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Domingo, 8 de enero de 2012

PERSPECTIVAS DE RECUPERACIóN ECONóMICA EN 2012

Estímulos a la demanda

 Por Tomás Lukin

Brasil cerrará 2011 con un moderado crecimiento económico de alrededor del 3 por ciento, cuando el año anterior había registrado un alza de 7,5 por ciento. El nulo avance de la industria en medio de la crisis internacional y la decisión del gobierno de Dilma Rousseff de recortar el gasto público desde fines de 2010 por más de 30 mil millones de dólares derivaron en esa desaceleración. Esa situación no disparó los niveles de desempleo ni desencadenó una crisis crediticia. Incluso su comportamiento moderado se sostiene con un pequeño déficit de cuenta corriente, financiado por el ingreso de capitales.

El escenario macroeconómico para 2012 no exhibe, a priori, elementos que puedan desencadenar una crisis en el país vecino. Cuenta con más de 300 millones de dólares de reservas internacionales y sus principales socios comerciales con quienes mantiene superávit en el intercambio –China y Argentina– exhiben un firme dinamismo. A su vez, existen indicios de que la demanda interna recuperará fuerza este año a través de instrumentos como el salario mínimo y la inversión pública. No obstante, la apreciación del tipo de cambio real –llegó a su mínimo histórico a fines de julio revirtiendo parte de esa tendencia en la segunda mitad del año– y el proceso de reprimarización de la estructura productiva crean desafíos de mediano plazo.

A partir de 1999, después de la crisis del real, Brasil adoptó un régimen de metas de inflación. Esa orientación impuso una tasa de interés elevada que se ubicó entre las más altas del mundo, lo que alentó un fuerte ingreso de capitales, acentuando el proceso de apreciación del tipo de cambio, variable que facilitó el logro de los objetivos de inflación por el menor precio de los bienes transables. Según explican Federico Pastrana, Soledad Villafañe y Fernando Toledo en una investigación del Ministerio de Trabajo que todavía no fue publicada, esa política ortodoxa del Banco Central de Brasil estuvo acompañada por “un rol más activo del Estado, un resultado externo más favorable que en los años noventa que determinó una menor dependencia respecto de los movimientos de capitales, una menor deuda externa y un resultado fiscal más abultado, lo cual amplió las posibilidades de hacer políticas contracíclicas. En paralelo, resultó central el desarrollo más centrado en el mercado interno, con un rol importante de las políticas de empleo, laboral y social, que permitió hacer frente a la caída de la demanda externa”.

Esos cambios cualitativos en la política económica constituyen la base a partir de la cual enfrentó exitosamente la crisis internacional. Con el motor en la inversión y el consumo, que permitieron dinamizar el mercado de trabajo, la economía de Brasil se recuperó rápidamente de la crisis de 2009 y en 2010 creció al 7,5 por ciento. Sin embargo, durante 2011 ese comportamiento virtuoso se frenó. En un esquema de metas de inflación, los aumentos de precios responden a un exceso de demanda agregada y, por lo tanto, la política antiinflacionaria tiene un sesgo contractivo, con un rol importante de la política monetaria a través del manejo de la tasa de interés. El año pasado Brasil comenzó a bajar las tasas de interés y permitió una mayor volatilidad en el tipo de cambio. Así, el ancla para evitar un supuesto riesgo inflacionario se encontró en el frente fiscal a través de un recorte del gasto que representó 1,2 por ciento del PIB. “La desaceleración de la economía brasileña en 2011 no se debe a la apreciación del tipo de cambio o la crisis financiera internacional, sino que es consecuencia del ajustazo fiscal realizado desde fines de 2010”, apuntó a Cash el profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Eduardo Crespo.

Este economista considera que durante 2012 la economía de Brasil no entrará en crisis y explica que el mercado interno recuperará dinamismo a partir de la implementación de distintas medidas contracíclicas, como sucedió en 2009 durante el estallido de la crisis financiera internacional. En ese sentido, los especialistas de AEDA, Cecilia Fernández Bugna y Pablo Moldovan, señalan que como respuesta al mal desempeño de distintas actividades industriales el gobierno brasileño lanzó un programa de estímulo llamado Brasil Mayor, que cuenta con instrumentos para fomentar la inversión y la innovación, apuntalar el comercio exterior y defender el mercado interno

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