Escrita por Molière en 1672, Las mujeres sabias es un texto que vuelve a los temas preferidos del autor de El avaro, tan afecto a criticar en sus obras la pretenciosidad de la corte, la falsa erudición, las relaciones por conveniencia. A casi 50 años de haberse estrenado en el Teatro San Martín, recientemente subió a escena esta comedia, en versión y dirección de Willy Landin, esta vez en su sala mayor, Martín Coronado (de miércoles a domingo a las 20). La propuesta, muy virada hacia el espectáculo audiovisual, reúne a actores de trayectoria y debutantes, surgidos de un casting. “Me gusta esa mezcla, además me parece muy bueno dar oportunidad de lucimiento a actores no conocidos”, afirma el director, en conversación con PáginaI12. Así, el elenco está integrado por Graciela Araujo, Rita Terranova, Tony Lestingi, Luis Campos, Sebastián Rosso, Verónica Pelaccini, Gimena Riestra, Sebastián Suñé, María Luz Morteo, José Márquez, Hernán Boglione, Guido Bonacossa, Manuel Coggiola, Amalia de Camillis, Sofía Gavito, Juan José Hair, Matías Mancilla, Rocío Mercado, Laura Mouge, Eugenia Stanovnik y Florencia Vecino.

La puesta cuenta, además, con músicos (piano, clave, violín y cello) y cantantes en escena. La decisión de musicalizarla fue tomada por el director en base a un dato histórico: en tiempos de Molière, el presupuesto no alcanzó para contratar a Jean-Baptiste Lully, el compositor que solía trabajar con el autor. En este caso, los arreglos y dirección musical son de César Tello, la coreografía de Miguel Angel Elías, la iluminación de Miguel Morales, el vestuario de Nidia Ponce y la escenografía del mismo director. Egresado del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, desde hace años régisseur de prestigio en el exterior –en el San Carlo de Nápoles dirigió a Gérard Depardieu e Isabella Rossellini en Oedipus Rex y Perséphone– Landin no olvida sus comienzos en el teatro callejero, cuando junto a Batato Barea repartía volantes en las plazas antes de la presentación del grupo que poco después llevaría el nombre de El Clu del Claun.

En Buenos Aires el director estrenó en 2005 la ópera bufa El barbero de Sevilla, puesta que trasladaba la acción a los años ’50, con la inclusión de bandas de pandilleros iracundos. Una decisión tan polémica como la que tomó cuando realizó la puesta de Les mamelles de Tiresias, de Guillaume Apollinaire, al proyectar en escena imágenes de Isabel Sarli, en aras de “convocar a las tetas más poderosas de la Argentina, un país tan surrealista como el autor de aquella obra”. “Hay quienes ven machismo en esta obra”, se ataja Landin y aclara: “Yo creo que Molière se ríe del poder y de la banalidad de hombres y mujeres por igual”. Aporta, además, otro dato histórico: “Las mujeres sabias no es el título original de esta pieza. Molière la iba a llamar Trissotin (algo así como ‘tres veces tonto’) para atacar desde ese personaje a uno de sus detractores, el abate Charles Cotin”. De modo que el autor pensó en retratar las tertulias que organizaban algunas damas de la corte. Landin opina que esta comedia pone en el tapete toda relación humana, independientemente del sexo: igual que en El misántropo o en Tartufo, Molière centra su crítica en la hipocresía generalizada. Para elaborar su versión, el director tomó varios pasajes de Las preciosas ridículas, que el mismo autor había estrenado diez años antes, texto también dedicado a denostar la falsedad de la corte. Si bien la acción de la obra, que puede verse en el San Martín, continúa anclada en el siglo XVII, hay muchas referencias a la actualidad, tanto desde el texto como desde los aspectos visuales de la representación.