Sábado, 20 de marzo de 2010 | Hoy
TEATRO › LA BELLA Y LA BESTIA VUELVE A LA CALLE CORRIENTES
“En cada país nos encontramos con actores diferentes y eso hace que la obra resulte distinta en cada lugar”, señala Jaqueline Dunnley-Wendt, la directora del musical que viene girando por todo el mundo. Los protagonistas del espectáculo analizan a los personajes.
Por Vanina Redondi
La Bella y la Bestia, esa vieja historia de amor, vuelve a la escena porteña con una puesta realizada a lo grande. La escenografía inmensa, el vestuario fino y elaborado, los efectos especiales sorprendentes, las canciones y la coreografía, todo en la obra rememora y sigue los pasos de la famosa película de Disney. El musical animado que dio origen a esta saga llegó a los cines en 1991. Ganó dos Oscar por su canción original y música original, y fue la primera película de animación nominada en la categoría de mejor película. Pero éste fue sólo el principio de su éxito. En 1994 Disney llevó La Bella y la Bestia de la pantalla al escenario, al presentar la primera puesta de esta obra en Broadway. Desde entonces, la historia de la princesa cautiva y el príncipe encantado recorrió 120 ciudades de 21 países. Alrededor de 34 millones de personas vieron las más de 15.000 representaciones que se hicieron en lugares tan lejanos entre sí como Canadá, Brasil, Japón y México. La primera parada que La Bella y la Bestia hizo en los teatros de Buenos Aires fue en 1998, cuando 200.000 espectadores hicieron de este estreno un éxito. El viernes próximo una nueva producción apunta a repetir los buenos resultados obtenidos 12 años atrás.
“Creemos que La Bella y la Bestia tiene tanto público porque es un show muy especial que está destinado a toda la familia. Todos, sin importar si es el hijo, la madre o el padre, pueden encontrar algo que los represente en la historia. Es un cuento de hadas clásico, donde el amor triunfa al final, pero hay una gran montaña rusa antes de que esto suceda”, dijo Jaqueline Dunnley-Wendt, la directora y coreógrafa asociada.
El casting para la nueva puesta de La Bella y la Bestia se realizó en septiembre de 2009. Más de 1000 artistas desfilaron frente a los ojos de los directores y productores, hasta que finalmente eligieron a los 31 actores que estarán en escena cada noche. Tras dos meses de ensayos, la obra está lista para estrenar. “En cada país nos encontramos con artistas diferentes y eso hace que la obra resulte distinta en cada lugar. Aunque la historia sea la misma, cada elenco le da un sello propio y cada artista agrega algo diferente. En Argentina hallamos personas muy apasionadas y talentosas, y eso hizo que mi trabajo fuera muy fácil”, dijo Dunnley-Wendt.
El personaje principal, Bella, cayó en las manos de Magalí Sánchez Alleno. Bella es una joven muy hermosa y segura de sí misma, pero es considerada la “rara” del pueblo porque ama leer. Sánchez Alleno comentó que el valor, inteligencia y fuerza de su personaje fueron lo primero que le llamó la atención. “Bella es una mujer que sabe lo que quiere y lucha muchísimo por conseguirlo. No está dispuesta a rendirse ante la ferocidad de la Bestia, y aprende a amarla con todos su defectos”, comentó.
Aunque cuenta con muchos musicales en su haber, la actriz aseguró que cada obra es única y representa un mundo distinto. Este estreno en partículas cuenta, en total, con 200 modificaciones de vestuario, 300 pares de zapatos, 250 pelucas y 32 cambios de escenografía. A Bella le toca bailar con el vestido amarillo que, en palabras de la directora Dunnley-Wendt, “toda niña sueña tener”. Sánchez Alleno explicó que ese vestuario significó un desafío particular para ella dentro de la obra: “El vestido amarillo es muy pesado y delicado, pero me lo debo poner en 30 segundos, incluyendo una nueva peluca y un par de zapatos. Ensayamos mucho para que todos estos cambios se hicieran rápido, porque una tiene que salir a escena espléndida y como si nada hubiera pasado”, dijo sonriendo.
La actriz recalcó que La Bella y la Bestia es una obra donde la coreografía, la música y los textos están muy marcados. “Ser natural en esas circunstancias es un verdadero reto. En ese sentido los directores nos dijeron algo muy valioso y es que cantemos para contar la historia. Si nos enfocamos solamente en cantar adecuadamente o en demostrar que tenemos una buena voz, el 90 por ciento del mensaje no llega al público”, subrayó.
Una particularidad de las dos puestas realizadas en Buenos Aires es que la Bella de 1998 es la Señora Pots de 2010. Marisol Otero fue elegida para representar el papel protagónico hace 12 años, y nuevamente participa en la producción actual pero en un rol muy diferente. En su nuevo papel, Marisol Otero canta la famosa canción que le valió uno de los Oscar a la película original. “Es maravilloso, porque algo así no pasa dos veces en la vida. Hacer el rol de Bella fue único para mí y siento que le di todo, pero contar la historia desde otro lugar, con otro papel, hace que me encariñe aún más con todos los personajes y con el cuento en sí. Además, me siento bastante identificada con la Señora Pots. Es una mujer muy maternal y la estoy representando justo en un momento en el que yo misma quisiera ser mamá. Todo esto hace que la obra sea muy emotiva para mí”, dijo la cantante y actriz.
