una autoridad monetaria fuerte, pero al mismo tiempo van a introducirle cosas que son muy diferentes, como el énfasis que se va a dar a la política industrial, tecnológica, agropecuaria y social, e incluso a la diferente forma de hacer política macroeconómica. Eso en la práctica se ha visto con la ruptura de algunas ortodoxias de las que predominaban hace cinco años en la región.

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