“El empleo en blanco está creciendo mucho más rápido que el empleo en negro, revirtiendo la tendencia de la década del ‘90. Sin embargo, el stock previo de trabajadores informales es demasiado alto como para esperar un descenso rápido. El trabajo en negro está vinculado muchas veces a puestos que son intrínsecamente precarios y esos puestos también crecen cuando la situación económica mejora. Son pocas las experiencias del mundo que muestran caídas significativas del trabajo en negro en períodos cortos. Para combatirlo en el sector formal es necesario mejorar el poder de policía, no sólo ampliando el cuerpo de inspectores sino también reduciendo la subdeclaración de ventas. Una empresa que declara todos sus ingresos no podría pagar sueldos en negro porque no tendría como justificar su balance económico. Por lo tanto, subdeclara para evadir impuestos a las ventas y con parte de ese dinero les paga a los trabajadores en negro. Si no, no se entendería por qué durante los ‘90 se redujeron las contribuciones patronales a la mitad y aún así crecieron el desempleo y el empleo en negro, a pesar de haber intentado todo el menú de instrumentos de contratación precaria. Otra iniciativa es generar incentivos, como el otorgamiento de créditos sobre la base de la nómina salarial declarada, como hizo el Banco Nación, que reduce los costos de transacción y estimula la contratación registrada. En el caso del sector informal, lo que se debe hacer es tratar de apoyarlos desde el Estado con financiamiento, acceso a mercados y asesoramiento técnico para que den un salto cualitativo hacia la formalización.”
“El empleo en negro evidencia que el esquema policial puro es ineficaz. Para combatirlo tiene que haber una fuerte campaña de sensibilización de los consumidores y un esquema de promoción para reducir los costos de las firmas más pequeñas. En el INTI iniciamos hace ocho meses un programa de compromiso social compartido en el sector de indumentaria buscando que las empresas certifiquen que su cadena está en blanco, pero tuvimos muy poco éxito porque las compañías evaden los compromisos sociales y no consideran que estar certificadas pueda ser un prestigio que las beneficie económicamente. Ahora firmamos un acta con el Ministerio de Defensa y con el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires para que en su pliego de licitación de compra de indumentaria coloquen la obligación de estar certificados. Aspiramos a que eso se generalice en otros ámbitos públicos. Sin embargo, lo más importante es impulsar un cambio cultural porque a La Salada no sólo van los pobres, sino la clase media que quiere comprar barato y luego se queja de que los inmigrantes llenan los hospitales públicos. La verdad es que llenan los hospitales públicos porque nadie les paga en blanco. También se debería reducir sustancialmente el aporte patronal e incluso algunos tributos locales para las firmas de menor tamaño. Ahora bien, la Cámara de la Indumentaria sostiene que la diferencia entre trabajar en blanco y en negro es de 200 por ciento en los costos, pero eso se debe no sólo a los costos laborales sino a que tienen empleados en condiciones subhumanas que son imposibles de registrar dentro de la ley.”
“El trabajo en negro no disminuye tan rápido como otros indicadores sociales porque expresa la informalidad existente en la economía. En los últimos años el dato alentador es que el empleo en blanco creció más rápido que el empleo total, pero la evasión continúa siendo fuerte. Hay un componente estructural que explica esta situación y es el hecho de que el 70 por ciento del empleo en negro está en empresas de menos de 20 empleados. El crecimiento de la economía es una condición necesaria pero no suficiente para revertir esta situación. Se necesitan no sólo políticas nacionales sino también provinciales y municipales porque el trabajo no registrado expresa problemas de competitividad sistémica en vastos sectores de la economía. Las trabas burocráticas existentes para muchas empresas funcionan como una barrera. Entonces, la forma que tienen para poder superarlas es evadiéndolas. Para combatir el empleo en negro no hay un solo instrumento que se pueda aplicar. Por un lado, tiene que haber un mayor control de la evasión porque una empresa sólo puede tener recursos para emplear trabajadores en negro si evade ganancias e IVA, si no no le cierran las cuentas. Por otro lado, va la lucha contra la falsificación y la venta ilegal. También es un problema de competitividad. Muchas empresas quieren ser formales, pero sólo ganan la competitividad haciéndose informales. Para revertir esa situación tiene que haber un trabajo conjunto de las estructuras nacionales, provinciales y municipales tendiente a introducir reformas fiscales que mejoren la situación de esas empresas.”
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