Viernes, 20 de febrero de 2015 | Hoy
TEATRO › EMPIEZA HOY LA 5ª EDICION DEL FESTIVAL SHAKESPEARE BUENOS AIRES
Hasta el 28 de febrero, el ciclo llevará el universo de El Bardo a distintos barrios porteños con entrada gratuita. Norma Aleandro y el inglés Michael Pennington brindarán espectáculos unipersonales en la Usina del Arte. Habrá funciones en Ciudad Oculta y Villa 20.
Por Paula Sabatés
Con teatro nacional e internacional, cine, las clásicas caminatas y bicicleteadas porteñas y un amplio abanico de oferta académica, se lanza desde hoy la quinta edición del Festival Shakespeare Buenos Aires, el evento nacional más grande dedicado al autor inglés. Hasta el 28 de febrero, el ciclo que cumple su primer lustro se propondrá, como todos los años, llevar el universo de El Bardo a distintos barrios porteños para que el público pueda acercase a él de forma libre y gratuita. Habrá invitados de lujo, como Norma Aleandro y el actor inglés Michael Pennington, que brindarán espectáculos unipersonales en la Usina del Arte. También se harán funciones en Ciudad Oculta y Villa 20, que responden a la tradición de los organizadores de llevar teatro adonde otros espectáculos no llegan. Será además la antesala del Primer Festival Shakespeare Uruguay (ver aparte), que tendrá lugar del 3 al 7 de marzo en Montevideo, también organizado por Patricio Orozco, quien asegura que “estos eventos colocan a América latina en el mapa shakespeareano mundial”.
Una novedad de este año es la incorporación más masiva de lo académico dentro del festival. El lunes a las 18.30, por ejemplo, se llevará a cabo el programa Celebrating Shakespeare, que consistirá en una serie de presentaciones de paneles académicos producidos en conjunto con el Lenguas Vivas. Será en el edificio de esa institución, ubicado en Carlos Pellegrini 1515, y marcará el inicio de una colaboración del festival con uno de los institutos de enseñanza de habla inglesa más importantes de la ciudad. Por otro lado, el jueves 26 y viernes 27, a las 19, se presentará en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543) la Asociación Latinoamericana William Shakespeare, una flamante red de investigadores y artistas de toda la región que brindarán paneles y conferencias, moderados por Jorge Dubatti y el propio Orozco.
Pero si bien lo académico resalta en esta edición, también habrá una variada oferta de espectáculos. Además de los de Aleandro (hará una lectura intimista de Venus y Adornis mañana a las 17) y Pennington (se presentará con su unipersonal Sweet William el viernes próximo a las 20), habrá obras nacionales e internacionales, tales como Las mujeres de Shakespeare, a cargo de una compañía uruguaya dirigida por María Dodera (mañana y pasado a las 19 en Teatro Método Kairós, El Salvador 4530), y Hamlet Surf o no Surf, dirigido por los locales Matías Feldman y Santiago Gobernori, que se verá el 27 y 28 a las 20 en Teatro El Tinglado, Mario Bravo 948. Todas las entradas a los espectáculos y el resto de las actividades (se repetirán las caminatas y bicicleteadas de todos los años) serán gratuitas y se pueden reservar en la página del festival: www.festivals hakespeare.com.ar.
“Creo que hoy el festival es como siempre quise. Se está viniendo más grande y lo que más me entusiasma es que estamos llegando a nuevos espacios, que era el espíritu primero de toda esta idea”, dice a Página/12 Orozco, también actor, director teatral y responsable del Festival Beckett en Buenos Aires, que ya tiene una larga trayectoria en la dirección y programación de eventos a gran escala.
–Se cumplen los primeros cinco años del festival. ¿Qué balance hace?
–Creo que los fanáticos de Shakespeare estábamos todos atomizados y que el festival vino a unirnos para que podamos empezar a andar un camino juntos, y eso está buenísimo. Ya no nos excluimos, todos nos ponemos de acuerdo para mostrar el laburo que hacemos. Este año se sumaron instituciones que laburan muy fuerte con Shakespeare, como el Lenguas Vivas, la Universidad de Buenos Aires y el Centro Cultural de la Cooperación, y eso suma muchísimo. Por otro lado, me alegra mucho que todo sea gratuito, porque no hay otro evento igual en el mundo con esa característica. Estamos en el mapa shakespeareano mundial, y eso es importante.
