Dom 15.09.2013
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DEBATE › DEFENSORíA DEL PúBLICO

El Estado y los medios

› Por Héctor Suárez * y Carlos Andújar **

Mucho se ha escrito sobre las transformaciones estructurales realizadas en estos últimos años en referencia al rol del Estado. Un Estado que disputa espacios de poder material y simbólico a las corporaciones en la arena cotidiana de la política y la economía. Ya sea porque nacionaliza los fondos previsionales y toma el control de la ahora petrolera estatal YPF o porque nacionaliza la línea aérea de bandera y controla el mercado de cambios, entre tantas otras transformaciones, el Estado ha dejado en el pasado la utopía neoliberal de un mercado eficiente y todopoderoso. Vale la pena aclarar, para evitar confusiones, que el Estado neoliberal no es un Estado ausente, sino que su presencia manifiesta o solapada es un “estar siendo” siempre a favor de las corporaciones que desde la patria contratista de los setenta a la patria privatizadora y extranjerizante de los noventa –y por supuesto en la actualidad– piensan que la Patria no es el otro sino sólo ellos. Lo que sigue no es un gran relato, fruto de una presencia grandilocuente del Estado, como la Asignación Universal por Hijo o el recordado “No al ALCA”, sino, por el contrario, sólo una pequeña historia y, de allí, su trascendencia.

Una semana antes de las PASO, al encender la televisión para ver Telesur, por canal 31 de Telecentro, me encuentro con la señal MTV. Ante mi profundo desagrado decido llamar a Telecentro para obtener algún tipo de explicación y me responden que la gerencia había decidido (unilateralmente) quitar la señal pero que no me preocupara que si quería recibirla debía solicitar el “pack digital” en el cual se encontraba dicha señal. Incluso el señor que me atendió, muy displicentemente, me indica que no entendía el motivo de mi reclamo, ya que por “unos pesos más” podía seguir viendo Telesur y que la señal analógica poco a poco iría desapareciendo.

Ante la respuesta decidí llamar a la Defensoría del Público, ente creado a partir de la promulgación de la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, al 0800-999-3333. Al hacerlo me encuentro con algo poco usual en los números telefónicos destinados a la atención de usuarios, y es que me atiende una persona y no una grabación. Le comento cuál es mi reclamo y que deseo hacer una denuncia al respecto. La señorita, de modo sumamente amable, en las antípodas del empleado de Telecentro, me indica que mi reclamo es aproximadamente el número 170 y que tomarían nota del mismo para encarar algún tipo de acción.

Luego de colgar y con la sensación de que, ya sea de modo amable o displicente, mi reclamo no llegaría a ninguna parte comienzo a resignarme a no poder ver Telesur por el momento. Cuatro días después, fin de semana mediante, enciendo el televisor y –para mi sorpresa– habían restablecido la señal. (Puede consultarse la resolución de la Defensoría en http://www.defensa delpublico.gob.ar/es/secciones/comunicacion). Ese Estado que para los medios dominantes es un paquidermo corrupto que sólo ocasiona gastos en desmedro de “la gente” y los jubilados (como si ellos no fueran “gente”) fue el que me hizo sentir plenamente defendido y protegido. Un Estado que reacciona y hace cumplir la ley con tan sólo 170 reclamos, es decir, 170 personas disconformes. Que utiliza los medios necesarios para defender a los ciudadanos y no un Estado utilizado por los medios que hacen obscenos negociados. Que reconoce y defiende el derecho a la pluralidad de voces y el derecho a la información.

La Corte Suprema tiene en sus manos la posibilidad de que esa gran presencia del Estado, que es la ley de medios audiovisuales, se haga realidad y permita que las pequeñas historias sigan haciéndonos sentir ciudadanos con derechos

* Docente ISFD Nº41

** Docente UNLZ FCS

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