Martes, 15 de diciembre de 2009 | Hoy
TEATRO › PINTY SABA Y LAS IDEAS DETRáS DE SU OBRA ENFERMOS DE TANGO
En la segunda versión de su espectáculo, la actriz y directora toma el tango para una serie de preguntas sobre el género y la idiosincrasia de los argentinos: “Lo de ‘enfermos’ hace referencia a la pasión y a algo que en nosotros no está bien”.
Por Cecilia Hopkins
Estrenado en 2008 en el festival de Tango Danza Teatro Cambalache, Enfermos de tango es un espectáculo que nació en Mendoza, creado por la actriz y directora Pinty Saba. Fue después de su presentación que junto a uno de sus directores, el bailarín y coreógrafo José Garófalo, Saba decidió revisar el material para su reestreno en Buenos Aires. Con un elenco integrado por los bailarines-actores Andrés Alarcón, Déborah Altieri, Paola Bordón, Eduardo Luzzi, José Manrique, Clotilde Meeroff, Jorge Luis Mendoza Salas, Natalia Pombo y Eva Victoria Rodríguez, la nueva versión de Enfermos... puede verse los jueves en el Margarita Xirgu (Chacabuco 875).
Desde hace años, Saba reparte su tiempo entre la actuación y el tango. Por eso en Las Sillas, sala teatral que dirigió durante seis años, abrió una milonga que se convirtió en el semillero de bailarines y docentes, amén de gente dispuesta a abrir otras milongas. Antes de inaugurarse este espacio, sólo podía bailarse tango los domingos en la plazoleta Alem de la capital mendocina. En conversación con Página/12, Saba cuenta que en su propia sala fue donde se estrenaron dos espectáculos (Tangopolis –teatro y tango– y Entanguecidos –baile, músicos en vivo y humor–, obras de Carlos Chacon y Lucas Galera) que ella considera la génesis de Enfermos de tango. Claro que el antecedente de mayor peso tiene que haber sido el unipersonal Bailate un tango... Matilde, que Saba representó a lo largo de diez años, bajo la dirección de Augusto Fernandes.
“La idea directriz de Enfermos de tango y el dispositivo escénico me ha permitido, ahora junto a José Garófalo, reformular los quince cuadros, las secuencias, el contenido y su estética”, afirma la directora. Con una fuerte apuesta visual, Enfermos... narra desde el escenario, pero también lo hace desde atrás de una pantalla al fondo y desde la imagen proyectada en ella, fija o en movimiento. La luz y la música son otros lenguajes que se suman a esta propuesta, definida por su creadora como “teatro-danza-multimedia”, aunque ella misma no esté demasiado convencida de tal categorización. “Cuando uno se anima a articular diferentes lenguajes o elementos narrativos está encontrando un nuevo lenguaje”, opina Saba, y completa: “Busqué combinar intencionadamente elementos plásticos, sonoros, teatrales y cinematográficos porque necesitaba tener una estética de carácter poético, con un cierto nivel de magia y juego”. Así, la pantalla le ofrece las posibilidades de elaborar algunos trucos: “Quería jugar con la sorpresa, con la idea de que pareciera que los intérpretes son muchos más de los que vemos en escena. Quise jugar con los recursos naive del teatro tradicional, porque no quería ponerme discursiva”, advierte.
“El ambiente tanguero mendocino es muy poco competitivo, muy amistoso”, cuenta Saba, “y por eso en mi primera versión de Enfermos... había imágenes de milongas y personajes emblemáticos de allí, a modo de homenaje, porque a muchos de ellos les debo mi amor por el tango”. En los últimos años, Saba viajó mucho al exterior. Así, cada vez que, conversando con gente de otras culturas, alguien le preguntaba por la esencia del tango, ella sentía la necesidad de encontrar una respuesta que la convenciera. “Estas dos preguntas –¿qué es el tango, quiénes somos los argentinos?– fueron un disparador para hacer este espectáculo, y a ellas sumé otra, que resultó definitiva: ¿quién soy yo en relación al tango?”
Apenas bosquejado el tema a tratar surgió el problema de cómo estructurar el conjunto de ideas: “¿Era posible contar la historia argentina y al mismo tiempo contar la historia del tango?”, se preguntó Saba y, en virtud de su formación multidisciplinaria, resolvió utilizar una pantalla sobre la cual desarrollar los cuadros que darían cuenta de una historia sugerida fragmentariamente. “Así, en la pantalla aparece reiteradas veces un plano secuencia mientras que en el escenario abundan las caminatas”, describe la directora. “Y es porque el tango es una danza para ser caminada y este caminar, en la obra, se transforma en la historia de la danza misma”, completa.
En efecto, el tema de la inmigración aparece en Enfermos... ya desde los primeros minutos: “Los inmigrantes solos extrañando su mundo allende el Río de la Plata, los hombres en los prostíbulos que comienzan bailando el tango entre ellos”. Por fuerza mayor, le sucede a ésta una escena en un conventillo para luego mostrar al tango en los salones europeos. Saba recapitula: “De Europa el tango vuelve glamoroso a los salones, convertido en una danza que relaciona hombres y mujeres”. Y es por eso que desde la coreografía de Garófalo menudean encuentros y desencuentros amorosos. Enfermos... adquiere, según Saba, la forma de “una especie de máquina tanguera o cinta sinfín donde no paramos de bailar”. No obstante el entusiasmo, tanta actividad liberadora encuentra un límite. “En un momento algo se descompone y el espectáculo, como si fuera la metáfora del país mismo, deja de ir hacia adelante –explica Saba–, se traba, retrocede, se desdibuja e irrumpe nuevamente una caminata. Pero es un andar militar que habla de la Argentina del Proceso, un cuadro que concluye con un silencio que se refiere al silencio de la cultura argentina”, resume. A partir de allí, sólo hay cuerpos que se arrastran hasta que el encuentro vuelve a producirse y se arma nuevamente la máquina tanguera. Coincide este momento con el de la eclosión del tango en el mundo: “El tango aparece con toda la fuerza y se extiende más allá del Río de la Plata, se lo apropia el país y llega al mundo entero”, sintetiza la directora. Para entonces, en el escenario las parejas dejarán de serlo y los bailarines encontrarán otras combinaciones posibles. ¿Por qué Enfermos? Saba contesta: “Usamos la palabra en una doble acepción, haciendo referencia a la pasión y a algo que en nosotros no está bien. Por eso hay reiteraciones, distorsiones y, en la síntesis, un intento de minimalismo expresivo”.
Pinty Saba viaja continuamente de Mendoza a Buenos Aires: en estos momentos forma parte del elenco de Cartas de amor a la patria, junto a Aldo Pastur y Daniel Miglioranza, que se presenta en la sala Hugo del Carril (Rawson 42) y sale en gira por la provincia de Buenos Aires. También en gira está interpretando, junto a Rubén Stella, el Radioteatro para ver. Además, Saba está a punto de estrenar una obra en Chile junto a la actriz Nora Fernández, bajo la dirección de Cristian Villarreal.
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