Martes, 19 de mayo de 2015 | Hoy
TELEVISION › LAS RAZONES DE LA RENUNCIA DE UNDERGROUND AL MARTíN FIERRO
“De la misma manera que la gente de Aptra tiene derecho a nominar a los que les parece, nosotros tenemos derecho a renunciar al premio”, explica a Página/12 Pablo Culell, director de la productora. La decisión vuelve a desnudar viejas falencias del premio.
Por Emanuel Respighi
Polémicos. Ridículos. Condicionados. Populares. Frívolos. Tradicionales. Estos son sólo algunos de los adjetivos que suelen aplicarse a los premios Martín Fierro desde hace años. Hace tiempo que ninguno de los profesionales que forman parte de la industria televisiva local se refiere a los galardones que organiza la Asociación de Periodistas de Televisión y Radiodifusión de la Argentina (Aptra) como “serios”; muchos menos le otorga a la estatuilla el status de “prestigiosa”. Más fiesta de encuentro televisada con amigos y colegas que espacio legítimo de reconocimiento, cada ceremonia de entrega de los Martín Fierro exhibe en pantalla de alto rating una puesta en escena a la que se presta mansamente (casi) toda la industria televisiva argentina. La innumerable cantidad de equívocos, olvidos y premiados de dudoso merecimiento fue mellando la credibilidad de un premio que por estas horas está fuertemente cuestionado desde un actor importante de la misma industria: la productora Underground anunció que renunciaba a las siete nominaciones que tiene en los Martín Fierro.
Alguna vez lo hizo Adrián Suar, cuando en su calidad de dueño de Pol-ka se sintió manoseado por los miembros de Aptra. En aquel entonces, el ahora director artístico de El Trece tomó la decisión de no concurrir más a las ceremonias de entrega de los Martín Fierro, situación que se modificó hace algunos años, aunque no había extendido su decisión a los programas surgidos de su productora. La diferencia, ahora, radica en que lo que era una decisión personal y tácita de Suar alcanzó en estos días status de renunciamiento público de parte de Underground, una de las tres productoras más importantes de ficción del país. La productora encabezada por Sebastián Ortega y Pablo Culell, realizadora de éxitos como Lalola, Los exitosos Pells, Graduados y la recientemente finalizada Viudas e hijos del rock and roll, emitió un comunicado en el que anunció que se retiraba de la premiación.
“Durante años –explica el comunicado– aceptamos las reglas del juego ganando o perdiendo y sin hacer ningún tipo de lobby, pero cuando uno ve falta de criterio absoluta ya no puede prestarse al juego. Actores como Verónica Llinás y Luis Machín, con creaciones de antología por nombrar sólo algunos actores de nuestro gran elenco que cualquier jurado criterioso no vacilaría en nominar, fueron absolutamente olvidados. Somos productores que amamos la ficción y a los actores, y es por ello y por nuestro prestigio personal y profesional, que no queremos formar parte de una premiación cuyo jurado ha perdido absolutamente el análisis de lo valioso de la TV argentina y que nos da la pauta que esto dejó de ser un premio de todos para transformarse en un negocio para pocos.”
¿Qué fue lo que pasó para que la productora que el año pasado celebró el Martín Fierro de Oro por Graduados ahora decida renunciar a formar parte de los premios? ¿Puede una diferencia en el criterio de premiación justificar una decisión tan extrema? Que todo premio es discutible, no hay duda. Los Martín Fierro son un mamarracho artístico y ético, sobran los ejemplos a lo largo del último tiempo. Tampoco nadie que haya visto Viudas... podría negar que los personajes de Llinás y Machín en la ficción fueron de las mejores composiciones en comedia de los últimos años. El problema que surge en esta remozada polémica es que un premio que lo único que hace es acumular sospechas de todo tipo no pude ser sustentable en el tiempo. Por más que la industria televisiva se sienta cómoda en la apariencia. Esa histórica fragilidad artística-ética que rodea a los Martín Fierro, sostenida únicamente por la dinámica protocolar propia de la televisión, parece haberse desmoronado. Como antes había sido de Suar, alguna vez de Víctor Hugo Morales, la que ahora pateó el tablero fue Underground. Pero podría haber sido cualquiera de los que forman parte de universo mediático argentino.
“De la misma manera que la gente de Aptra tiene derecho a nominar a los que les parece, nosotros tenemos derecho a renunciar al premio”, le explica a Página/12 Pablo Culell, director de Underground, sobre los motivos que los llevaron a tomar la decisión. “Uno acepta las reglas del juego de los premios, pero cuando no te sentís respetado ni identificado, no tiene por qué prestarse a un juego en el que sabe de antemano que va a perder. La TV es un negocio, una ceremonia tiene su cuota de show televisivo, pero no se puede omitir gente valiosa artísticamente en función de ese show. Aptra debe revisar un poco la manera en que vota y quiénes votan, hasta dónde sus miembros tienen criterio a la hora de votar. Todo premio es cuestionado, pero acá la falta de criterio es absoluta. Esto no es nuevo. De hecho, el premio viene cuestionado hace tiempo. Nosotros no podemos denunciar nada, no nos consta otra cosa que la falta de criterio de quienes votan”, subraya el productor.
La decisión de Underground no sólo motivó todo tipo de sospechas y polémicas en el mundo de la pantalla chica, sino también adhesiones. Por lo pronto, Paola Barrientos (nominada como protagonista de comedia por Viudas...) fue una de las que expresó que no asistirá a la premiación, en disconformidad con las nominaciones. Otro de los que tampoco concurrirá a la ceremonia, que se realizará el 14 de junio y será transmitido por El Trece, es Ernesto Korovsky, el autor (junto a Alejandro Quesada y Silvina Fredjkes) de la comedia que finalizó la semana última. “No me canso de adherir a la actitud de la productora de bajarse de las nominaciones, y no voy a ir a la fiesta”, puntualiza Korovsky. “Estoy absolutamente indignado –agrega–; considero que no sólo han ignorado a gente, como María Leal o Violeta Urtizberea, o Juan Sorini como revelación: Verónica Llinás y Machín fueron proscriptos, los tacharon de la lista. Si me preguntan quién lo hizo, respondería que fue Martita Cano (personaje de Viudas...) desde la cárcel, por entrar en el código de los Arostegui. La verdad es que pienso que alguien se sintió especialmente molesto con la agudeza de la mirada de Verónica y de Luis: no castigaron a los autores, sí a los intérpretes.”
El guionista sostiene que hace años que los Martín Fierro han perdido credibilidad. “La idea de los Martín Fierro –analiza Korovsky– es premiar a los que se destacan, los que generan algo especial. Ningunear a Verónica y Luis es lo más antiindustrial que hay; en vez de promoverlos, de seguir sacándoles jugo, no, los ignoran, los olvidan. El criterio no se entiende. Lo único que queda claro es que si los jueces de la Nación son influenciables, la gente de Aptra ni hablar. Están todo el año tratando de sacarle plata a la transmisión del programa. El canal que lo emite pone condiciones. Todos, hasta América, ponían condiciones cuando lo transmitían. Si algo faltaba para decir que los Martín Fierro son cualquier cosa, era esto. Por eso estoy tan de acuerdo con Underground, hacemos el trabajo bien para sentirnos orgullosos, los premios deberían estar para jerarquizar a la industria, prestigiar el esfuerzo, destacar el talento. Cuando la premiación es una repartija arbitraria y berreta, hay que bajarse y listo.”
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