“No creo que el fallo del juez Griesa perjudique al Gobierno. En todas las reestructuraciones hay acreedores que se quedan afuera de la negociación, pero en este caso no van a ser muchos. Los embargos serán marginales, salvo que se lleguen a embargar pagos a los organismos multilaterales o de la deuda que está al día, pero el Gobierno va a tomar las precauciones necesarias para evitar esa situación. Quienes apuesten por la vía judicial corren el riesgo de obtener una sentencia a favor y no cobrar nunca. Por lo tanto, el problema sigue siendo tratar de lograr un acuerdo con el conjunto de los acreedores. Argentina tiene pocas posibilidades para mejorar la oferta. Una solución es que Estados Unidos apoye un salvataje para evitar una crisis mayor. La opción podría ser no pagarle al FMI y utilizar ese dinero para comprar bonos de Estados Unidos que sirvieran de mecanismo colateral para la emisión de nueva deuda garantizada, con una tasa parecida a la de los bonos norteamericanos y una prima de riesgo baja.”