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En el marco de la campaña electoral, el actual ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, había anticipado parte de la política cambiaria hoy en marcha. “Con nuestra propuesta, que será coherente con un programa económico, lo que va a suceder es que subirá el dólar oficial, que prácticamente no afecta a nadie, y van a bajar los otros que afectan a la gran mayoría de la población”, había indicado el ahora funcionario.

Esas declaraciones generaron una polémica entre los economistas sobre el posible efecto de una suba brusca del dólar oficial a valores cercanos al paralelo. El debate se concentró especialmente sobre su impacto inflacionario. Para el equipo de Cambiemos, los formadores de precios ya habían descontado la devaluación, tomando como referencia el valor del dólar paralelo. De esa manera, la suba del dólar oficial no tenía que generar subas de precios de relevancia.

Desde la vereda de enfrente, un variopinto grupo de economistas de diversas tendencias ideológicas opinaba diferente. Aun en un mercado con restricciones cambiarias y diversas cotizaciones del dólar, el oficial seguía siendo la referencia de formación de precios para la mayor parte de los productos. La razón era sencilla, el dólar oficial era el que regía para la inmensa mayoría de las operaciones de comercio exterior y el que, por lo tanto, impactaba sobre la estructura de costos de las empresas, tanto por el costo de los insumos importados como por el de los exportables (especialmente, las materias primas en las industrias agroalimentarias).

Tras un mes y medio de gobierno de Cambiemos, donde el dólar oficial pasó de 9,75 a 14,41 pesos, existe información suficiente para saldar el debate en torno a su impacto inflacionario. Comenzando por las estadísticas de precios provinciales para el mes de diciembre del año pasado, de acuerdo al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la inflación mensual fue de 3,9 por ciento, casi el doble de la registrada en los meses anteriores (noviembre, 2,0 por ciento y octubre, 1,7). Para el gobierno de San Luis, la inflación de diciembre fue aún superior, de 6,5 puntos porcentuales, muy por encima de la registrada en los meses anteriores (noviembre 2,9 por ciento y octubre 1,4). Esa vertiginosa aceleración de la inflación no puede atribuirse a cuestiones estacionales ya que en diciembre de 2014, tanto CABA como San Luis habían detectado aumentos mensuales de precios del 1,5 por ciento.

El fuerte impacto inflacionario de la suba del dólar oficial también se verifica en los precios de los supermercados para el mes de enero. De acuerdo a un relevamiento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz sobre un universo de más 20 mil productos de grandes supermercados de Capital Federal y provincia de Buenos Aires, el aumento promedio del mes de enero fue de 3,99 por ciento. Una cifra que si bien marca cierta desaceleración respecto a la inflación en bienes de diciembre del Gobierno de la Ciudad (5 por ciento), muestra el mantenimiento de un valor muy superior al de los meses previos a la devaluación (octubre 2015, 1,5 por ciento y noviembre 2015, 2,3).

De esa manera, la información disponible muestra el análisis errado del equipo económico de Cambiemos respecto al impacto del dólar oficial en los mecanismos de formación de precios. El costo de ese error de diagnóstico ha sido un incremento sustancial en las tasas de inflación en los meses de diciembre y enero cuya proyección a futuro dependerá del impacto de nuevos shocks de costos (tarifas) y de cómo los procesen diversos mecanismos propagadores (paritaria, tasas de financiamiento, alquileres, etc.).

@AndresAsiain