Sábado, 24 de febrero de 2007 | Hoy
CINE › CANDIDATA A MEJOR ACTRIZ
La protagonista de Volver se pregunta: “¿De verdad me está pasando esto a mí?”.
Por Rocio Garcia *
Desde Madrid
La madrugada de un martes la sorprendió con la candidatura de un Oscar como mejor actriz por su papel de Raimunda en Volver, de Pedro Almodóvar. Apenas seis días después, un domingo, el cine español se rindió ante su tesón, su fuerza y trabajo, y la premió con el Goya a la mejor intérprete femenina. El jueves siguiente, en su casa de las afueras de Madrid, un día antes de viajar de nuevo a Los Angeles, Penélope Cruz se preguntaba en voz alta: “¿De verdad me está pasando esto a mí?”. Eran las cuatro de la tarde y comía un plato de tallarines. A su lado ronroneaba una bonita gata de nombre Raimunda. Su vida sentimental y su película con Woody Allen, con el que rodará en verano en Barcelona, son los únicos asuntos sobre los que no contesta. Sin embargo, Penélope Cruz, tras hacerse oficial su participación en el proyecto del director neoyorquino, aseguró por correo electrónico desde Los Angeles: “Woody siempre ha sido uno de mis directores y escritores favoritos. Estoy contentísima por la oportunidad que me está dando, porque siempre he soñado con trabajar con él. Es uno de los maestros del cine americano y estoy deseando ponerme en sus manos. No puedo contar nada sobre el guión, pero me encanta”. Mañana competirá por el Oscar con Judy Dench, Helen Mirren, Meryl Streep y Kate Winslet.
–¿Ha sido la semana más importante de su carrera profesional?
–Ha sido una semana de celebraciones, que todavía no me creo del todo. Todo ello ha sido consecuencia de muchos años de trabajo y de todo lo que le debo a la gente que desde un principio me ha ayudado y animado. No es únicamente el esfuerzo y el mérito de uno solo. No es algo de lo que esté disfrutando yo sola, sino mucha gente que ha estado conmigo desde el principio. Es una semana que por sí sola no existe. Lo de esa semana ha sido fruto y acumulación de todo lo que he vivido, de las cosas buenas, de las no tan buenas, de las películas que han salido bien y de las que han salido mal. Todas, las 35 películas que he hecho, me han enseñado algo.
–Se convirtió en la primera actriz española candidata a un Oscar. Ganó su segundo Goya (el primero fue en 1999 por La niña de tus ojos). ¿Cómo se digiere?
–Que haya sido todo en la misma semana es surrealista. Estoy cansada e inquieta, porque han sido muchas emociones y muy seguidas. Aunque son cosas muy buenas, que todo haya sucedido tan rápido a veces es difícil de asimilar. Estoy intentando disfrutar de cada día. Llevo unos meses con mucho ajetreo, mucho vaivén, mucho viaje, y estoy intentando cuidarme más que nunca. Yo siempre me cuido mucho, soy muy obsesiva con eso.
–¿En qué sentido?
–Me obligo a tener todos los días ratos para mí, a descansar muchísimo, respetando las horas de comer y dormir. Es muy fácil entrar en una dinámica de la locura, del ritmo, del caos total, de los horarios. Sólo este mes he cruzado el Atlántico seis veces. Reconozco que a veces me paso en los cuidados, porque necesito encontrar un orden en mi vida. Intento ser muy estricta con mi salud y mis horarios. Si no hiciera eso no disfrutaría lo que está pasando y me sentiría mal conmigo misma.
–¿Cómo cambia esto a una persona?
–Todas las experiencias que he vivido en todos estos años me han ido cambiando, pero de la misma manera que me hubiera cambiado cualquier trabajo. Hay veces que los cambios se malinterpretan, sobre todo en las profesiones que tienen un lado público. Parece que si cambias es malo y no es así. Todas las personas cambian.
–¿Se pierde con facilidad la cabeza en Hollywood?
–He aprendido a protegerme de lo negativo, porque en mi carrera he vivido momentos en los que te alaban y otros en los que te menosprecian. Es algo que hace fuerte a una persona y lo valoro como un aspecto positivo. He pasado muchas pruebas en ese sentido. Igual que he tenido que aprender a protegerme de lo negativo, he aprendido también a protegerme de lo positivo. Cuando uno vive una situación de muchos halagos, hay una parte de mí que se protege mucho. Soy la primera autocrítica conmigo misma, pero cuando decido hacer un trabajo me lanzo a ello sin pensar en más opiniones. Tengo el mismo miedo de siempre. Eso no ha cambiado, eso está intacto. Después de mi primer Goya por La niña de tus ojos pasé una temporada en la que me tocó que me dieran mucha caña. Te acostumbras a eso y aprendes a mirarlo como algo relativo, que te enseña muchas lecciones de la vida, de lo impermanente, del valor relativo de las opiniones.
