Un Estado pasivo
El lobby de los “formadores de precios”
Por F. K.
Los aumentos de precios detectados por la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad dejaron en evidencia la pasividad del Estado frente a las grandes empresas alimentarias y los supermercados. Cuando se realizóel relevamiento de junio de 2002, el dólar cotizaba a 3,91 pesos. Por entonces, las profecías apocalípticas de los gurúes de la city, quienes llegaron a pronosticar un dólar de 10 pesos, todavía conservaban crédito y habían cobrado fuerza renovada. Durante ese mes el dólar tocó los 4 pesos y la policía bonaerense puso en jaque al gobierno de Eduardo Duhalde al asesinar a los piqueteros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en el puente Avellaneda.
En ese contexto de incertidumbre los supermercados continuaron remarcando los precios para cubrirse frente a lo que pudiera llegar a ocurrir. Finalmente, el apocalipsis no llegó y la situación política y económica fue estabilizándose lentamente. El dólar comenzó a descender, pero los precios de los alimentos siguieron subiendo.
Cuando en diciembre de 2002 se conocieron los índices record de pobreza e indigencia, el gobierno de Eduardo Duhalde amagó con implementar una serie de medidas para bajar los precios de los productos esenciales. Durante las primeras semanas de enero se discutió la posibilidad de aumentar las retenciones a las exportaciones y aplicar rebajas en el IVA. Pero la iniciativa se desactivó por el poderoso lobby de los “formadores de precios”. A los pocos meses, los funcionarios de Economía argumentaron que la “estabilidad” había vuelto innecesaria la toma de medidas destinadas a bajar el precio de los bienes de la canasta básica. Mientras tanto, el dólar siguió cayendo hasta tocar un piso de 2,76 pesos, para estabilizarse luego en torno a los 2,80 pesos. Lo único que hizo el Gobierno desde entonces fue formalizar acuerdos parciales, como cuando se acordó con las grandes empresas lácteas un freno en los aumentos de la leche en sachet.
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