Los tres malos de la historia son Gastón, Lefou y Monsieur D’Arque. Gastón, en su desmedido amor por sí mismo, quiere casarse con Bella porque cree que debe tener a su lado a la mejor mujer. Cuando ella lo rechaza, él encuentra una manera muy perversa de convencerla: encerrar a su padre en el manicomio del pueblo. Federico Moore comentó que el casting para conseguir este papel fue muy difícil, pero se encontró con una particularidad: “En cuanto a mi personaje, pocas veces sucede que un rol calce como anillo al dedo. Yo narro en escena cosas que realmente hago en mi vida. Por ejemplo, en una canción cuento que comí doce huevos, y al terminar la última pasada de la obra devoré seis. Los que me conocen un poco dicen que soy parecido, y los que me conocen bien dicen que soy igual. Creo que, al igual que Gastón, tengo mi costado diabólico”, dijo riendo. En el aspecto musical sí encontró una gran diferencia con su personaje. “Yo tengo un registro de tenor y Gastón es completamente un barítono. Estuve muchísimo tiempo vocalizando las notas bajas y ahora incluso me cuesta horrores cantar agudos. Básicamente me tuve que correr un registro”, explicó.
Walter Canella representa a Monsieur D’Arque, el temido dueño del manicomio y cómplice en las andanzas de Gastón. El artista recordó que audicionó para varios personajes hasta que finalmente le asignaron un rol. “Monsieur D’Arque es el malo más malo de la historia. De hecho, no aparece mucho en la obra para que los chicos no se asusten. Es un secuaz siniestro que no sale nunca durante el día, nadie lo ve y hace experimentos con la gente. Puede parecer demasiado oscuro, pero no hay sadismo en la historia. Con este personaje Disney da su vuelta típica de mostrar a alguien muy malo para que contraste con los buenos”, sostuvo. Canella, al igual que otros miembros del elenco, destacó la labor de la directora y coreógrafa Dunnley-Wendt. “Sus pautas claras y los detalles que ofrece nos brindan muchas herramientas para componer al personaje. En La Bella y la Bestia se trabaja mucho la cuestión visual para que todo sea muy claro para los niños. Cada movimiento está coreografiado y se relaciona con lo que está pasando en la historia”, subrayó.
Roger González, que representa a un malo más querible, Lefou, también resaltó la coordinación requerida para armar la puesta. “Es una producción muy compleja y milimétrica, con escenografías muy pesadas, juegos pirotécnicos, luces y muchos efectos especiales. Los actores tenemos pautas muy exactas para estar parados en un lugar específico en cada momento”. González es mexicano, pero vive en Argentina desde 2003, cuando se mudó para continuar el trabajo que estaba realizando para Disney Channel. “Estoy hace siete años aquí y me siento uno más. Ser parte de esta obra me emociona mucho porque es mi primera gran producción en este país. Además, me encanta el personaje de Lefou. Es un hombre muy físico que vive en el piso. Todo el tiempo lo golpean y se cae, pero él siempre se siente feliz. Yo puedo identificarme con su parte optimista, que hace que esté contento pase lo que pase”, comentó.
Martín Ruiz es la Bestia, un príncipe encantado y arrogante que aprende por las malas a amar y ser amado. “La Bestia es un personaje sumamente rico porque empieza de una forma y termina en el lado opuesto. Por ese motivo representa un desafío maravilloso como actor: al principio es un príncipe enojado, duro y alejado del mundo, pero transita por un abanico de sensaciones hasta que finalmente se enamora de Bella”, subrayó.
Ruiz debe mostrar todas esas emociones y cambios detrás del maquillaje que lo transforma en la Bestia: “Mucha gente cree que se usa una máscara pero no es así. Sobre el rostro se incluye un sistema de postizos muy sutiles y un maquillaje muy bien hecho que permite que la Bestia tenga sus propias expresiones y no se pierdan las sutilezas del rostro”. El actor comentó que resultó difícil adaptarse al volumen del vestuario y a la escenografía que se mueve, pero subrayó que al acostumbrarse empezó a sentirse muy cómodo. “Por momentos, durante la obra, realmente siento que estoy en mi castillo. Me olvido del mundo exterior y juego a que este lugar me pertenece”, agregó.
Hace unos pocos días, Ruiz sufrió una pequeña caída y se torció el pie. Sin embargo, asegura que va a estar completamente curado para el estreno. Al hablar de ese momento, de la primera función de La Bella y la Bestia, todos los miembros del elenco usan palabras como emoción, ansiedad, expectativas y alegría. Jaqueline Dunnley-Wendt, más pausada, dice: “Creo que Buenos Aires va a tener un show fantástico en los próximos meses”.
* La Bella y la Bestia se estrena el viernes 26 de marzo en el Teatro Citi (ex Opera), en Av. Corrientes 860. Los shows serán los viernes (20.30 hs.), sábados (17 y 21) y domingos (14.30 y 18.30). Entradas desde $75 en el teatro o por Ticketek (5237-7200; www.ticketek.com.ar).
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