Dom 16.08.2015
cash

GOOGLE, TRABAJO EN LA WEB, GANANCIAS Y PUBLICIDAD

El modelo de YouTube

En la sociedad usuarios y YouTube, uno pone el trabajo y el otro la plataforma, una parte fundamental de los medios de producción. Las ganancias, si las hay, se reparten entre ambos “socios”.

› Por Esteban Magnani

¿Cuánto gana un youtuber? Probablemente muchas personas se hayan preguntado lo mismo luego de la ola de atención mediática que generaron estos personajes que visitaron la Argentina recientemente, sobre todo al ver la (escasa) complejidad de su trabajo. Pero más allá de los prejuicios que generan estos nuevos géneros que prodiga generosamente Internet, todo el modelo de negocios de YouTube, al igual que ocurre con otras redes sociales, resulta un desafío para conceptos históricamente instalados. ¿Se puede considerar trabajador a quien hace videos para ganar dinero? ¿En qué formas monetiza este trabajo la empresa?

Este es el tipo de preguntas que se hace la becaria del Conicet Agostina Dolcemáscolo, quien forma parte de un equipo más amplio dirigido por Mariano Zukerfeld. Ellos investigan, entre otros tema relacionados con el mundo digital, lo que llaman “explotación cognitiva”. Dolcemáscolo explica que “hay varias formas en las que el conocimiento se aprovecha para generar ganancias, como puede ser el caso del conocimiento laboral en muchos trabajos; el tradicional, como hacen las empresas farmacéuticas al tomar conocimientos ancestrales de sanadores aborígenes, por ejemplo; el científico, como el que hacen las revistas especializadas en esos temas; y también el informacional. En este último tipo de explotación cognitiva ubicamos a youtube e intentamos comprender cómo funciona”.

Es relativamente poca la información que da YouTube sobre sus usuarios y cómo monetiza sus videos. Existen millones de personas en todo el mundo que crean nuevos contenidos audiovisuales o remezclan otros existentes, crean canales para organizarlos, “taguean” videos: de alguna manera al hacer esto trabajan para Google, la empresa dueña de youtube, que monetiza estos recursos. “Obviamente no firman un contrato de trabajo con ellos, más bien aceptan las condiciones de uso para transformarse en ‘partners’ o sea socios”, explica la investigadora. En esa sociedad uno pone el trabajo y el otro la plataforma, es decir, una parte fundamental de los medios de producción; las ganancias, si las hay, se repartirán entre ambos “socios”. El dinero que se gana depende sobre todo de la cantidad de visualizaciones que tienen sus videos y, por lo tanto, las publicidades que se insertan en ellos. El monto final se ajusta por el tipo de publicidad que se exhibe, si se ve completa, si genera clicks y una serie de variables decididas por algoritmos complejos y secretos. “Es muy poca la gente que se profesionaliza y hace de la producción de contenidos una actividad cotidiana y regular, y son todavía menos los que logran cierta estabilidad en sus ingresos. Una parte del trabajo no tan visible es tener una participación muy activa en las redes sociales que realmente traccionan las visualizaciones”, detalla la investigadora.

Si se lo piensa en términos tradicionales, el modelo en sí no es tan distinto al de la TV tradicional ya que se utilizan contenidos para ubicar publicidad. Lo que varía fuertemente es la escala: se ha producido una multiplicación exponencial de productores de los cuáles un puñado concentra la ganancia. Pero, sobre todo, lo que ha variado es que la plataforma que monetiza la mayor parte de la producción en este modelo de negocios es Google. En concreto se “democratiza” hasta cierto punto la posibilidad de emitir mensajes (con restricciones), pero se concentra brutalmente la renta que esos mensajes producen. Es cierto que hay otras plataformas, como Vimeo, pero son mucho más pequeñas y deben conformarse con tomar algún nicho particular.

“Google también monetiza la información que se obtiene por los canales que se crean. Ahí se pueden detectar nichos de interés y consumo: skaters, jugadores de un juego, consumidores de determinados productos”, explica Dolcemáscolo. De esta manera youtube produce una suerte de encuesta permanente que le toma el pulso a millones de usuarios quienes, en definitiva, hacen un doble trabajo para youtube. Si se piensa que cerca del 90 pro ciento de los usuarios de internet participa de alguna manera en YouTube, vemos que la palabra “encuesta” cambia prácticamente de sentido por que ya no trabaja sobre una muestra si no que cuenta en tiempo real con información de todos y cada uno de los usuarios. Gracias a esta información, ciertas tendencias se pueden comenzar a percibir apenas hay señales de su surgimiento. Así pensada, la empresa es más una agencia de publicidad que un medio de comunicación, ya que toma contenidos producidos por otros, les coloca avisos, realiza estudios de mercado y mantiene el vínculo con los avisadores a los que cobra una comisión.

“Volviendo a la pregunta del comienzo acerca de si son trabajadores, parecería que son cuentapropistas que asumen los riesgos de su actividad y, llegado el caso, comparten las ganancias”, explica Dolcemáscolo. Estos prosumidores, como se llama a esta mezcla de productores y consumidores, ponen su propio kiosquito en el espacio que les ofrece YouTube y esperan la llegada de los clientes. Si les va bien, una parte, más precisamente el 45 por ciento, va para el dueño del boliche. Si les va mal, solo ellos pierden tiempo de trabajo no remunerado.

Las consecuencias de este tipo de modelo de negocios se leen sobre todo en cómo afecta a otros medios. Corporaciones que concentran el flujo de internet y crecen en el mundo alimentándose de la torta publicitaria que muerden en cada mercado nacional, perjudicando a medios locales, desequilibran aún más la correlación de fuerzas entre los distintos medios.

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