Miércoles, 12 de septiembre de 2007 | Hoy
TEATRO › MARC COLLIN Y NOUVELLE VAGUE EN LA ARGENTINA
El grupo francés presenta en el Teatro Opera sus versiones en clave bossa de viejas canciones new wave. “Pero es mucho más que eso, hay muchas influencias distintas”, dice su líder.
Por Roque Casciero
Nouvelle Vague, New Wave, Bossa Nova. La traducción al español de las tres expresiones coincide: nueva ola. Nouvelle Vague, el proyecto del productor francés Marc Collin, instaló una nueva ola, la de los discos de covers en versión bossa nova. Pero él lo había pensado para las canciones de la new wave –algunas famosas, otras desconocidas– y como un proyecto personal. De esa manera publicó el debut epónimo, con versiones de Joy Division, The Clash y Depeche Mode, que vendió 200 mil copias, y reincidió con Bande à part, que tuvo edición nacional, en el que entraron tanto Blondie como Tuxedomoon. Muy lejano al filón con pies de barro a lo Bossa’n’Stones, creado con viveza criolla y nombres en portugués en un estudio porteño. Para notar la diferencia, además, nada mejor que ver en vivo a Nouvelle Vague, hoy en el Teatro Opera. “Lo nuestro no es realmente bossa nova o new wave, sino mucho más que eso”, explica Collin a Página/12. “Si se escucha con atención, hay un montón de influencias distintas. No es una receta, sino que tiene a varios artistas detrás. No es sólo un concepto.”
–Entonces, ¿cómo describiría a Nouvelle Vague?
–Es difícil... Digamos que es un muy lindo proyecto para hacer covers de canciones de los ’80, algunas olvidadas y otras muy conocidas, pero también es un modo posmoderno de hacer música en este presente en el que ya no queda nada por inventar. Lo que nos propusimos fue hacer algo nuevo con el pasado, usando nuestra imaginación.
–¿Cómo es eso de que ya no se puede crear nada nuevo?
–En cierto sentido, Nouvelle Vague es nuevo... Pero sí, me parece difícil, porque ya está todo hecho. Pienso que es interesante hacer esta clase de proyectos en los que se trabaja con la historia musical y se intenta imaginar algunas combinaciones, como la de Kingston en los ’60, Río de Janeiro en los ’70, Manchester en los ’80 y París en los ’50. Con todas esas cosas puede crearse algo nuevo. Justo en estos días vi la última película de Tarantino, Death Proof, y me parece que tiene la misma clase de idea: se supone que está ambientada en los ’70, pero tienen celulares y toman Red Bull... Me gustan esa clase de ideas extrañas.
–¿Cómo fue que estableció el concepto de mezclar new wave, bossa nova y nouvelle vague?
–Lo descubrí después de hacer el proyecto. No es que encontré una idea divertida y decidí ponerla en práctica. Simplemente escuchaba en mi cabeza canciones como “Love Will Tear us Apart” con una cantante brasileña y una onda bossa nova. Entonces me puse a revisar mis viejos casetes de bandas new wave y encontré que muchas veces habían escrito hermosas canciones, así que imaginé que si fueran producidas distinto mucha gente las descubriría hoy. Así que quise hacerlo con un amigo, en París, de un modo muy inocente. Lo que sucedió fue que le gustó a mucha gente.
–¿Fue una influencia el disco El baile alemán, en el que Señor Coconut (el productor alemán Uwe Schmidt) hacía versiones salseras de Kraftwerk?
–Sí, fue una especie de influencia porque es una idea similar. La diferencia es que, para mí, Señor Coconut es un chiste, tipo “ah, es gracioso hacer temas de Kraftwerk en forma de salsa”. Por eso, la idea es realmente buena, pero no puedo escuchar la música más que una o dos veces. Nouvelle Vague no es gracioso en absoluto, más allá de que haya canciones divertidas como “Just Can’t Get Enough”. Pero hay muchos tracks que son más que eso, como “Guns of Brixton” (The Clash), “Killing Moon” (Echo & The Bunnymen) o “Bela Lugosi is Dead” (Bauhaus). No tengo la necesidad de ser gracioso ni cool, sino que es algo más personal, en cierto sentido. Creo que por eso tuvimos éxito más allá del primer disco.
–¿Tuvo algún comentario de los autores de las canciones?
–Sí, bastante, con gente de Depeche Mode, The Clash, The Specials, Killing Joke, Lords of the New Church. La mayoría de las bandas nos han mandado algunas palabras amables. Vince Clarke, de Yazoo, me dijo que era mejor que la original.
–¿Sabe qué opinan los músicos brasileños sobre este proyecto?
–(Se ríe.) No. Y, la verdad, tampoco me importa. No soy un músico de bossa nova, ni siquiera de jazz. Lo que hago es trabajar con la idea de la bossa nova y el reggae: grabamos en un pequeño estudio de París, la mayoría de los ritmos fueron hechos en máquinas. Lo que hago es trabajar con mi propia idea de la bossa nova. Obviamente, supongo que para un músico real de bossa nova lo nuestro no debe estar bien, porque es una música que debe ser tocada por músicos realmente buenos.
–En Bande à part hay canciones no tan conocidas, como la de Tuxedomoon.
–Es porque la canción es muy buena. Las bandas de covers sólo hacen canciones populares, nosotros hacemos canciones que fueron importantes para mí, sean famosas como “Heart of Glass” (Blondie) o desconocidas como “O Pamela” (The Wake) y “Escape Myself” (The Sound). Cuando era joven escuchaba esas canciones con el mismo placer, por eso es algo personal y diferente.
–Nouvelle Vague nació como un proyecto de estudio, pero ahora salen mucho de gira. ¿Se convirtieron en una banda?
–Cuando hacemos conciertos sí somos una banda, pero es bastante extraña: tenemos tres bateristas y tres tecladistas que van rotando, porque tenemos tantos shows que no siempre pueden venir los mismos. Pero en el estudio, soy el único que hace la música y llamo a quien necesito.
–En los shows, ¿la gente reacciona ante el hecho de que las cantantes no son las mismas que las de los discos?
–Extrañamente, nunca me dijeron una palabra sobre eso (se ríe). Me resulta un absoluto misterio. Supongo que al público no le interesa porque lo que quiere es escuchar la canción, no cuál de las cantantes la hace.
–Usted ha dicho que sólo son una banda de covers, que no quieren hacer material propio. ¿Hay espacio para el desarrollo en una banda de ese tipo?
–Es cierto que no quiero poner mis propias canciones ni hacer otra clase de música. Con Nouvelle Vague haremos un DVD en vivo y luego un último álbum, porque siento que después de eso ya estará todo dicho. También tiene que ver con el repertorio: quedan varias bandas de las que no hicimos versiones, pero no suficiente como para que hagamos diez discos o algo así. Por otra parte, voy a sacar mi propio álbum en septiembre, Two for the Road, con dos cantantes fantásticas, y estoy terminando otro proyecto de covers llamado Renaissance, que es con canciones de películas de los ’80, como “Take my Breath Away”, “We Don’t Need another Hero” o “Flashdance”. El sonido no es demasiado diferente del de Nouvelle Vague, pero es otra idea.
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