Reconocida por su interpretación en la obra unipersonal Nada del amor me produce envidia, y presente actualmente en la escena teatral con Qué me has hecho, vida mía, la actriz y cantante María Merlino presenta ahora Quedémonos aquí, su nuevo espectáculo musical en el que busca rendir tributo a las cantantes de la década de 1930. En principio habrá sólo dos funciones, el próximo viernes y el 12 de julio, a las 22.30, en La Carpintería Teatro (Jean Jaurès 858).

Acompañada por los músicos Rafael Varela –a cargo también de la dirección musical–, Demián Ornstein y Pablo Sensottera, Merlino recrea, a través de 16 tangos y valses, el aire de la época, y resignifica las voces de aquellas mujeres que fueron iconos del canto y la actuación, como Ada Falcón, Mercedes Simone, Libertad Lamarque, Tania y Nelly Omar, entre otras. Así, la actriz que canta –como ella misma se define– se anima a homenajear en este concierto a esas “mujeres de armas tomar”.

–¿Por qué le ha interesado indagar en el estilo de las cancionistas de los años ’30?

–Me encanta el estilo de esa época y me gusta investigar sobre la vida de aquellas mujeres, saber cómo llegaron a ser cancionistas y cómo la música llegó a sus vidas. Algunas tienen historias muy trágicas y se dedicaron al canto de forma intuitiva, sin preparación. La mayoría de ellas, salvo Mercedes Simone, que cuando se hizo conocida empezó a estudiar, sentía el deseo de lanzarse a cantar en un mundo muy varonil. Me gustan las canciones que interpretaban, y por eso elegí este repertorio que incluye, entre otros temas nuevos, los que ya interpreté en Nada del amor me produce envidia, y los que aún interpreto en Qué me has hecho, vida mía.

–Usted también recrea con su voz el estilo vocal de aquellas cantantes...

–Me gusta recrear la época. No me gusta aggiornar los temas sino cantarlos tal como se hacía en esos tiempos. Hay algo de eso que me divierte hacer y que siento que está vivo en mí. No lo pienso como una imitación sino que lo siento como algo muy auténtico.

–¿A qué público busca interpelar este espectáculo?

–Buscamos llegar al público al que le gusta el tango. Yo me sorprendo al ver mucha gente joven que ahora se interesa por el género. Las cancionistas de aquellos años tenían una particular forma de vestir y de interpretar los temas, y además eran muy diferentes entre sí. Eso también lo disfrutan los jóvenes.

–¿Cuál es su vínculo con el tango?

–Nunca imaginé que iba a cantar, y tampoco que iba a cantar tango. Todavía me siento como una actriz que canta y que está indagando en el tango a través de estas intérpretes. Me encanta investigar, buscar datos, buscar tangos, escuchar las letras, compararlas, pero me considero una aficionada. El otro día escuché a alguien que dijo que el tango se comenzaba a disfrutar recién a los 35 o 40 años. A mí me está pasando eso ahora. Yo llegué al tango a través del teatro y de la interpretación de algunos personajes, como la costurera de Nada del amor me produce envidia, que imitaba a Libertad Lamarque porque la admiraba. A partir de allí, el tango comenzó a expresarse en mi vida.

–¿Cómo logra conjugar su rol de actriz con el de cantante?

–En mi caso, el rol de cantante se sostiene en el rol de actriz. Esto de cantar es nuevo para mí, y lo estoy disfrutando mucho. La música es un mundo que se abre para mí, distinto a la actuación, y en el cual me siento muy cómoda. El código de la música es otro. Me siento más expuesta cantando sola, acompañada por músicos, que actuando. En el escenario, cuando canto, no interpreto a un personaje; ahí soy María Merlino, aunque tenga un vestido y un peinado de la época.

Informe: Candela Gomes Diez.