Dom 10.04.2016
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HOMENAJE. ALDO FERRER Y LA BIOTECNOLOGíA

Lúcidos aportes

Aldo Ferrer, tal vez como Sábato y Martínez Vidal, fue un intelectual, investigador y funcionario interesado y preocupado por la expansión de la tecnología en función del desarrollo del país.

› Por Alberto Díaz *

Las notas de recuerdo y homenaje a Aldo Ferrer en Cash han sido muchas, de calidad y emotivas. Escribir algo más, pensé, era repetirse; pero dada mi especialización casi unicelular, comprobé que no se ha recordado el papel y actividad de Aldo sobre la biotecnología en Argentina y tecnología en general.

Cómo ya otros autores lo recordaron, lo conocí en su casa de la Avenida Libertador a comienzos de los ‘80 para contarle que estábamos haciendo en BioSidus en biotecnología en salud y conocer su opinión. Aclaro no soy economista, pero sí fui recomendado por uno muy reconocido, Jorge Katz. Me recibió de manera muy cálida, interesado en el tema, hablamos un buen rato, me hizo algunas muy buenas y sabias recomendaciones. Luego seguimos una larga y esporádica relación, pero lo que sigue es lo que Ferrer trabajó, hizo, en este sector.

Presidió, como es conocido, el Banco de la Provincia de Buenos Aires entre 1983 y 1987. Desde ese momento se propuso, por sus convicciones y por homenaje a su amigo recientemente fallecido Jorge Sábato, convertir al banco en la entidad financiera de la tecnología y de la empresa innovadora. En 1984 se constituyó el Área de Tecnología que llevó el nombre de Sábato y que fue el punto de partida para constituir Argentec, consorcio de bancos con el Nación y algunas provincias para financiar desarrollos tecnológicos y empresas innovadoras. Participaron en estas actividades otros “sabatianos” como Carlos Martínez Vidal, Oscar Wortman y Alberto Araoz. Promovió y trabajó en la creación y actividades de Empretec Argentina que nace en 1988 siendo la primera institución a nivel mundial donde Naciones Unidas instala su programa de formación para emprendedores.

Trabajamos con la gente del banco para formular correctamente y luego obtener, un crédito para desarrollar y producir biofármacos , en 1986: solo con gente como la que reunió Ferrer eso fue posible. Aldo no solo escribía, estudiaba, investigaba, sino que actuaba y promovía políticas activas. Así fue que reconociendo la importancia de la biotecnología estableció en el Banco Provincia un Premio Nacional a Proyectos en Biotecnología en 1987, que con la Presidencia del Dr. Luis F. Leloir entregó su primer premio en 1987. Luego no continuó.

Al dejar el Banco Provincia acepta ser el primer Presidente del Foro Argentino de Biotecnología, una fundación creada entre organismos públicos y privados para difundir y desarrollar la biotecnología en el país. Logró constituir un Foro de trabajo interdisciplinario, de realización de congresos y seminarios, de estudios, en fin, lo puso en marcha y orientó con su capacidad, seriedad y honestidad. Esto último le hizo renunciar a ese cargo a principios de los ‘90 por las nuevas orientaciones que traía el nuevo gobierno nacional y ante posibles conflictos en el Foro.

“La bioeconomía de base agraria, incluyendo el aprovechamiento de la biomasa, es uno de los pilares de la economía nacional”, escribía en uno de sus últimos libros –El empresario argentino– en 2014. Esta especialidad fue un tema que estuvo trabajando y, a continuación, menciono unos pocos párrafos de su documento todavía no publicado.

En su presentación en un seminario sobre bioeconomía hace unos dos años, expresaba: “Los avances de la biotecnología y las tecnologías genéricas (de la información y la comunicación, robótica, automatización, nanotecnología conversión de desechos), han multiplicado el desarrollo y uso de materiales biológicos para la agroindustria y los agronegocios, que constituyen el sector más dinámico de la economía mundial. Descansan en ese sector, en gran medida, las respuestas a los críticos desafíos contemporáneos, como el aumento de la demanda de alimentos y energía, la eliminación de la pobreza y la sustentabilidad de la actividad económica para resolver las amenazas al medio ambiente”. El trabajo que presentó, si bien él no se lo propuso, es la base para una política Industrial y de Ciencia y Tecnología en el sector, ya que consideraba que al sector agroalimentario y de energía, la bioeconomía incluía a todas las Bioindustrias: salud, química, ambiente.

“Las pequeñas y medianas empresas constituyen parte importante del tejido productivo del campo y la industria y fuente principal de la generación de empleo. En la actividad primaria, particularmente en las producciones regionales y las explotaciones familiares, el insuficiente acceso a las mejores prácticas de organización, el empleo de insumos tecnológicos y el financiamiento, desalienta el arraigo de la población rural en sus lugares de origen”. “Las nuevas fronteras del desarrollo del campo, vuelven a plantear un viejo dilema, aún no resuelto. ¿Es, el agro argentino, un apéndice del mercado mundial o, constituye, un sector fundamental de la economía nacional? Varias razones, respaldan la validez de la segunda respuesta”.

“El empleo intensivo de la biotecnología y las tecnologías genéricas para el despliegue del potencial de recursos, requiere la inserción, del sector agroalimentario energético, en la economía nacional integrada y abierta. Esta es la única respuesta compatible con las tendencias del orden mundial contemporáneo, la resolución del dilema histórico acerca de la pertenencia del campo argentino, la expansión del mercado interno y el aumento y diversificación de las exportaciones al mercado mundial”.

“La resolución de problemas más amplios, como el cambio climático, la eliminación de la pobreza y el tráfico de drogas y armamentos, tropieza también con la falta de gobernabilidad del sistema global. Lo mismo sucede con la subsistencia de una proporción considerable de la población mundial, que continúa atrapada en los circuitos del desarrollo y la pobreza y plantean un desafío ético y un obstáculo al desarrollo global sustentable. “

Un breve recuerdo y homenaje a esa gran persona que fue Aldo Ferrer, tal vez como Sábato y Martínez Vidal, el último intelectual, investigador, funcionario con “lleca”.

* Especialista en biotecnología.

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