El SOS lanzado en las últimas semanas por el Celcit sensibilizó a personas e instituciones culturales de América y Europa, pero hasta ahora no se concretó el salvataje. “Hemos recibido numerosas adhesiones”, reconoce el dramaturgo, actor, director y maestro Juan Carlos Gené, en relación con el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral que preside. “Incluso sucedió algo pintoresco y muy conmovedor: un señor nos ofreció un espacio en Tegucigalpa.” Y es que de eso se trata, de hallar un nuevo espacio donde continuar las actividades que la entidad viene realizando desde hace catorce años en la sede de Bolívar 825. La urgencia nace del anuncio de la venta del predio y del poco tiempo de que disponen para reorganizar lo programado para este año. “Por supuesto que los dueños tienen derecho a la venta; ellos han demostrado siempre buena voluntad hacia nosotros, pero la noticia nos hizo sentir desamparados”, resume Gené junto a Carlos Ianni, puestista y director del Celcit. “Quedarnos sin sede significa correr riesgos muy serios”, sostienen. En el afán por hallar una salida, recurrieron a distintos organismos, instituciones y fundaciones: al secretario de Cultura José Nun, a la ministra de Cultura de la Ciudad, autoridades del Instituto Nacional del Teatro, Proteatro, Fondo Nacional de las Artes y entidades privadas. En principio se les ofreció apoyo, “en la medida de las posibilidades de cada cual”, pero lo real es que aún no hallaron un espacio.

El funcionamiento de la entidad es complejo por abarcativo, tanto a nivel geográfico como cultural. Mantiene a la Argentina en permanente contacto con los demás países latinoamericanos en materia de estrenos de obras, organización de giras y festivales, seminarios y publicación digitalizada de textos. Su sitio www.celcit.org.ar se ha convertido en generosa biblioteca para estudiosos y artistas, siendo su página web de acceso y bajada gratuitos. La institución cuenta con más de treinta años de actividad continuada y ha sido declarada de interés cultural por la Legislatura de la ciudad. El anuncio de la venta modificó sustancialmente la programación. Permanece lo planificado para el primer semestre, pero todo lo relacionado con el segundo fue levantado: “La visita de dos compañías chilenas y una de Venezuela, más los seminarios”, enumera Ianni, uno de los puntales de esta entidad prestigiada por Gené, singular intérprete de teatro y cine, autor de obras relevantes y de exitosos programas para TV, como el pionero Cosa juzgada, de los años ’70. Fundador en su exilio venezolano del Grupo Actoral 80, se desempeñó también allí como docente en la Universidad Central. En la Argentina presidió la Asociación Argentina de Actores y dirigió el Teatro San Martín. Entre sus textos figuran El herrero y el diablo, Se acabó la diversión, El inglés, Memorial del cordero asesinado, Golpes a mi puerta, Ulf y El sueño y la vigilia.

–¿No previeron la venta?

Juan Carlos Gené: –Sabíamos que por las nuevas disposiciones del gobierno de la ciudad sobre los teatros independientes era necesario hacer algunos cambios en la sala, y que esto requería mucho dinero, algo que no les convenía a los propietarios. Están en su derecho. Recién ahí tomamos conciencia de la realidad y de lo grave de nuestra situación. El Celcit cumple una tarea pedagógica “muy de todas las horas” y requiere un lugar especial.

Carlos Ianni: –Sería difícil para nosotros compartir las actividades o las funciones con otros elencos, aunque en esta emergencia no desechamos ofrecimientos.

–¿Les queda tiempo y ánimo para ocuparse de nuevos emprendimientos?

C. I.: –Admito que gran parte de mi energía está puesta en hallar una solución rápida al tema de la sede, pero igual me estoy ocupando de organizar giras fuera de la ciudad. Este año empezamos con una obra que dirijo, Antígona, donde actúa Ana Yovino. Además, en el Celcit, se estrena Loteo, escrita y dirigida por Víctor Winer y actuada por Rita Terranova.

J. C. G.: –Ensayo una obra mía en el Cervantes, Todo verde y un árbol lila, que se estrenará en abril, y trabajo en una trilogía que inicié hace tiempo en el Celcit. El título es Factor H, y se refiere a los vínculos entre hermanos. Uno de los fragmentos es totalmente mío y los otros son dramaturgias.

–¿A qué se debe la elección de un mismo tema para tres obras?

J. C. G.: –La razón es azarosa. Los actores que integran el grupo habían llegado al Celcit para un entrenamiento. Entonces les pregunté sobre qué querían trabajar y prácticamente todos respondieron que sobre historias de hermanos. Empezamos a armar las escenas y ahí nos dimos cuenta de que teníamos un material enorme. Cualquiera de los tres fragmentos de esta trilogía se puede ver por separado, pero la significación total se adquiere viendo los tres.

–¿Algo así como un juego de acertijos?

J. C. G.: –O como una coincidencia de reacciones del inconsciente.

–¿Por qué Factor H?

J. C. G.: –Mientras ensayábamos apareció un artículo en un diario donde se decía que distintos experimentos hechos en Estados Unidos demostraban que el vínculo entre hermanos genera tantas consecuencias como el vínculo entre padres e hijos. Allí se mencionaba al Factor H y a nosotros nos pareció que ése era un título apropiado para la trilogía. Las historias bíblicas y mitológicas sobre hermanos son terroríficas, y nos interesaba ver qué nos pasaba a nosotros con esa relación.

–¿Cuáles son las expectativas respecto del auxilio al Celcit?

C. I.: –Para nosotros es un asunto imperioso. Por ahora insistimos, y esperamos respuestas. Diría que en esto somos moderadamente optimistas.