EL BAúL DE MANUEL
› Por Manuel Fernández López
Presupuesto para
educación
La Argentina es precursora mundial en enseñanza de economía. Los
casos previos a su propia experiencia son tan pocos que bastan los dedos de
la mano para enumerarlos. Adam Smith comenzó a enseñar Filosofía
Moral en la Universidad de Glasgow en 1752, y con el tiempo sus clases se articularon
en cuatro partes: teología, ética, jurisprudencia y economía.
Del contenido de esta última sabemos por los apuntes que tomó
un alumno durante las clases 1763-64. Antonio Genovesi en Nápoles ocupó
en 1754 una cátedra de Mecánica y Comercio, que para él
creó Bartolomé Intieri. Sus clases quedaron escritas en las “Lecciones
de comercio, o sea Economía civil” (1765). En España, Carlos
III en 1784 estableció una cátedra en Zaragoza, a instancia de
la Sociedad Aragonesa de Amigos del País, que se confió a Normante
hasta 1801. En 1805 Thomas R. Malthus fue designado profesor de Historia, Política,
Comercio y Finanzas en el East India College. En 1808 José da Silva Lisboa
fue nombrado profesor de la primera cátedra de Economía política
del Brasil. En Cuba, en 1818, se creó una cátedra de Economía
política en el Colegio Eclesiástico y Seminario de San Carlos,
confiada a Justo Vélez. En Estados Unidos, a partir de 1817 se crearon
cátedras en institutos educacionales del Nordeste: Harvard (1817/18),
Columbia (1818), Princeton (1819), Dickinson (1822) y Pittsburg (1822). En la
Gazeta de Buenos Aires, del 7 de agosto de 1812, se publicó el siguiente
Anuncio Oficial: “ha decidido el gobierno... promover en medio de sus
graves y notorias atenciones un establecimiento literario [una universidad]
en que se enseñe el derecho público, la economía política,
la agricultura, las ciencias exactas, la geografía, la mineralogía,
el dibujo, las lenguas, etc. Con este objeto ha determinado abrir una suscripción
en todas las Provincias Unidas, para cimentar el instituto sobre el pie más
benéfico y estable, luego que lleguen los profesores de Europa, que se
han mandado venir con este intento”. El autor de la iniciativa se estima
que fue Rivadavia. La suscripción pública iba a quedar a cargo
de Antonio José Escalada en Buenos Aires, y las personas que nombrasen
los gobernadores en las provincias. Se recibió el aporte de algunos suscriptores,
especialmente extranjeros. Pero las materias proyectadas carecían de
programas, textos, aulas y, por supuesto, profesores, y lo más crítico,
recursos de parte del Estado.
Cátedra de
Economía
El fracaso del proyecto de 1812 sirvió para destacar qué aspectos
debían resolverse para materializarlo: sede para la enseñanza;
partida en el presupuesto estatal para abonar sueldos al docente y auxiliares,
acondicionar y mantener el aula, imprimir textos de estudio, etc.; un docente
idóneo; textos y otros materiales de estudio. Distintos acaecimientos,
entre 1813 y 1823, fueron definiendo, entre las muchas posibles, una solución
para cada aspecto. En 1813 la presidencia de la Asamblea General Constituyente
correspondió a Salta, representada por el porteño Pedro José
Agrelo, y la vicepresidencia a Buenos Aires, representada por Vicente López
y Planes. En dicho lapso la Asamblea aprobó el diseño de Agrelo
de la primera moneda patria (13 de abril) y adoptó como Himno Nacional
a la Marcha Patriótica escrita por López y Planes (11 de mayo).
El 29 de agosto de 1814 Rivadavia y Belgrano fueron enviados por dicha Asamblea
en misión diplomática a Europa. El 7 de mayo de 1815 desembarcaron
en Falmouth y pasaron a Londres. En cuatro meses juntos no faltó oportunidad
de reverdecer el proyecto de crear una universidad y la enseñanza de
economía, ni tampoco la de conocer a Jeremy Bentham, en su casa en Queen’s
Square, Westminster. El padre del utilitarismo inglés no sólo
abrió las puertas de su casa sino el trato con el grupo, llamado “filósofos
radicales”, que integraban James Mill, David Ricardo y Thomas Malthus.
Muy poco antes, el 10 de marzo de 1815, al aprobar el Parlamentoinglés
una nueva “ley de cereales”, se había acallado el debate
público sobre libertad de importación de cereales, a la que habían
contribuido Malthus y Ricardo con sendos folletos. La posición de Ricardo,
derrotada en el Parlamento, le hizo redoblar esfuerzos, a instancia de Mill,
y convertir su folleto en uno de los libros más importantes del pensamiento
económico, Principios de economía política y tributación
(1817). El propio James Mill, para divulgarlo, publicó en 1821 un texto
ricardiano, Elementos de economía política. Esa visita a Londres
le aportó a Rivadavia varias respuestas: de Ricardo, contenido de la
materia; de Mill, un texto; de
Malthus, el prototipo de docente generalista. Al regresar, en 1821 Rivadavia
designó a López y Planes para dirigir el Registro Estadístico,
con miras a ser luego el docente de economía, cargo que sería
aceptado por Agrelo, puesto en funciones el 28/11/1823.
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