–¿Ha encontrado en Hollywood momentos de hostilidad, de oscuridad?
–Muchísimos. Todo tiene sus pro y sus contra. En Hollywood no todo es color de rosa. He conocido gente maravillosa, tengo amigos allí que lo son para toda la vida. El problema es que cuando hablas de esto es fácil que se interprete como si fueras de víctima y no me gusta nada quejarme, porque mi trabajo tiene muchas más cosas positivas que negativas. Lo más duro para mí fue el principio, me fui con un billete de ida y vuelta porque me iba a hacer un trabajo concreto. Pero luego todo el tiempo que me pasé allí preparando la siguiente película hablaba muy poco inglés, no conocía a nadie y tuve momentos de una soledad absoluta, pero nadie me obligó a quedarme. En Hollywood claro que te ponen pruebas a nivel personal, porque no toda la gente es honesta o juega limpio. Tienes que estar muy alerta. Lo interesante es saberlo, aprenderlo, porque al que no esté alerta es fácil que le llegue a arruinar la vida, pero como en todos los sitios. ¿Dónde no pasa? Pero en Hollywood esa gente recuerda al comportamiento típico de lo que imaginamos fue el viejo Hollywood. Las manipulaciones, las intrigas.
–Aunque desde un principio ha considerado que el premio ya lo tiene con la candidatura, en algún momento habrá pensado o soñado con él.
–Llevaban meses diciendo que me iban a nominar, pero juro que ese día no me lo creía. Todavía no me lo he creído del todo porque todo va tan rápido. Se me olvida, y cuando me vuelvo a acordar me vuelve a sorprender. ¿De verdad me está pasando esto?
–¿Cree que tiene alguna posibilidad?
–No, no. Lo digo totalmente de corazón. Sería una grandísima sorpresa que el Oscar no lo ganara Hellen Mirren, porque se lo merece. Estoy compitiendo con monstruos de la interpretación. Meryl Streep ha sido mi actriz favorita de siempre. Me ha tocado un año muy fuerte y eso es muy positivo. Lo bueno de que te nominen es que ya no ves como imposible que te puedan llegar a nominar otra vez en tu vida, antes lo veía imposible.
–¿Con Volver empieza su auténtica y seria carrera en Hollywood?
–Todo lo que he hecho en Hollywood tiene un significado para mí. Hay algunas películas que me gustan más que otras. Para mí es importante ser agradecida y no me sentiría bien si tuviera que tirar todo eso por la borda y empezar de cero.
–Almodóvar dijo el día que se hizo pública su candidatura a los Oscar que no había tenido suerte con los proyectos americanos. ¿Está de acuerdo?
–Pedro se refería a que yo podía dar más como actriz, que podía haber hecho cosas que me exigieran más a nivel emocional, pero eso creo que también llega con el tiempo. A raíz de Volver me están ofreciendo unos proyectos que me exigen más, pero yo tengo cariño a todas las películas que he hecho allí. No me arrepiento de ninguna, de casi ninguna.
–¿Hará cambiar esto su carrera?
–El personaje de Volver creo que ha sido el más difícil que he hecho nunca. A lo mejor si no te ven hacerlo no se imaginan que puedas hacerlo, más todavía si eres una actriz extranjera. Esa es la puerta que me ha abierto esta película. Hacer ver a determinado tipo de gente que eres capaz de hacer esto. Como actor dependes de la confianza de los demás, todos los actores queremos material difícil, que nos exija, pero no depende sólo de nosotros. Por eso yo a Pedro y a todos los directores que me han dado un empujón en esa dirección les estoy sumamente agradecida. Es verdad que ahora tengo una edad que me pueden ofrecer un tipo de personajes que antes no podían.
–Almodóvar también hizo alusión a cómo le ha afectado en su carrera la fama de sus parejas sentimentales.
–De eso no quiero hablar.
–¿Pero cree que, como dijo Almodóvar, la han afectado negativamente?
–No. Sé a lo que se refiere Pedro, pero es algo que siempre se malinterpreta. Muchos de mis compañeros de interpretación sienten lo mismo que yo. No nos gusta aparecer en las revistas del corazón porque ése no es el motivo por el que decidimos dedicarnos a la interpretación. Lo que pasa es que estés con quien estés, y más si se dedica a lo mismo que tú, hay doble interés.
–¿La agobia?
–No. Si pudiera escoger, me encantaría tener menos ese tipo de atención, pero sé que es muy difícil. Ese no es el plato favorito de casi nadie y menos de los artistas que viven de su trabajo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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