FINANZAS › LAS FUERTES SUBAS O INTENSAS BAJAS NO IMPACTAN EN LA ECONOMIA
Una Bolsa "unplugged"
Las acciones y títulos públicos terminaron la semana en un clima animado luego del fuerte derrape. Lo relevante de ese movimiento es que no tuvo efecto sobre la marcha ni las expectativas económicas.
Por Alfredo Zaiat
La fuerte caída de las acciones y títulos públicos en pocas ruedas, que arrastró con las importantes ganancias acumuladas en el año, dejaron un par de señales alentadoras. La principal consiste en que el derrape como las intensas subas de activos bursátiles han tenido un efecto marginal en los determinantes de las expectativas económicas. Aunque pueda parecer que ese escaso impacto es una cuestión sin relevancia, se recomienda hacer un poco de memoria y recordar los ’90. En esos años dorados de la fantasía menemista, el termómetro de la economía se encontraba en lo que pasaba en el edificio de 25 de Mayo y Sarmiento. Y con más esfuerzo se puede convocar a los años de especulación frenética en el recinto durante el período de Martínez de Hoz y los ecos que venían de la Bolsa que impactaban en la economía de los ‘80 durante la administración de Raúl Alfonsín.
La otra señal positiva que se extrae del vaivén de las cotizaciones de los últimos días está vinculada a la mencionada en primer lugar: los golpes por las caídas y los festejos por las utilidades que regala el paño bursátil han quedado reservados a los corredores e inversores sofisticados. Puede ser porque, finalmente, el denominado chiquitaje ya se curó de espanto y aprendió que ése no es un terreno apto para transitar. O porque los pequeños y medianos inversores, luego de padecer el corralito y la devaluación, ganaron experiencia financiera y saben que es mejor no jugar con el poco o mucho capital que poseen.
De todos modos, no deja de sorprender la poca relevancia que ha pasado a tener la actividad bursátil local sobre la marcha de la economía. En los países desarrollados, e incluso en los que en algún momento se denominaron emergentes, el mercado de capitales es una referencia importante. Y su comportamiento es monitoreado de cerca por las autoridades –en especial, por las bancas centrales– ante eventuales impactos sobre la economía. El “efecto riqueza”, tanto positivo como negativo según el signo de la evolución de las cotizaciones de los activos, es una cuestión de suma importancia en la evolución de la economía. Hasta el todopoderoso Alan Greenspan, titular de la Fed (banca central estadounidense), en su momento advirtió sobre el peligro de la “exuberancia irracional”.
Por ese motivo son tan preponderantes los comentarios-advertencias de Greenspan que adelantan cuál puede ser la estrategia de la Reserva Federal con la tasa de interés de corto plazo. Pasado mañana se definirá un nuevo ajuste de un cuarto de punto, coincide la mayoría de los analistas. Pero los especialistas señalan que la clave pasará por estudiar el comunicado de la Fed justificando esa suba. La palabra que definirá si los grandes inversores se asustan es “mesurada”. En caso de que ese vocablo sea incluido en el informe, reflejará que Greenspan piensa que la inflación –obviamente, la de Estados Unidos– es un tema que les preocupa, pero que puede ser controlada con subas pausadas de la tasa. En cambio, si se omite esa calificación implicará que la Reserva Federal tiene la vocación de acelerar la política de alza de la tasa.
Ante la posibilidad de ese último escenario, las plazas de la periferia –entre ellas, la argentina– sufrirían una intensa sacudida. Sólo hay que rezar para que se mantenga la actual –y sana– desconexión de la economía real del mundo bursátil.