Sábado, 28 de abril de 2012 | Hoy
TEATRO › MUSICAL NAZARENO CRUZ Y EL LOBO
Por María Daniela Yaccar
La particularidad de los mitos es que nunca mueren. A más de 35 años del film que cambió la historia del cine nacional, el lobisón ataca de nuevo: una compañía rosarina mostrará en el Cervantes su versión de Nazareno Cruz y el lobo, en formato de musical, con entrada gratuita (hoy, a las 21, y mañana, a las 20.30, en Libertad 815). Tarea delicada la que encaró la directora Norma González Pozzi: trasladar a las tablas el realismo mágico de su amado Leonardo Favio y recrear el espíritu de situaciones que transcurren en grandilocuentes escenarios naturales. “Es un musical con raíces muy nuestras”, adelanta a Página/12. No es un detalle, ya que el género está fuertemente asociado a Broadway. “Trabajar desde lo netamente popular y argentino fue un desafío.”
Los 35 integrantes del elenco son o han sido alumnos de Po-zzi en El Círculo, un teatro santafesino. El acento de la obra está puesto en coreografías, canciones e imágenes. La música, por supuesto, tiene un lugar muy especial. A la banda sonora que Juan José García Caffi compuso para el film se suman temas de Lito Vitale. “Todas las piezas que interpreta la orquesta tienen un componente folklórico”, se enorgullece la directora. Esta puesta se estrenó en Rosario en 2010, con las participaciones especiales de Juan José Camero –protagonista de la película de 1975– y Hernán Piquín (ellos no estarán en Buenos Aires). Al Cervantes llega por invitación de la sala y de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Pozzi afirma que “la obra no tiene nada de la película, pero a su vez, tiene todo”. Ese todo es “la pasión” como emoción predominante en los personajes. Al crear este musical tuvo dos deseos: regalarle un tributo al cineasta que marcó a su generación y que el público más joven se enamore de Nazareno y de Griselda, tal como ocurrió con sus alumnos. “Al principio no me entendían, porque quise trabajar un código, una técnica y un mensaje distintos de los del repertorio clásico, compuesto por obras como Chicago”, explica. Los más chicos tuvieron que empezar de cero, porque ni siquiera habían visto la película. Lo confiesa Ignacio Pérez Cortez, que interpretará ni más ni menos que a Nazareno. Está justificado: tiene apenas 17 años. “Representar esta historia es una gran responsabilidad porque está impresa en el corazón de la gente. Lo hacemos con respeto y admiración”, expresa.
Pérez Cortez baila desde los siete años y está encantado de mostrar este trabajo en Buenos Aires. El deseo de su directora se traduce en sus palabras: “Que a la gente joven le guste un clásico es fantástico”, manifiesta. Lucila Siryi, de 21 años, es la Griselda de esta versión. Ella habla con mucho cariño sobre su personaje, al que intentó imprimirle su “toque personal”, profundizando en las emociones diversas que experimenta durante la historia.
A esta altura, con el musical ya armado, Pozzi sumó otro anhelo: “Ojalá tengamos éxito, así otras personas se animan a hacer obras de este tipo. Percibo un quiebre en el público, está buscando un cambio: quiere cosas profundas y comprometidas. Vamos a volver al buen teatro”, concluyó.
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