El primero de los integrantes de Tricicle en llegar a la entrevista con Página/12 es Joan Gracia. “Somos el resto”, se presentaron Carles Sans y Paco Mir minutos después. Los catalanes visitan por tercera vez la Argentina para presentar Sit, la obra que estrenan hoy y en la que despliegan todo su arsenal de gags de ese “teatro gestual” que ellos mismos moldearon hace ya 28 años. “Pretendemos que le gente se ría, y creo que lo logramos. Lo hacen sin darse cuenta de que no hay diálogo porque no hace falta. Son situaciones que están muy cerca de cada uno; están basadas en una silla, y la silla está alrededor nuestro, sin darnos cuenta de la importancia que tiene. Nosotros simplemente hemos tomado la silla, le hemos dado carácter, protagonismo, y una visión muy Tricicle de utilizarla. El público se divierte con un concepto teatral inusual”, sostienen los tres.

“Nosotros somos un poco niños –dice Gracia–, cuando creamos nos dejamos ir con la mente como los niños. Una silla puede ser un caballo, puede ser un tanque, puede ser un Fórmula Uno. Hacemos exactamente eso. Entonces, si logramos hacer que el público se convierta en niño con lo que hacemos arriba del escenario es la situación ideal para que funcione”, explica sobre el espectáculo. Allí se cuenta la historia de los Chairwood, una familia de hombres-silla a través de la cual exploran el universo de las sillas, desde cómo uno se sienta a todo lo que se hace con ella: desde firmas de tratados de paz hasta duras sentencias y apasionados amoríos.

–¿Cómo definirían ustedes a Tricicle?

Paco Mir: –Es un grupo extremadamente cómico español que trabaja el teatro de gesto. Se calibra que la gente se ría con nosotros una vez cada diez segundos. Pero más importante es que la gente entre en el espectáculo, la convirtamos al mundo Tricicle y salga entusiasmada con lo que ha visto.

Joan Gracia: –¡No estoy de acuerdo! Creo que somos un grupo de teatro que hace teatro cómico, matizando. Intentamos llevar al teatro lo que a veces se puede confundir con cómico o humorístico. Hacemos espectáculos de teatro que podríamos llamar gestual y de acción; y digo teatro porque todas nuestras obras tienen una dramaturgia, una idea base que se desarrolla a medida que va sucediendo la obra. No somos los humoristas de sketchs clásicos, ni por supuesto los monologuistas.

Carles Sans: –Estoy ciento por ciento de acuerdo.

El trío catalán (que cuenta en su haber con varias series televisivas y hasta un elenco paralelo –Clownic– que ellos mismos dirigen y que representa sus obras en todo el mundo) suele tomar elementos cotidianos y, al subirlos al escenario los convierten en situaciones hilarantes de las que uno vive día a día. ¿Cuál es la forma de transformar lo habitual en cómico? Extrañarse de la situación, mirarla con ojos inocentes. Mir explica que “el humor es salirse de ti mismo y verte desde lejos; así todo lo ves diferente, te ves como un sujeto que protagoniza un hecho que muchas veces es estúpido. Algo que de pronto nos parece muy importante visto desde afuera deja de serlo. Es el lado ridículo de todo lo importante. El ser humano quiere aparentar más de lo que es, y cuando ves esta ridiculez surge el humor. Es el prisma que tienen los humoristas para encontrar el lado divertido de las cosas. Por eso existe el humor negro: puedes divertirte con cosas que en principio te deberían horrorizar”.

J. G.: –Nosotros nos acercamos a lo cotidiano y lo llevamos arriba del escenario. Lo humano, las cosas pequeñas que le pasan al hombre, los pequeños héroes y antihéroes. Nosotros pretendemos trasladar esa vida al teatro. Es un mundo que creamos, muy cerca de lo cotidiano pero muy nuestro. Con giros, con situaciones absurdas pero que no están demasiado lejos de lo cotidiano. Es una forma de contarles una historia con la que, si logramos enganchar al público, el éxito está asegurado.

C. S.: –Disponemos de algo que es un valor para esta profesión: transmitimos una fuerza, una energía con la que el público se engancha. Nosotros muchas veces hacemos gags muy básicos que, analizados fríamente, podría decirse que son lo elemental, y sin embargo interpretados a nuestra manera resultan hilarantes y el público los celebra como si fuera la primera vez que los ve.

–Ustedes decidieron hacer teatro gestual, sin diálogos. ¿Qué les permite y que les obtura esta forma de trabajar?

C. S.: –Es una decisión de la que, entre comillas, somos víctimas, porque en muchísimas ocasiones hay temas que es muy complicado desarrollar sin texto. Esto quiere decir que a la hora de crear tenemos unas limitaciones en las que nos movemos y tenemos que pelear muchísimo para encontrar otra propuesta que no se parezca a las anteriores y que nos facilite un espectáculo. Desde el primer día nos sedujo trabajar de este modo. Pero con los años hemos ido saltándonos lo que al principio era una norma intocable y hemos ido introduciendo alguna que otra palabra. Estamos en un momento de nuestra carrera profesional en que creemos que podemos manipular el género, darle la vuelta.

J. G.: –Pero la ventaja es que podemos hacer más gags, podemos hacer reír más a la gente que habiendo texto, porque con ello se tiene que plantear el chiste, la situación y el final. En cambio, las situaciones se suceden a una velocidad vertiginosa y podemos colocar más gags en cada escena. Por otro lado, el humor gestual es universal, y no tenemos que adaptar la obra cada vez que la presentamos en otros países.

El teatro de Tricicle tiene varios ríos de los cuales se nutre, como el cine mudo, el mimo, el clown y la commedia dell’arte, la publicidad televisiva y el sketch. Pero no puede reducirse a ninguno de ellos. Gracia sostiene que ellos tienen “una cultura más cinematográfica que teatral, y somos de una época en la que la publicidad tiene una influencia muy grande, lo que nos da una visión espacial del teatro cercana al cine y con una dinámica de la televisión. Esto influye en grandes maestros de otra época como (Buster) Keaton, (Charles) Chaplin o (Jacques) Ta-tti, que tienen otro ritmo. Hemos mamado de mucha gente, no tenemos un punto en concreto. De estos maestros hay que transportarse a esta realidad de donde venimos, a un mundo teatral muy veloz”, analiza.

–Trabajan juntos desde 1979. ¿Cómo hacen para sostener la relación durante tanto tiempo?

P. M.: –Es cierto que es raro que estén los originales sobre el escenario. En España somos el único elenco original que continúa.

J. G.: –Y Julio Iglesias, que trabaja solo y por eso no se ha separado de nadie...

Tricicle presenta Sit los miércoles y jueves a las 20.30, viernes a las 21, sábados a las 20.30 y 23 y domingos a las 20.30 en el Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660).