El predio de la Fuerza Aérea está situado en la ruta 20, a tan sólo doce kilómetros de la capital cordobesa, e impresiona por su dimensión: tiene 950 hectáreas con 17 mil metros cuadrados cubiertos con infraestructura. Allí funcionan la Escuela de Aviación Militar –sede de las primeras promociones de oficiales de la F.A.–, el Instituto Universitario Aeronáutico –fundado en 1947, donde se imparte la enseñanza superior de carreras como ingeniería, entre otras– y lo que alguna vez fue una fábrica de aviones. Dentro del predio, el salón auditorio Cornelio Saavedra era antiguamente un cine de la guarnición militar donde cadetes y oficiales pasaban momentos de ocio entre jornada y jornada. Con el tiempo, dejó de funcionar como sala y se convirtió en el aula magna del Instituto Universitario Aeronáutico que, con una capacidad para 340 personas, suele utilizarse para ceremonias de egresos, conferencias y aperturas de exposiciones. Hasta allí llegaron José de San Martín y Simón Bolívar. O mejor dicho, las composiciones que realizaron Lito Cruz y Rubén Stella en la obra Guayaquil, que se presentó en el marco del programa Café Cultura Nación, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación y que, a través de un convenio con el Ministerio de Defensa, busca llevar personalidades de la cultura y del ambiente artístico a los cuarteles.

La obra escrita por Pacho O’Donnell tiene como contexto el encuentro histórico que tuvieron ambos líderes latinoamericanos en Guayaquil en 1822. Guayaquil está dirigida por Cruz, que encarna a un San Martín diferente del que acostumbraba mostrar la revista Billiken. Que una obra que narra el reencuentro de San Martín y Bolívar se presente en una guarnición militar tiene una carga simbólica fuerte. Cruz destaca que “significa un acontecimiento fuera de los cálculos de uno como actor. Esto de estar haciendo San Martín en un colegio militar es toda una experiencia, porque los militares tienen un concepto de un general diferente a los civiles”. Cruz considera que en semejante desafío salieron airosos: “A la gente le ha impactado cómo he encarado este San Martín desahuciado, con un gran renunciamiento, dejándole a Bolívar lo que quedaba de la Independencia. Una manera de tomar a San Martín distinta de lo que cada uno tiene en su memoria desde la infancia”.

En tanto, para Rubén Stella representar a un personaje como Simón Bolívar posee una enorme carga de sentido “en cualquier ámbito, por lo que implica como concepción ideológica. Por otro lado, adentrarse en estos personajes conlleva un enorme compromiso porque hay que juntarlos con la imagen que uno tiene de estos personajes y hacerla si no coincidir, por lo menos no pelear con esa imagen. Y hacerlo en una guarnición militar lleva, además, un adicional que es intentar colaborar en el reencuentro que nuestra sociedad se viene debiendo desde hace tantísimo tiempo”.

Fiel a la modalidad del Café Cultura Nación, el secretario de Cultura invitó al auditorio a sumarse al debate posterior. Un público compuesto por militares y familiares, pero también por estudiantes y civiles, compartió un rico debate junto a Nun, la ministra de Defensa, Nilda Garré, el flamante Jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Normando Costantino, y los actores. Muchos espectadores expusieron sus propios puntos de vista a través de preguntas y análisis sobre la figura de San Martín y Bolívar, la liberación de los pueblos de América, la influencia británica que señala la obra así como la discusión sobre la construcción de la República. Al finalizar el debate, quedó en claro que la discusión sobre esta porción de la historia argentina del siglo XIX, lejos de agotarse, podía seguir en las casas.

Guayaquil fue un eslabón más de la amplia cadena que constituye Café Cultura Nación: en lo que va del año, más de 50 mil personas participaron de la propuesta en 13 provincias y 260 personalidades reflexionaron con el público a través de esta iniciativa que, según Nun, apunta a “abrir una conversación, un diálogo, un debate con los asistentes al café, tratando de estimular la argumentación, la deliberación, el respeto a las ideas del otro que puede ser un adversario pero no por eso un enemigo”. A partir de este mes, se sumaron nuevos espacios como las guarniciones militares de Campo de Mayo, Puerto Belgrano y Córdoba, gracias a un acuerdo con Defensa. La ministra Garré sostuvo que la idea de sumarse a esta iniciativa y llevar Café Cultura Nación a los cuarteles se debió a “la necesidad de que la cultura también estuviera presente dentro de las Fuerzas Armadas como una forma más de articularlas con la sociedad civil”. La ministra recalcó que “así como tenemos una política muy clara y el Presidente ha dado directivas de depurar a las Fuerzas Armadas de todo lo que puede ser vinculación con el terrorismo de Estado, después hay una necesidad ineludible hacia el futuro, que es articular definitivamente a las Fuerzas Armadas con el resto de la sociedad, generar vasos comunicantes. La cultura es un instrumento fundamental para eso”.

Nun subrayó que el objetivo, en este caso concreto, es “rescatar una figura que lamentablemente ha estado ausente del lenguaje de los argentinos, que es la figura del ciudadano militar. Así como hay ciudadanos obreros, ciudadanos odontólogos, ciudadanos actores o actrices, hay ciudadanos militares. Entonces, el hecho de ser militar no inhibe que deba estar dotado de todas las características que le permitan ser un buen ciudadano. Y entre estas características tiene un papel central la predisposición al debate, la deliberación, la argumentación. Son cosas que tratamos de promover a través de iniciativas como ésta”.