Dom 22.06.2003
cash

PRECIOS DE LOS MATERIALES, MANO DE OBRA Y LAS PERSPECTIVAS DEL SECTOR

“Oportunidad para construir”

Con costos en dólares bastantes bajos, y gracias al dinero que saltó del corralito, mejoró un poco la actividad de la construcción por el chiquitaje. Grandes obras privadas y públicas todavía están ausentes.

Por Cledis Candelaresi

Cualquier lector desprevenido podría pensar que quienes se dedican a producir insumos para construir o refaccionar viviendas están contentos por la supuesta resurrección de la economía, ya que el índice que mide su actividad aumentó un 44,6 por ciento en el último año. Sin embargo, se trata de un fenómeno transitorio, básicamente alentado por los dólares de quienes saltaron el corralito. Juan Carlos Girotti, director gerente de Canteras Cerro Negro –firma de la irlandesa CRH cuya marca es conocida por las cerámicas– admite ante Cash esa situación y explica el surgimiento de “ConstruYa”, agrupación de las quince líderes del sector que fabrican desde cemento hasta grifería. “Pensamos difundir el mensaje de que, tras la devaluación, es muy barato construir. Así buscamos alentar una actividad que estaba muy deprimida”, señala.
¿El sector ya no está deprimido?
–Sigue estando deprimido. En “ConstruYa” elaboramos un índice para medir la construcción de viviendas con base 100 en junio del 2002 y que hoy está en 144,6. Esa suba se explica porque quienes tenían dinero ahorrado decidieron construir, refaccionar o ampliar una casa. En su mayoría viviendas familiares que pudieron mejorarse sin crédito, con dinero que estaba en el colchón o en el exterior. Pero en estos meses nadie invirtió en levantar un edificio.
¿El auge de la construcción individual se agotó?
–En abril y mayo hubo un amesetamiento. Pero todavía sigue siendo una oportunidad construir porque ni los materiales ni la mano de obra alcanzaron los precios que debían alcanzar después de la convertibilidad.
¿Hay que esperar nuevos aumentos de precios?
–Los materiales estuvieron lejos de aumentar tanto como se devaluó el peso. Nosotros incrementamos los sueldos. Pero en la industria de la construcción hubo subas menores o no las hubo. Esto cambió la ecuación de costos, en la que perdió peso la mano de obra, que hoy equivale al 40 por ciento promedio de la matriz. Se perdieron muchos puestos de trabajo en la Argentina y lo que puede ocurrir es que, cuando se vuelva a construir en serio, falte personal para áreas especializadas porque mucha gente abandonó el oficio. Allí el costo del aumento de la mano de obra puede ser importante.
¿Qué va a pasar con el precio de los materiales?
–No creo que tengan un aumento muy importante, pero sí van a subir. Depende, en gran medida, de qué pase con las tarifas públicas, que hoy están en un nivel muy bajo. Tanto el gas como la energía eléctrica tienen precios internacionales bajísimos.
¿Cuánto subió sus precios Cerro Negro desde la devaluación?
–Un 50 por ciento.
¿Y cuánto subirán en el corto plazo?
–Depende del tipo de cambio, ya que muchos de nuestros insumos son importados. Pero si no ocurre nada anormal, como un gran aumento tarifario o una gran devaluación, supongo que ajustaremos un 20 por ciento. De cualquier modo, hay una preferencia por productos más baratos.
Se deben haber beneficiado por la menor competencia de importados.
–Sí. Sustituimos importaciones que oscilaban entre el 25 o 30 por ciento del mercado. También exportamos más. Hace muchos años que vendemos al exterior e, incluso, participamos en exposiciones anuales que se hacen en los Estados Unidos. Pero hay otras empresas del sector que ni soñaban con exportar y, sin embargo, ahora consiguieron hacerlo.
¿El plan de viviendas que podría encarar el Gobierno es un aliciente?
–No para nosotros. Nos beneficia, pero sólo tangencialmente. La clave es que haya crecimiento genuino de la economía, con crédito.
¿Cómo evalúan el gobierno de Néstor Kirchner?
–Al Presidente no se le pueden pedir milagros en cuatro semanas. Todavía no hay confianza suficiente para pensar en inversiones importantes, para recrear el crédito y subir salarios. Lo que yo le pediría al Presidente es que funcionen las instituciones. Así se atraerán inversiones y éstas, a su vez, estimularán el crédito. Está bien un plan de viviendas. Pero nadie va a decidir una inversión por ese plan.
¿Qué le parece el anuncio de prorrogar la doble indemnización?
–Era una medida esperada. El empresario que necesita reducir su estructura lo hace con indemnización simple o doble, porque si tiene gente ociosa le conviene sacarla. El efecto negativo es que en lugar de incorporar gente nueva, uno es más cauteloso y no la toma. La doble indemnización es un obstáculo para tomar gente.
¿Qué es lo que hoy más preocupa a las proveedoras de la construcción?
–Nos preocupa enormemente Brasil. No hay reglas muy claras en el Mercosur y no sabemos cómo van a manejar su tipo de cambio.

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