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Domingo, 5 de junio de 2016

MITOS ECONóMICOS › CRECIMIENTO ECONóMICO CON AUMENTO DEL CONSUMO

“Burbuja populista”

 Por Andrés Asiain

Hace unas semanas, el ex presidente del Banco Central en tiempos de la hiperinflación de comienzo de los noventa, reapareció con duras críticas a las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner. “Venimos de 12 años en donde se ha invertido mal. Se alentó el sobreconsumo, se atrasaron las tarifas y el tipo de cambio. Donde le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso era una ilusión, no era normal”, afirmó Javier González Fraga. Por eso señaló que en lugar de una “burbuja de crecimiento que alimente proyectos populistas”, ahora es tiempo de crecer en base a la “productividad” y las “exportaciones”.

Las declaraciones del ex funcionario menemista exponen crudamente la visión de parte del establishment, para el cual el crecimiento de la economía basado en la ampliación del consumo interno por una más igualitaria distribución de los ingresos, no es “normal” sino tan sólo una “ilusión”. La dura realidad de la economía argentina debe ser sostener la desigual distribución de los ingresos, que sólo crecerán al ritmo de la productividad y el impulso que genere la demanda internacional de nuestros productos exportables. Desde ese punto de vista, la reducción del ingreso de la población y caída de la actividad económica interna provocado por la suba brusca suba de tarifas y del dólar no es más que un obligado baño de realidad.

Esa declaración del economista ortodoxo, no debe llevarnos a negar que el crecimiento de la economía basado en la ampliación del mercado interno choca contra límites estructurales. La fuga del excedente al dólar junto a las crecientes importaciones de energía, insumos y maquinarias, tienden a desequilibrar las cuentas externas cuando se amplía el mercado interno. La consecuente escasez de dólares limita la actividad económica, problema que algunos patean hacia adelante (sin resolverlo) mediante la toma de créditos externo y la atracción de capitales especulativos. El aparente atajo de este populismo financiero termina en una crisis de sobre-endeudamiento.

González Fraga expresa la solución conservadora a esa restricción. Si la ampliación del mercado interno choca contra el límite externo, entonces hay que limitar el consumo de la población vía reducción de sus ingresos, hasta el límite permitido por la estructura económica e inserción internacional. Se trata de una receta para administrar el subdesarrollo pero que niega la posibilidad del desarrollo, esto es, que la mayor parte de la población pueda tener un buen pasar.

Salir de la encerrona del populismo financiero y ajuste conservador requiere construir una agenda para el desarrollo. La misma comprende replantear las pautas de consumo y prioridades sociales. Por ejemplo, si en lugar de “celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”, el empleado medio gasta su sueldo medio en comprar en cuotas su propia vivienda, la necesidad de dólares puede ser menor y el piso social adquirido mucho mayor. No es lo mismo padecer el “sinceramiento” liberal alquilando que en tu propia casa.

También es necesario revertir la dolarización del excedente mediante la creación de instrumentos de ahorro en moneda local que le ganen a la inflación. Así como la planificación de inversiones en sectores estratégicos que permitan ampliar la exportación y sustituir importaciones. Una agenda olvidada en estos tiempos de ajustes brutales y promesas de lluvias de dólares.

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