Domingo, 14 de junio de 2009 | Hoy
EL MERCADO DEL ACERO EN EL MERCOSUR
Por Jose Sbattella*
Las principales cámaras empresarias argentinas critican la estatización de las empresas siderúrgicas de Venezuela alegando razones ideológicas, debido a la perspectiva socializante del modelo económico chavista, pero la verdadera preocupación de la dirigencia es otra: la aparición de competencia en el mercado del acero del Mercosur.
Para comprender los intereses en juego se debe conocer cómo estaba funcionando el mercado hasta la nacionalización de las empresas venezolanas. En Brasil, Usiminas es el complejo más grande de la producción del acero plano en América latina, formado por 14 firmas que actúan en la industria de acero. Y en los negocios donde el acero tiene importancia estratégica: bienes de capital, estampado, logística, distribución, servicios. En 2005, Usiminas, tomó el control de Cosipa (Companhia Siderúrgica Paulista), que se convirtió entonces en una subsidiaria. En el mismo año, Usiminas, junto con el grupo ítaloargentino Techint, se asocian en una empresa siderúrgica grande llamada Ternium, dirigida a controlar Siderar (la Argentina), Sidor (Venezuela) y Hylsamex (México).
Un antecedente sobre el comportamiento del mercado del acero en Argentina, se encuentra en el dictamen de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, emitido en 2003, derivado de una presentación de empresas que tenían como proveedora a Siderar, denunciando el carácter anticompetitivo de una práctica de estrangulamiento de precios (price squeeze) llevada a cabo por un productor verticalmente integrado (Siderar), contra otra empresa (Comesi) que competía con ella en el mercado de un producto pero era su cliente en el mercado de un insumo. Dicha práctica habría sido efectuada por Siderar para debilitar a Comesi y para posteriormente adquirir dicha empresa, lo que efectivamente aconteció en 1997. El aspecto destacable del dictamen es que describe el esquema monopólico de la producción de acero, pero finalmente manda archivar el expediente, demostrando la inutilidad del organismo para frenar el esquema de concentración económica del sector. En el expediente se señala que Siderar realiza discriminación anticompetitiva de precios; y creación de barreras a la entrada de nuevos competidores. Respecto de los acuerdos y prácticas de separación de mercados geográficos, mencionó acciones y pactos de lobby para restringir el comercio internacional.
Uno de los acuerdos sería el logrado con Usiminas, que se incorporó como socio de la Organización Techint. En ese sentido sostuvo que el directorio de Siderar “se transformó, en términos prácticos, casi en la mesa de concertación de la siderurgia de productos planos del Mercosur ampliado. También señaló como anticompetitivos distintos acuerdos alcanzados a nivel regional, los que si bien tendrían apariencia legal en realidad determinarían la división de mercados y la protección de los mismos del resto del mercado internacional”. Las acciones de lobby para restringir el comercio internacional habrían permitido a Siderar mantener aranceles externos altos, tanto intra como extra Mercosur. Esto a su vez resultó en mantener separado el mercado nacional, mantener en nuestro país precios superiores a los vigentes en Brasil, y perjudicar a las industrias “aguas abajo” pues poseían altos precios de insumos pero se encontraban desprotegidas por la falta de arancel intra Mercosur.
A esas acciones sumó las presentaciones antidumping efectuadas por Siderar. Esto le habrían permitido mantener aislado el mercado nacional de la competencia externa, sosteniendo que el uso que Siderar hizo de la legislación antidumping fue ilegítimo y abusivo. Asimismo, denunció la existencia de prácticas de discriminación anticompetitiva de precios. Una de ellas sería imponer condiciones de venta más gravosas a empresas radicadas en zonas geográficas que gozan de beneficios de promoción, obteniendo una transferencia de los beneficios fiscales a su favor. Otra estaría configurada por el logró de su posición monopólica como consecuencia de una larga historia de actos explícitos tendientes a la obtención de ese fin entre los que señaló: la adquisición de competidores, clientes y proveedores luego de múltiples acciones para desplazarlos del mercado; el acuerdo entre Acindar y Aceros Paraná luego de la privatización de Somisa para discontinuar las producciones competitivas; y la activa gestión de lobby y de acuerdos para cerrar el mercado argentino a la competencia de las importaciones.
Queda claro de que manera se fue consolidando el control del mercado del acero en el Mercosur. También la reacción de las empresas dominantes, que ven aparecer un competidor que se habían preocupado en comprar (Sidor). Lo que no se entiende es cómo las corporaciones empresarias que tienen o han tenido a empresas víctimas de ese proceso como asociadas, asumen la defensa del monopolio del acero en el Mercosur
* Ex titular de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
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