La inflación, la devaluación, el tarifazo y la caída de la recaudación con aumento del desequilibrio fiscal fueron algunos de los puntos que economistas críticos de Cambiemos mencionaron en los últimos meses para marcar la falta de pericia del Gobierno para manejar la economía. Existe otro elemento que, si bien no fue tan mencionado, impacta de lleno en la estructura económica del país, al generar problemas para el mediano y largo plazo. Se trata de la fuga de capitales, la cual en los primeros seis meses de gestión registró un incremento sustancial producto de la desregulación de controles cambiarios. Un documento del Banco Central de esta semana al que accedió el suplemento Cash ofrece datos claves para observar por dónde se fueron los dólares.

La formación de activos externos, en donde se computa la salida de moneda extranjera por motivo de ahorro, fue uno de los principales canales de salida de divisas. Entre enero y junio se compraron 12 mil millones dólares por el rubro asociado al atesoramiento en el Mercado Único y Libre de Cambios, cuando la cifra había sido de 5,3 mil millones de dólares en el primer semestre del 2015, por lo que el incremento de la fuga equivale al 126 por ciento. El trabajo del Central detalla que el 66 por ciento de estas compras fueron realizadas por particulares, mientras que el resto figura en los registros como adquisiciones de empresas de diferentes sectores de la actividad económica (rama automotriz, química, petróleo, alimentos, cereales y oleaginosas, entre otros).

Los montos de divisas adquiridos a través del canal de formación de activos externos adquieren relevancia si se tiene en cuenta que en seis meses se compró una cifra que representa cerca de la tercera parte de las reservas internacionales del Central. Para sostener el stock de divisas de la autoridad monetaria, que en la primera parte del año se ubicó en torno de los 30.000 millones de dólares, hizo falta recurrir al endeudamiento externo, con nuevos créditos negociados por el sector público nacional y las gobernaciones provinciales. Endeudarse para cubrir la salida de capitales es un esquema económico nocivo para el país, el cual ya se aplicó en los noventa y terminó con el estallido social más importante de la historia local, cuando se alcanzaron picos del 50 por ciento de pobreza y el desempleo ascendió a casi el 25 por ciento.

El atesoramiento, tras la quita de la administración cambiaria, no fue el único sector con aceleración de la fuga de divisas. El turismo amplió en forma notable su déficit entre enero y junio. La compra de moneda extranjera para viajes y turismo de argentinos al exterior ascendió en la primera mitad del año a 4118 millones de dólares, contra los 3604 millones de igual lapso de 2015. Los turistas que llegaron del resto del mundo, pese a la unificación del mercado cambiario, no vendieron todos sus dólares en casas de cambio oficiales. Las ventas de divisas de estos extranjeros sumaron 721 millones de dólares, cifra similar a la de años anteriores, cuando existían controles y la brecha de cotización entre el tipo de cambio legal y paralelo era elevada. El giro de utilidades de las empresas multinacionales que operan en el país también registró un alza relevante en la salida de divisas de la economía. Estas compañías mandaron a casas matrices unos 1466 millones de dólares, cuando los giros habían sido 113 millones en la primera mitad de 2015. Cambiemos liberó los flujos de capitales para incentivar la llegada de nuevas inversiones extranjeras, pero las multinacionales aprovecharon a retirar ganancias del mercado local sin incrementar sus inversiones.