DESECONOMíAS
Apertura y raza
› Por Julio Nudler
Un ser humano es igual que un lavavajillas o un esmalte de uñas. Todo país puede darse una política de autoabastecimiento de personas, colocando barreras migratorias (aduaneras) al ingreso de individuos. Pero, para eso, sería prudente que antes se cerciore de estar en condiciones de satisfacer con suficiente oferta la demanda interna de gente. Si no, el precio de los sujetos tendería a subir, descolocándolo competitivamente. Hay que considerar que la dotación de humanos es rígida en el corto plazo, ya que la biología marca plazos irreductibles para la reproducción. Por ende, al no ajustar por cantidades, el mercado ajustará por precios, es decir, salarios y otras retribuciones. Se requiere, por tanto, de una estrategia de largo plazo, que prevea la evolución de la demanda y el acople dinámico de la oferta con ella.
En lugar del proteccionismo humano cabe adoptar como opción una política de apertura, general o selectiva, para que la producción importada compita con la local. En el caso específico de esta mercancía (¿insumo, bien de capital?), puede recurrirse a la inmigración desde países con excedentes de población, aunque, como con cualquier otro producto, pueden establecerse regímenes diferenciales para admitir el ingreso sólo de ciertas calidades (por ejemplo, biotecnólogos pero no analfabetos, o al revés), o discriminar entre diversas presentaciones (pigmentación, fe, ideas políticas, enfermedades, edad).
La importación de inmigrantes puede resultar imprescindible para cuadrar las proyecciones de sectores como el previsional, cuyo equilibrio depende de cierta relación de largo plazo entre estamentos poblacionales (tantos jóvenes por cada viejo, tantos aptos por cada inválido, etc.), o el educativo, donde la economicidad de las unidades de producción (parvularios, escuelas, colegios) exige un mínimo de alumnado. De todas formas, un país siempre puede estar dispuesto a afrontar los costos económicos del proteccionismo étnico o racial si los juzga inferiores a los de la indeseada convivencia con seres diferentes.