Pienso que todo lo que contribuye a esclarecer y dar un cuerpo a lo que hacen las Abuelas es bienvenido, y que el trabajo que realizan los artistas desde sus campos específicos es más que interesante. Darle cuerpo al trabajo de las Abuelas es poner marco y rigor a las lecturas que se harán en la presentación del ciclo. Es también descubrir identidades y hallar raíces. En el texto que me dieron para leer, alguien se dirige a un personaje de Quino, a Mafalda, pero yo quiero contribuir con algo más. Estoy buscando en los escritos de Juan José Saer. Sé que con ellos puedo expresar muy bien lo que siento. Mi deseo es que la lectura nutra. Por eso me inclino también por Samuel Beckett o por Shakespeare, por un soneto. Son escrituras directas, sencillas, que tienen “un peso de voz”. Todavía no me decidí, pero creo que algo encontraré en ese libro maravilloso de Saer, El río sin orillas, donde los personajes son el Río de la Plata y lugares como Serondino, en Santa Fe, donde nació. Digo Beckett porque es un autor que siento muy cerca por su lenguaje, esencial, y digo Shakespeare por la emoción y su sentido de libertad. Son autores-poetas que me resuenan cuando pienso en la lucha de Abuelas.