Martes, 28 de agosto de 2007 | Hoy
TEATRO › UNA PUESTA REALIZADA POR ALFREDO ARIAS
Con música en vivo a cargo de Axel Krygier, la obra que se ofrece en la antigua casona de Beccar presenta contrapuntos, misterios e inquietudes afines a la obra de Silvina Ocampo.
Por Hilda Cabrera
“Este es el escenario más pequeño de mi vida”, dice el director y régisseur Alfredo Arias en la función de estreno de Invenciones del recuerdo, y da las explicaciones del caso. Le bastaría extender los brazos formando con su cuerpo una cruz para constatar que la medida es el ancho de una puerta con bello marco de madera: una abertura estrecha en relación a la altura, característica de los interiores de una residencia de fines del siglo XIX. El escenario es esa puerta que comunica dos habitaciones de la Villa Ocampo, la mansión donde Victoria agasajaba a celebridades. ¿Cómo enfrentar ese desafío para que los espectadores ubicados en sillas a uno y otro lado del marco no pierdan detalle de la puesta? En principio, el piano colocado frente a esa puerta está a la vista de todos, y también su ejecutante, Axel Krygier, instrumentista y compositor de muy variado registro. La música en vivo crea climas y anima a las actrices Alejandra Radano, Sandra Guida y Marilú Marini a interpretar con sus mejores artes fragmentos de Invenciones..., la autobiografía poética de Silvina Ocampo que da título al espectáculo. Ellas le ponen voz y cuerpo a un mundo infantil y púber en el que se cruzan delicados sentimientos y emociones violentas: un contrapunto afín a una autora cuyo rasgo literario ha sido multiplicar misterios.
La figura que acaso deba transparentar con mayor crudeza ese tironeo existencial es la que compone Marini, pero su fugaz aparición en los tramos finales del espectáculo desdibuja la conmoción que se supone produce la idea del pecado en una Silvina niña. Las actrices, vestidas por Pablo Ramírez –quien se ha inclinado aquí por el blanco y el negro, y por un diseño que en Radano y Guida se adecua tanto a una novia como a una mujer que transita un duelo–, deambulan por una y otra habitación llevando en sus manos un ejemplar de Invenciones... a la manera de un catecismo o un misal. Ellas son las que rescatan memorias e ironías sobre el aprendizaje de las palabras (la educación entendida como corrección de defectos, o tal vez como represión); observaciones sobre la madre y los empleados de la casa, dominadores, sabios o siniestros; y sobre vividores como el Señor Intruso, al que todos saludan y ninguno conoce. Una historia que el público festeja, al igual que la surrealista de un teatral vestido violeta.
Los miedos que trae la noche, el castigo (imaginado) de andar descalza por las piedritas del sendero de entrada a la casa y las plegarias al ángel de la guarda son motivos suficientes para la elaboración de un trabajo como éste, aún en proceso de creación, donde se interpretan canciones nuevas como “Zorzal”, “Princesa” y “Para que no te fueras” (todas del CD Zorzal, de Krygier); “Cabeza de barro” (de Krygier y Alejandro Terán), y un bolero de otro tiempo del cubano Bola de Nieve (Ignacio Villa Fernández). En el programa de mano, Radano recuerda un diálogo entre dos personajes de Ocampo, uno de ellos taxidermista: “–¿Cómo hace usted esas maravillas? – Con veneno, señor”. El apunte de la actriz es oportuno: la escritura de Ocampo inquieta. ¿Quién podría olvidar la venganza de Mercedes en Mimoso? Invenciones ..., espectáculo programado por la coreógrafa Diana Theocharidis para el ciclo Siete Noches en Villa Ocampo, se ofrece hoy a las 20.30 y el martes 4 de septiembre, en el mismo horario, en la casona de Elortondo 1837, altura Av. Libertador 17400, Beccar (4732-4988; informes@villaocampo, www.villaocampo.org).
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