Domingo, 19 de junio de 2011 | Hoy
MUNDO FINANCIERO › ENTIDADES FINANCIERAS DE EE.UU.
Por Carlos Weitz
“Parece que el azúcar, siempre negra fue, y de un susto se puso blanca, tal como la ven, yo no sé por qué.”
“Canción de tomar el té”, de María Elena Walsh
Hasta la aprobación de la reciente ley de reforma financiera en los Estados Unidos, una de las típicas estrategias comerciales que llevaban adelante las principales instituciones financieras para remarcar su solidez frente a sus clientes consistía en enfatizar su gran tamaño. Durante las últimas semanas algunas de las compañías financieras más renombradas han comenzado a desandar este camino, efectuando presentaciones ante los reguladores en Washington para demostrar su escasa relevancia.
Esta repentina muestra de humildad tiene una explicación sencilla. La nueva normativa aprobada por el Congreso norteamericano establece que aquellas instituciones financieras que sean definidas por los reguladores como “sistémicamente relevantes” deberán soportar una supervisión mucho más severa que aquellas catalogadas como menos importantes. Se espera que en los próximos meses los reguladores definan con más precisión cuales van a ser los criterios que se van a utilizar para aclarar las zonas grises de la normativa, clasificando a estos dos grupos de entidades (relevantes y no relevantes) en base al tamaño, grado de conexión con otras entidades o niveles de riesgo asumido por las mismas.
Dada su dimensión gigantesca, aquellos bancos que cuentan con activos superiores a los 50 mil millones de dólares tales como el Bank of America, Goldman Sachs, Citigroup, Wells Fargo, entre otros, no tienen escapatoria cayendo automáticamente dentro de la categoría de relevantes. En la zona gris quedan grandes compañías de seguros como Mass Mutual Financial Group y Zurich Financial Services; fondos especulativos (“hedge funds”) como Citadel y Paulson; compañías de inversión gigantescas como BlackRock, Fidelity Investments y Pimco que han inundado de presentaciones al Departamento del Tesoro, a la Reserva Federal y a otras agencias regulatorias tratando de demostrar su irrelevancia.
Si el Consejo que agrupa a los reguladores financieros estadounidenses encargado de definir estas cuestiones decidiera incluir a estas compañías en la categoría de “sistémicamente importantes” inmediatamente las mismas deberían soportar requisitos de capital y liquidez superiores a los del resto de las instituciones. Según cuenta el periódico estadounidense The New York Times, el subsecretario del Tesoro norteamericano Jeffrey A. Goldstein suele empezar las reuniones con ejecutivos preguntándole a sus humildes invitados si ellos consideran que la empresa a la que pertenecen es relevante. Hasta el momento no ha recibido una sola respuesta positiva. La norma ha generado un sálvese quien pueda. El artículo del diario neoyorquino cuenta que los fondos especulativos juran y perjuran que sus actividades no constituyen ninguna amenaza para el sistema financiero ya que sólo administran activos por 1,7 billón de dólares, tratando que los reguladores desvíen su atención hacia los fondos comunes de inversión que manejan un monto muy superior cercano a los 21,4 billones de dólares durante el 2010.
Algunos grupos financieros escépticos respecto de la posibilidad de convencer a los reguladores respecto de su insignificancia, han decidido tomar el toro por las astas instrumentando medidas concretas en este sentido. A modo de ejemplo dos megaempresas de seguros se han desprendido de bancos bajo su control con el único objetivo de achicar su tamaño.
Desde el punto de vista del nuevo marco regulatorio norteamericano la mayor supervisión sobre las empresas sistémicamente importantes constituye un elemento clave si lo que se busca es evitar que se repitan hechos como la caída de Lehman Brothers que profundizó y aceleró la crisis financiera desatada en 2008
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