LA SITUACION ECONOMICA EN LA PRINCIPAL POTENCIA
Alan en el purgatorio
Estados Unidos no está ni en el infierno ni en el paraíso, está en un purgatorio y por eso los inversores siguen vacilando.
Por Claudio Uriarte
Alan Greenspan, ese buen soldado republicano que dirige la Reserva Federal norteamericana, no se cansa de proclamar una buena noticia en que los inversores no creen: que la economía norteamericana ha salido de la recesión y que se encamina a nuevos éxitos. Cifras no le faltan. La novedad de la semana pasada fue el inesperado anuncio por el Departamento de Trabajo de que el desempleo había bajado del 6,0 al 5,8 por ciento en mayo, aunque la economía creó sólo 41.000 nuevos empleos en ese período. Quizá más significativamente, la economía repuntó en el primer trimestre, el consumo se mantiene estable, aumentaron la productividad y las ganancias y no hay signos de inflación en el horizonte, razón por la cual los analistas creen ahora que la FED postergará para setiembre o más allá la suba de una tasa intercambiaria que en 2000 fue reduciendo en una serie de pasos sucesivos a su nivel más bajo en 40 años, o 1,75 por ciento.
Vistos más de cerca, sin embargo, estos datos generales dan un margen mayor para la duda. En primer lugar, el Producto Bruto Interno, que creció un 5,6 por ciento en el primer trimestre, lo hizo en gran parte gracias a la reposición de inventarios de las compañías, que contó con un 3,5 por ciento de ese aumento. Los analistas creen que el movimiento de inventarios puede agregar un 1,5 por ciento al crecimiento del segundo trimestre, que estos ajustes son incapaces de lograr un crecimiento sostenido. El consumo creció sólo un 0,5 por ciento en abril –lo que no puede considerarse un éxito apabullante–, aunque hubo repuntes más importantes en las ventas de automóviles y viviendas, sin duda estimulados por el bajísimo (o inexistentes, en el caso de las promociones de cero interés para los autos) costo del crédito. Otro elemento que reactivó el consumo fueron las masivas reducciones de impuestos de la administración Bush, que ya se han cobrado su precio en el regreso de la economía al rojo. Y aun otro factor fue el aumento de los gastos del gobierno, que habría sido entre un 10 y un 15 por ciento más alto que el primer trimestre del año pasado. Todo esto puede ayudar a entender por qué, pese a la recesión, el nivel de los salarios se mantuvo estable y por qué muchos economistas piensan que puede estarse frente a una reprise de la “recuperación sin empleo” de los primeros años ‘90.
Debajo de esta recuperación, los inversores, particularmente los extranjeros, sospechan que no hay mucha sustancia. Los precios de las acciones se mantienen bajos y el dólar ha caído a un nivel record de 14 meses contra el euro. Este último ha empezado a ser el escenario más temido por los inversores extranjeros, que son dueños de 1,7 billones de dólares en acciones estadounidenses y 3,2 billones en bonos del gobierno y las empresas. Mayores deslizamientos de la principal moneda podrían generar ventas frenéticas que luego se retroalimentaría. La Bolsa se desplomaría; la confianza de los consumidores desaparecería y la recesión local se extendería al resto del mundo a través de una baja de las importaciones norteamericanas. Escándalos como el de Enron, o atentados como los del 11 de setiembre, son algunos de los gatillos que ayudarían a precipitar esta economía en caída libre.