Miércoles, 17 de octubre de 2007 | Hoy
DISCOS › NUEVO DISCO Y DOS HOMENAJES
Por estos días, las bateas exhiben tres demostraciones del valor de la artista.
Por Diego Fischerman
En el principio de la historia –o de esta historia en particular– hay una decisión que Joni Mitchell no respetó. En 1998, después de grabar Taming The Tiger, la compositora y cantante había resuelto retirarse. El mercado de la música la había hartado. Hubo, sin embargo, dos provisorios cantos de cisne, destinados a cerrar su contrato con la compañía discográfica, Both Sides Now, un disco de standards dentro de los que incluía dos canciones suyas –la del título y “A Case of You”– y el doble Travelogue. En ambos había una orquesta, y en los dos tocaba uno de sus antiguos compañeros de ruta, el saxofonista Wayne Shorter, junto al pianista Herbie Hancock.
“La industria discográfica es un nido de víboras”, había dicho a la revista Rolling Stone. Y ahora acaba de volver, eso sí, en una compañía nueva. Como Paul McCartney, recaló en Starbucks (en ambos casos los discos son distribuidos localmente por Universal) y en Shine no sólo compuso las canciones –todas nuevas salvo la notable “Big Yellow Taxi”, reciclada con un acompañamiento casi circense, a cargo de acordeón– sino que las arregló y toca en ellas prácticamente todos los instrumentos (en algunos temas se agregan el baterista Brian Blade, el bajista Larry Klein y, en el que da título al CD, James Taylor en guitarra). La voz, cada vez más profunda –más sabia, podría decirse– recorre ese viejo aire que viene del folk americano pero nunca fue igual al folk, en letras que cultivan un tono llamativamente directo (“...así es como siempre ha sido, los hombres aman la guerra...”).
Shine es, en todo caso, un gran disco y no sólo porque pertenece a una de las grandes autoras e intérpretes de canciones de los últimos cuarenta años, y porque uno quería que existiera y porque, claro, lo hubiera festejado de cualquier modo. Es un gran disco porque aquí Joni Mitchell reafirma sus ganas de componer y de cantar, porque lo que toca en el piano es perfecto en su concisión y porque sus obras, como siempre, son al mismo tiempo inconfundiblemente suyas y distintas de todo lo anterior. Y Shine llega, además, entre dos homenajes. Uno, A Tribute to Joni Mitchell, es el que publicó su antiguo sello, Nonesuch, con la participación de una constelación de estrellas que incluye a Elvis Costello, Björk, Prince, Caetano Veloso, Brad Mehlday y Cassandra Wilson. El recién publicado River. The Joni Letters es el otro. Editado por Verve, el responsable es nada menos que Hancock. En la banda está Shorter, en saxo soprano. Y junto a ellos una pequeña banda magistral: Dave Holland en contrabajo, Vinnie Colaiuta en batería y el guitarrista Lionel Loueke. “Both Sides Now” y dos standards que enmarcan las canciones de Mitchell, “Solitude”, de Ellington, y “Nefertiti”, de Shorter, tienen versiones instrumentales. En las demás hay cantantes invitados –Norah Jones, Tina Turner–. Se destacan la propia Joni Mitchell, haciendo “Tea Leaf Prophecy”, y Luciana Souza, en una brillante “Amelia”. También, por supuesto, quien al final del disco, en “The Jungle Line”, recita el texto de Mitchell: Leonard Cohen.
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