Dom 01.07.2012
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ENFOQUE

Proteccionismo

› Por Claudio Scaletta

Si se quiere conocer la estructura económica de un país, pocos indicadores son más expresivos que las cuentas externas y, entre ellas, el intercambio comercial. En los primeros cinco meses del año los Productos Primarios y Manufacturas de Origen Agropecuario representaron el 59 por ciento del total de las exportaciones. A este porcentaje deben sumarse los recursos naturales que salen como Manufacturas de Origen Industrial (MOI), como el cobre y el oro, o bien dentro del rubro Combustibles y Energía. En contrapartida, las importaciones, salvo las de este último rubro que fueron del 14 por ciento del total, son prácticamente todas MOI.

Con prescindencia del desarrollo en algunas ramas industriales, la economía local se inserta en la división internacional del trabajo como proveedora de commodities e importadora de productos industriales. Ninguna novedad.

Con esta inserción internacional, el rasgo distintivo por excelencia del crecimiento reiniciado en 2003 fue que se basó en recursos propios; aun en un marco general de desendeudamiento, giro de utilidades y salida de capitales. Para financiar el desarrollo fueron esenciales no sólo el ahorro privado y la inversión pública, sino también los dólares del superávit comercial. Si en el futuro estos dólares desapareciesen, para continuar el proceso sería necesario recurrir al endeudamiento o a la inversión extranjera, procesos azarosos de los que se conocen sus resultados por la experiencia histórica, tanto en materia de evolución de la estructura productiva como de condicionamientos de los mercados financieros.

Si se hace foco en el generador de los dólares propios, en los primeros cinco meses del año se registró un crecimiento interanual del superávit comercial del 32 por ciento. No obstante, el salto aparece sobredeterminado porque se compara con la reducida base de 2011. Lo que sigue siendo clave es la tendencia, cuyos componentes son dos:

- Internamente una de las características estructurales de la economía local, como se dijo muchas veces, es la tendencia a la disminución del excedente externo en concordancia con el crecimiento, lo que se debe a que entre las MOI importadas son preponderantes los bienes de capital y los intermedios. La variable coyuntural es el tipo de cambio.

- Externamente los factores determinantes del presente son dos: los términos del intercambio y la crisis internacional.

Al respecto se destaca:

1. En mayo las exportaciones cayeron 8 por ciento en volumen, pero en los primeros cinco meses mostraron un alza de apenas el uno por ciento. Aunque no pueden medirse los efectos de la crisis internacional solamente por la caída de las cantidades exportadas, sí pueden ser tomadas como indicador indirecto.

2. Los precios de las exportaciones en los últimos cinco meses se mantuvieron estables, pero los de las importaciones crecieron el 5 por ciento. Esto significa un deterioro de los términos del intercambio.

3. Dejando de lado las complejidades que hoy supone comparar inflación contra evolución del dólar, y mirando solamente el indicador benigno del Tipo de Cambio Real Multilateral que elabora el Banco Central, se observa una apreciación del 2,8 por ciento en mayo, del 0,8 en abril y del 1,8 en marzo. En contraste, enero y febrero mostraron devaluaciones del 1,0 y del 2,8 por ciento, respectivamente.

Los datos expuestos muestran una evolución negativa de las principales variables. La crisis impacta en el comercio exterior, existe deterioro de los términos del intercambio y se suma la apreciación cambiaria.

En este escenario las alternativas de política económica son dos:

a. Evitando la caída del valor agregado local, no sólo para importar menos, sino para continuar equilibrando la estructura productiva y generar empleo para 40 millones de habitantes.

b. Evitar que la crisis internacional interfiera en la búsqueda de dicho equilibrio.

Mantener este camino supone cuidar el superávit comercial por dos frentes, la administración del comercio y del mercado cambiario.

Administrar el comercio es una tarea compleja, en particular porque refuerza el impacto negativo sobre algunas economías regionales exportadores que ya venían con problemas de costos. Algunas muestras difundidas esta semana fueron el cierre de una conocida procesadora de aceitunas en Cuyo, de un frigorífico de carnes y el virtual cierre de las exportaciones de frutas frescas a Brasil.

El común denominador parece ser Brasil, socio mayor del Mercosur, que el Intercambio Comercial también tiene algo para decir. El 24 por ciento de las exportaciones argentinas van al Mercosur, que a su vez representa el 29 por ciento de las importaciones. Si se compara mayo de 2012 con igual mes del año anterior, las ventas al bloque disminuyeron el 5 por ciento, mientras que las compras se derrumbaron el 27 por ciento. El saldo comercial de mayo resultó positivo en 120 millones de dólares. Si lo general está por encima de lo particular, éste es el beneficio del padecimiento transitorio de algunas regiones

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