Jueves, 29 de noviembre de 2012 | Hoy
TEATRO
Por María Daniela Yaccar
Hacer teatro donde no lo hay: ese es el propósito –o la obstinación– de Pirologías, el festival que organiza la Compañía Nacional de Fósforos, oriunda de Villa Bosch. En 2007, sus integrantes, Cristian Palacios, Paula Brusca y Juan Manuel Caputo, asumieron el mayor desafío escénico de su carrera artística: montar obras en una localidad donde ni siquiera hay salas. Y, también, en un municipio –Tres de Febrero– en el que escasean. “Al principio eso era un problema. Pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que le daba identidad al festival. Está buenísima la invasión del teatro a espacios no convencionales”, se entusiasma Palacios, actor y dramaturgo. La sexta edición de Pirologías, que arranca hoy, será diferente a las anteriores, que hacían hincapié en visitas de todos los continentes. En esta oportunidad, la Compañía Nacional de Fósforos festejará su décimo cumpleaños con producciones propias.
El hacer teatro en espacios no convencionales prestados por sus dueños –como el Club de Leones de Villa Bosch– es la marca de Pirologías. “El oeste del conurbano bonaerense no tiene la tradición del sur”, compara Palacios. En efecto, recientemente, sus colegas sureños formaron una red teatral con más de ochenta miembros, entre grupos, investigadores y salas. “En Tres de Febrero han aparecido algunos teatros en los últimos años. Sin embargo, vamos a conservar nuestra impronta de hacer el festival en otros lugares”, recalca. “Lo interesante es que los espacios se transforman, y esa es nuestra idea: transformar la zona y las costumbres de sus habitantes. El objetivo a largo plazo es invertir el circuito: la gente del conurbano suele ir a Capital a ver teatro. Queremos que haya un flujo a la inversa.” En 2010, esta cronista asistió al cierre de la cuarta edición de Pirologías y advirtió el clima festivo que había en el barrio. En un club, al mediodía, artistas de distintos países de Latinoamérica compartían un asado y reflexiones sobre la disciplina. A la tarde, los vecinos del lugar –que el año pasado prestaron habitaciones de sus casas para que se alojaran los extranjeros– se desplazaban de un espacio a otro.
“Los artistas de otros países no podían creer que estaban haciendo teatro en un lugar donde no pasaba nada. Después entendieron la dinámica del festival y se fueron contentos. Cuando viene un extranjero se relaciona mucho con los vecinos. Es mágico: se generan diálogos e intercambios. La gente de Villa Bosch lo agradece mucho. Eso alienta a seguir haciéndolo. Porque si pusiéramos en la balanza el esfuerzo y el beneficio económico, no haríamos algo así. La ganancia es social y tiene que ver con el encuentro”, reflexiona Palacios, que durante el año “emigra” a la ciudad de Buenos Aires junto con Brusca y Caputo para mostrar sus espectáculos. Se definen como una compañía itinerante, pues viajan mucho a otras provincias y países con su teatro.
Este año la única presencia internacional será la de Guillermo Heras, director, dramaturgo y gestor español. Heras es, también, director de Iberescena, una entidad que se aboca al fomento, el intercambio y la integración de las artes escénicas iberoamericanas. El será el protagonista del suceso que ocurrirá fuera de Tres de Febrero, con dos talleres de dramaturgia creativa que tendrán lugar el 3 y 4 de diciembre a las 18 en el Teatro del Pueblo (Avenida Roque Sáenz Peña 943). Será una actividad arancelada (cuesta 150 pesos y para inscribirse hay que mandar un mail a lafos [email protected]). En cambio, los espectáculos de la Compañía Nacional de Fósforos, que se verán hasta el 4 de diciembre, son a la gorra. “Creemos que hay que educar para que el público compre las entradas, pero seguimos en un nivel incipiente, aunque hayan pasado seis años del surgimiento del festival”, explica Palacios.
Las obras que presenta la Compañía Nacional de Fósforos son Damiens (hoy a las 21 en Untref, Valentín Gómez 4752, Caseros), Alonso y Aguirre ¡perdidos en el inframundo! (mañana a las 21 en el Club de Leones, Arturo Illía 1060, Villa Bosch), Pequeña pasajera (sábado 1° a las 19 en A.S.I., San Ramón 829, Villa Bosch.) y Los sonámbulos (sábado 1° a las 21 en A.S.I.). “El público podrá conocer nuestra historia”, apunta Palacios, ya que las obras pertenecen a diferentes etapas del grupo. Son para toda la familia, excepto Damiens, que es para adultos. En años anteriores, el trabajo de oficina que implicaba poner en marcha el festival impedía a la compañía presentar sus espectáculos. En esta edición lo hará para festejar una década de trabajo colectivo. “Eso es para celebrar, porque uno de los problemas que tiene el teatro porteño es que los grupos no tienen estabilidad. Recién después de cinco años de habernos juntado, empezamos a ver resultados en cuanto a nuestra estética”, sostiene el dramaturgo. Los días y horarios de cada obra se pueden consultar en www.pirolo gias.com.ar.
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