Domingo, 27 de noviembre de 2005 | Hoy
MOISES RESNICK BRENNER
presidente de la Comisión de Economía del Centro Argentino de Ingenieros
La única opción para que los precios de los alquileres bajen no es con regulaciones o fijaciones, sino aumentando la oferta a través de la construcción de viviendas y poniendo en servicio las disponibles. Para ello el Poder Ejecutivo dispone de la facultad que le otorgó el artículo 29 de la Ley 23.091 de Locaciones Urbanas, actualmente en vigencia, para reabrir el registro de viviendas que reúnan las características de viviendas económicas, invitando a sus propietarios a incorporar sus unidades al mismo, a cambio de recibir el beneficio impositivo una vez cumplidos los requisitos que dispone la ley, entre los cuales se encuentra el hecho de concretar el alquiler de la vivienda. Además, con ese incentivo se volcarían numerosos inversores privados a la construcción de nuevas unidades, sin que el Estado tenga que financiar esos emprendimientos, permitiendo también absorber mano de obra y dinamizar la economía.
PABLO PERELMAN
director del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano
Va a ser complicado solucionar las dificultades que genera el aumento de los alquileres mientras el precio de las propiedades se encuentre tan desfasado con relación a los ingresos de la población. En los ’90 el crédito hipotecario se convirtió en una opción para muchos inquilinos porque la cuota era similar al alquiler, pero en la actualidad es difícil calificar para los préstamos. Esta situación perjudica fundamentalmente a la clase media. Desde el punto de vista macro, está pendiente una mayor redistribución del ingreso. A nivel sectorial, se podría incrementar la oferta aplicándoles un castigo a aquellos propietarios que prefieren tener su departamento desocupado antes que alquilarlo. Por ejemplo, se les podría aplicar un impuesto del mismo modo que se les cobra un impuesto más caro a quienes tienen un terreno baldío para incentivarlos a construir. Habría que analizar la implementación porque, a diferencia del baldío, no es fácil saber cuándo un departamento está desocupado, pero es una opción para tener en cuenta.
CYNTHIA GOYTIA
Directora de la Maestría en Economía Urbana de la Universidad Di Tella
Luego de la devaluación, los precios de las viviendas fueron aumentando hasta prácticamente recuperar su valor en dólares, mientras que los salarios quedaron rezagados en cuanto a su poder de compra. Por lo tanto, la capacidad de los sectores medios de acceder a la vivienda se ha visto reducida y eso produjo una presión sobre el mercado de alquileres. En los últimos meses mejoró la oferta, pero los precios continúan subiendo porque todavía sigue habiendo presión de la demanda. Esto no se va a revertir hasta tanto no mejoren las condiciones de acceso al crédito hipotecario para los sectores medios. No hay que intervenir en el mercado de alquileres, pues la intervención del Estado generaría resultados adversos y una disminución de la oferta de propiedades que entran al mercado de alquiler. Hay dos elementos que son esenciales para asegurar la fluidez de la oferta. Por un lado, la expectativa de obtener una rentabilidad atractiva con respecto a otras opciones alternativas, pero más aún cuenta la confianza en los contratos.
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