“La obra habla acerca de lo que fue amar en los ’70 en el contexto de la militancia política”, dice a Página/12 Román Podolsky, director de Prueba contraria, adaptación de la novela del brasileño Fernando Bonassi que se acaba de estrenar en Fuga Cabrera (Cabrera 4871). Agrega además que “la temática tiene un tratamiento políticamente incorrecto porque revisa los condicionamientos que imponía la militancia por aquellos años”. La obra fue escrita por Daniel Veronese, Patricio Abadi y Mariano Saba sobre el guión cinematográfico de Hoje, película dirigida por Tatá Amaral estrenada en 2011. Mientras la historia original sucedía entre un hombre y una mujer, en ésta son dos mujeres (María Figueras y María Laura Cali) las que buscan saldar cuentas del pasado. Completan el elenco Ana Caruso, Sebastián Ferre y Maxi Sarramone. El estreno implicó la reapertura de la sala de Veronese y la primera incursión en el teatro de la productora cinematográfica Barakacine.

¿Era posible conjugar los intereses individuales con la vida clandestina, el peligro de la tortura y la delación? ¿Qué consecuencias pudo acarrear la aceptación de las medidas reparatorias para las víctimas del terrorismo de Estado? Estas son algunas de las cuestiones que se dirimen en Prueba contraria. Desde el punto de vista estético, Podolsky describe: “La obra tiene una perspectiva intimista, pero ese mundo de acciones cotidianas convive con zonas de misterio”. La acción comienza cuando Vera se está mudando a una casa comprada con el dinero que recibió de la indemnización concedida por el Estado a mediado de los ’90. “Este fue un tema que dividió a las Madres”, observa Podolsky, “porque la decisión de aceptar esta reparación implicaba reconocer un punto final”, subraya. En medio de cajas y muebles dispersos aparece Luisa, compañera de militancia de Vera, quien en el pasado había admitido que la organización armada a la cual pertenecían ambas prohibiese la relación amorosa que había entre ellas, razón por la cual abandona a su pareja.

–¿Cómo es la novela que originó el guión cinematográfico y esta versión teatral?

–La novela de Bonassi es de carácter experimental. Mezcla tiempos y diferentes registros de escritura que aportan densidad al material. El guión pone los hechos en sucesión temporal. Por otra parte, Veronese hizo de la pareja heterosexual una pareja de mujeres, con la idea de poner en discusión la moral rígida del aparato que comandaba la militancia. Porque por entonces había regulaciones muy estrictas acerca de lo que debía ser una pareja y la unión homosexual no era aceptada.

–¿Qué consecuencias tiene la visita de Luisa?

–Su aparición genera tensión e inquietud en Vera, quien está disfrutando del inicio de una nueva etapa en su vida. Un momento en el que, consciente o inconscientemente, se revisa lo que se dejó atrás. Pero como siempre llevamos con nosotros todas las etapas vividas, la ilusión de sentirnos renovados o liberados del pasado siempre se pone en tensión con la memoria. Entonces podríamos preguntarnos cuánto olvido implica el comienzo de algo nuevo en la vida.

–¿En qué consiste la reparación del pasado?

–Ambos personajes entablan un juego de reclamos y esta situación, finalmente, las iguala. Ya no hay ni víctima ni victimaria, y en base a este hecho se toman las decisiones que se toman.

–¿Qué operación debe realizar Vera para continuar con su vida?

–Ella tiene que aceptar que lo actuado por ambas sucedió en el marco conceptual de unos valores que hoy ya no son los que la identifican. Es por esto que la obra permite reflexionar sobre el amor, la traición y ciertas convicciones que imperaban en el contexto de la militancia.

* Prueba contraria, Teatro Fuga Cabrera. Cabrera 4871, Timbre C, sábados a las 23.