Los padres de Tomás habían intentado todos los sistemas para ayudar a su hijo en matemáticas, pero nada había funcionado hasta que deciden inscribirlo en una escuela católica. Desde el primer día, observaron un cambio radical en Tomás, quien no paraba de estudiar. Luego de un mes, el chico obtiene un diez en matemáticas. Los padres no lo podían creer. “Esto es genial, estamos muy orgullosos, ¿fueron las monjas quienes te motivaron?”. Tomás niega con la cabeza. “Entonces, ¿fueron los libros?”, preguntan los padres, pero Tomás vuelve a negar y agrega: “Bueno, en realidad cuando vi a ese hombre en el hall de la escuela clavado a un signo + supe que ustedes no estaban bromeando”.