–Pareciera que el festival se viene cada vez más académico. ¿Es la intención?
–En parte sí, porque era algo que nos estaba faltando. En general, los eventos de Shakespeare en el mundo se dividen entre los que son teatrales, que son sólo obras de teatro en plazas, y los que son encuentros académicos, que son súper exclusivos, con tipos de todo el mundo cada uno con su hipótesis. Y me parece que nosotros logramos un buen balance entre ambas experiencias, que es algo que nos hace distintos. Mucha gente en este país investiga sobre Shakespeare y está buenísimo ver a una cantidad de jóvenes anotarse para leer sus papers o sus tesis sobre él. Creo que es algo enriquecedor que complemente a la parte de los espectáculos, el cine y las caminatas.
–Los dos platos fuertes de esta edición son la lectura de Norma Aleandro y el unipersonal del inglés Michael Pennington. ¿Qué puede decir de ambos eventos?
–Por un lado, los encuentros íntimos como el de Aleandro o Jorge Marrale, que inauguró el segmento el año pasado, funcionan bárbaro porque el público no está acostumbrado a ver a esos actores en la intimidad, leyendo un librito o un papelito. Además, Norma nunca antes leyó en público textos de Shakespeare y eso lo hace un súper plan. Por otro lado, con respecto a Michael Pennington, siempre es bueno tener la posibilidad de escuchar a Shakespeare en el idioma en el que fue escrito. Yo siempre digo que hay algo en las traducciones que perdemos. Porque el autor escribió pensando en la musicalidad y el ritmo, además de en lo lingüístico, y eso los latinos lo perdemos. Así que este unipersonal le suma eso al festival.
–En ediciones anteriores venían trabajando en Ciudad Oculta y ahora incorporan la Villa 20. ¿Qué pasa en estos barrios que no están acostumbrados a ser sedes teatrales?
–Cuando fuimos a Ciudad Oculta por primera vez no sabíamos cómo era, porque lo que sale en los medios no son nunca buenas noticias. Pero fue mágico. Había grupos de estudiantes y los mismos coordinadores se sorprendieron de cómo los chicos se quedaban sentados, tranquilos, mirando Romeo y Julieta. Se trata de crear el ambiente, de abrir el juego, de dar la oportunidad de que todos puedan ver talento, y no laburar para la foto ni para las notas. Claro que es difícil, porque cuesta que gente de otros barrios se acerque a éstos, y también que las personas de estos lugares salgan. Pero es una parte importante del desafío del festival, que es llevar a Shakespeare a todos lados.
–Durante el festival se va a presentar la Asociación Latinoamericana William Shakespeare. ¿Qué es y cuáles son sus objetivos?
–Es una organización que tiene ya varios miembros, académicos y artistas, que formamos una red para compartir lo que cada uno hace relacionado a Shakespeare en toda la región. El objetivo es que los latinoamericanos nos juntemos y produzcamos nuestros propios contenidos artísticos y educativos, que pensemos juntos qué tenemos para compartir con el resto del mundo. Queremos armar un circuito que nos permita que si viene a Latinoamérica un actor como Michael Pennington pueda hacer un tour y no visitar un solo país. Se trata de unir fuerzas, de aprovechar entre todos las posibilidades que tenemos y compartirlas. Tenemos la suficiente capacidad y talento para dejar de comprar la lata y armar lo nuestro. Hay que aprovecharlo.
–Usted también programa y dirige el Festival Beckett en Buenos Aires. ¿Qué diferencia ve entre ambos públicos? ¿Cuál es la particularidad del público de Shakespeare?
–Creo que Shakespeare despierta respeto y Beckett, miedo. Shakespeare es mucho más popular y tiene mucha más y mejor prensa. Y la verdad que tiene una obra que es mucho más rica. Es un titán del teatro. Es el teatro de Occidente. Pero su público no necesariamente sabe tanto de él. El 90 por ciento de la gente que fue a ver Ricardo III el año pasado, con Gabriel Goity, la pasó muy bien pero no tenía un conocimiento profundo de la obra y contexto del inglés. En cambio, el que sigue a Beckett conoce más sobre su obra. Cuando termina la obra se queda hablando de otras de sus obras.
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