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Sábado, 29 de marzo de 2014

TEATRO › ULTIMAS NOTICIAS ACERCA DEL CONFLICTO DEL IFT

La “refundación” de la sala

La Legislatura porteña declaró el beneplácito al programa para la refundación del IFT. El proyecto es del diputado Edgardo Form (Nuevo Encuentro), con la coautoría de Susana Rinaldi (FPP), Gabriela Alegre (FpV) y Lía Rueda (PRO).

 Por  María Daniela Yaccar

En los últimos días surgieron novedades respecto del conflicto que atraviesa el IFT. La Legislatura porteña declaró el beneplácito para la “refundación” del teatro de Once. Es decir, aprobó los planes de la comisión directiva del teatro para generar reformas en la sala, con el fin de rescatarla de la compleja situación económica que atraviesa (tiene una deuda de más de dos millones de pesos). El proyecto incluye la construcción de una cochera en el subsuelo, para venderla. Antes, la comisión directiva había sugerido la posibilidad de que se negociara el espacio aéreo, pero ahora aseguran que eso no sucederá. Las opiniones de la comunidad teatral son diversas. Hay un sector que apoya la “refundación” y otro que lucha para impedir cualquier reforma.

El 20 de marzo, la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires declaró el beneplácito al Programa para la refundación del IFT. El proyecto lo presentó el diputado Edgardo Form (Nuevo Encuentro), y contó con la coautoría de las diputadas Susana Rinaldi (FPP), Gabriela Alegre (FpV) y Lía Rueda (PRO). Fue votado por mayoría. “El teatro atraviesa una crisis desde hace mucho tiempo, con consecuencias como el deterioro de la sala principal, fundada en 1932 por inmigrantes judíos que con su idioma y tradiciones fueron portadores de una profunda convicción en cuanto a lo que significa la difusión de los valores culturales”, sostuvo Form, a través de un comunicado. Además, aseguró que “la actual comisión directiva se ha propuesto garantizar la continuidad en el tiempo de esta sala emblemática para la cultura de la ciudad de Buenos Aires”.

En diálogo con Página/12, Alegre sostuvo: “El Teatro IFT es un símbolo del teatro independiente porteño y, al manifestar nuestro apoyo al proyecto de refundación que impulsa la comisión directiva junto a otras organizaciones de la comunidad judía, estamos colaborando con que se solucionen los problemas de funcionamiento por los que atraviesa la institución”.

La idea de la “refundación” sembró temor en su momento por la posibilidad de que se tocara la Sala 1, la del escenario giratorio. En su último comunicado, del 12 de marzo, la comisión directiva del IFT aclara que se mantendrá intacto el escenario y se salvaguardará la capacidad actual de la platea (600 espectadores). El proyecto incluye, también, nuevos baños y otro esquema de salas, el reciclaje de la superpullman (y la posibilidad de instalar allí un cine), la renovación del ascensor, la construcción de un salón de usos múltiples, nuevos aires y calefacciones y la reubicación de los camarines (que están en el subsuelo).

Parte de la comunidad teatral apoya la “refundación”. La lista de nombres es larga e incluye personalidades de extensa trayectoria, como Agustín Alezzo, Jorge Marrale, Manuel Iedvabni y Ricardo Darín. La Asociación Argentina de Actores (AAA) también se manifestó a favor. Su titular, Alejandra Darín, expresó: “El mal estado del teatro es evidente y desde hace bastante tiempo. Es importante que las salas de teatro con la historia y la importancia del IFT se mantengan, pero en las mejores condiciones. Más preocupado que la gente que viene hace ochenta años manteniendo el teatro IFT no va a estar ninguno, hay que dejarlos hacer”. La actriz se refirió también a su temor de que aparezcan “intereses políticos partidarios con proclamas demagógicas”.

Existe, a su vez, otro sector de la comunidad teatral que está en contra de este proyecto de reformar el teatro. Que alzó la voz cuando los trabajadores fueron despedidos –seis, según dijo un ex empleado–, que teme por el futuro del teatro y que considera que podría haber otra salida más creativa. Este grupo se llama Movimiento en Defensa del Teatro IFT y lo lideran el actor y director Daniel Loisi y Héctor Bidonde, que es asesor del diputado Alejandro Bodart. A mediados de este mes, el grupo fue a buscar a legisladores para pedirles que el IFT sea declarado Patrimonio Cultural. La sala fue declarada en 2012 de Interés Cultural. Si llegara a ser reconocida como patrimonio cultural, no se podría hacer ninguna reforma que modificara el edificio.

Loisi y sus compañeros no tuvieron éxito: después se supo lo del beneplácito. El 14 de marzo, cuatro legisladores (Alejandro Bodart, Gustavo Vera, Marcelo Ramal y Pablo Bergel) escucharon la propuesta del Movimiento pero coincidieron, en su mayoría, en que declarar como Patrimonio Cultural al teatro no podía ser la única medida, porque eso no implicaría salvarlo del déficit económico. “No nos dieron tiempo de hacer lo que proclamábamos, ellos (por la comisión directiva) se movieron con más rapidez”, protestó Loisi ante Página/12. Informó que la próxima semana irá con sus compañeros a buscar, de nuevo, a legisladores. “No entendemos por qué apoyan esto. La idea es revertir el beneplácito”, sentenció. Según Loisi, toda la gente que está a favor de la “refundación” no está enterada de ciertas cosas.

En la sesión en la que se decidió el beneplácito, el diputado Bodart (MST) insistió en que el tema pasara a comisión para lograr “un consenso más plural, pero se insistió en votarlo así”, dice un comunicado del Movimiento, titulado “La historia no contada del plan del IFT”. “Por eso, Bodart, Ramal y otros legisladores presentaron un proyecto alternativo a ése”, indicaron.

Por su parte, la comisión directiva siempre aseguró que intentó de todo antes de llegar a esto, que quiere lo mejor para el teatro y que “era esto o la quiebra”. Que un teatro tan grande implica altos costos y que, además, está ubicado en una zona difícil para grandes públicos. Han hablado, también, de malas administraciones. Dijeron que conversaron con políticos, pero que no encontraron otra solución. Por eso el “aggiornamiento”. Loisi ofreció el documento en el que se refleja la decisión tomada por los más de cien socios en una asamblea en la Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina (ICUF). Dice que quiere llevarles ese texto a los legisladores.

En ese documento se hablaba de la negociación del espacio aéreo del teatro. Pero ayer Marcelo Horestein, secretario de ICUF, indicó que se dio marcha atrás con esa idea, luego de conversaciones con la AAA y los artistas que apoyan la “refundación”. Esto es una novedad, porque en un momento se habló de la construcción de un edificio de entre siete y nueve pisos. “Queremos que el IFT vuelva a ser un pilar, un foco de la cultura judeo-progresista”, expresó Horestein. Y reconfirmó que “no existe posibilidad de venta ni demolición de la sala”.

Las reformas todavía no comenzaron. El teatro funciona con actividad reducida, sólo están operando algunos talleres. “Se están elaborando los planos para presentarlos al gobierno para su aprobación”, indicó Horestein. La obra se financiará con el dinero que aportará “un grupo de amigos que lo presta sin interés”. “Acá no hay emprendimiento inmobiliario, hay gente que está ayudando a sostener una institución octogenaria”, sostuvo. Agregó que desconoce cuánto podría extenderse el proceso de reformas.

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Parte de la comunidad teatral apoya la “refundación” del IFT, pero otra se opone férreamente.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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