Miércoles, 12 de septiembre de 2007 | Hoy
MUSICA › JOE ZAWINUL, UNA FIGURA ESENCIAL DEL JAZZ
Le indicó el camino de In A Silent Way a Miles Davis, revolucionó la escena con Weather Report y, en sus propias palabras, inventó el concepto de world music. Era un viejo conocido de Buenos Aires.
Por Diego Fischerman
“La ‘world music’ la inventé yo”, dijo alguna vez Joseph Erich Zawinul. Vienés, pianista de Canonball Adderley, integrante de uno de los grupos con los que Miles Davis cambió para siempre la cara del jazz y fundador de Wea-ther Report, la banda que hizo de esa nueva cara un punto de partida y una declaración de principios, el músico que les dio entidad a los teclados electrónicos dentro de un género hostil murió ayer de cáncer, en su ciudad natal, a los 75 años.
El grupo de Adderley, en realidad, fue el verdadero pionero de aquello a lo que Davis empezó a dar forma en In A Silent Way y Bitches Brew. El factor común era, claro, ese pianista que había emigrado a Estados Unidos a fines de 1968, luego de girar por Francia y Alemania junto a su compatriota, el saxofonista Hans Koller, y con su propio trío, con el que, en ese entonces, imitaba por turnos a Erroll Garner y George Shearing. A los seis años había tocado el acordeón. Luego había estudiado piano y composición en el Conservatorio de Viena. Pero su vida musical tuvo un vuelco definitivo cuando ganó una beca para estudiar en la Escuela Berklee de Boston. No porque se haya quedado mucho tiempo estudiando, en realidad, sino porque allí conoció al trompetista Maynard Ferguson. Exactamente una semana después de haber ingresado a Berklee, abandonó los estudios y se fue para trabajar con la banda de Ferguson durante ocho meses. En esa función fue cuando Miles tuvo noticias suyas por primera vez. Después de un período corto con Slide Hampton, como pianista de Dinah Washington entre 1959 y 1961, y, durante un mes, con el trompetista Harry “Sweets” Edison, Adderley (quien venía de ser parte del histórico sexteto de Miles que grabó Kind of Blue a fines de la década anterior), lo llamó como integrante de su nuevo quinteto. Zawinul estuvo con él nueve años y dejó, como legado, entre muchos otros temas brillantes –“Walk Tall”, “Country Preacher”–, el notable “Mercy, Mercy”.
Los finales del grupo de Adderley, con Zawinul ya en piano eléctrico, y los comienzos de Miles en el terreno del jazz rock se superponen. Y es que en ambos casos Zawinul fue mucho más allá de tocar un instrumento dentro del grupo. Como prueba bastaría saber que él fue el compositor de “In A Silent Way”, el tema que dio señal de partida para el nada silencioso camino que Davis iniciaría a partir de allí. Y casi enseguida, en noviembre de 1970, junto a otro “hombre de Davis”, el saxofonista Wayne Shorter –que, por otra parte, acarreaba además una sólida trayectoria como parte de los Jazz Messengers de Art Blakey y en sus discos solistas de comienzos de los ’60–, llegaría Wea-ther Report, donde a la presencia de la electrónica se sumaba un concepto orquestal, una utilización de ritmos y células melódicas provenientes de las culturas más diversas y un aprovechamiento del timbre y de la espacialización del sonido inéditas en el jazz. Con bateristas fluctuantes, entre quienes se destacaron Chester Thompson –que también actuó en vivo junto a Genesis– y Peter Erskine, Weather Report tuvo dos grandes bajistas que, además, definieron los dos grandes estilos del grupo, el checo Miroslav Vitous en las primeras grabaciones y Jaco Pastorius a fines de los ’70 y comienzos de la década siguiente.
Zawinul solía decir que no escuchaba música o, por lo menos, que no oía discos. En una de sus visitas a Buenos Aires, donde tocó varias veces con Weather Report –la primera en 1973, como teloneros del pianista Friedrich Gulda– y con el posterior Zawinul Syndicate, dijo a Página/12: “La música es un viaje en el que uno va incorporando todo lo que se le cruza. Aprendo de la vida, de lo que veo y conozco de la gente. No escucho música todo el día”. Nunca dejó de reconocer la importancia que el jazz tenía para él y el papel fundamental que había jugado en la evolución de la música a lo largo del siglo XX. Pero en sus últimos años, en que no dejó de experimentar, hablaba de que las mayores novedades llegaban de otras partes. Consideraba a Latinoamérica y a Africa Central como fuentes de inspiración. “Pero todo lo nuevo que venga –decía– no podrá obviar la influencia del jazz, porque a partir de él es que todo esto fue posible.”
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