Blancanieves charla con los enanitos, les reprocha que siempre tengan cara de balde. Ellos murmuran algo y siguen petrificados porque, claro, son baldes. Desde la platea los nenes y las nenas le gritan “¡no comas esa manzana!”, pero ella no hace caso y cae rendida en un amargo sueño. Están muy cerca, casi pueden tocarla, sentados sobre sus almohadones de colores en la sala que el grupo de teatro La Galera tiene desde hace más de diez años en Humboldt 1591. Su director, el actor y autor Héctor Presa recuerda que en 1978 todo arrancó con algunos actores, músicos, artistas plásticos y pedagogos, “que empezaban a investigar con profundidad el teatro para chicos”. Treinta años después, La Galera ya estrenó 120 espectáculos y estas vacaciones de invierno ofrece más de 100 funciones en su sala y en el Museo Larreta.

Presa, que ya trabajó con tres generaciones, asegura que los chicos no cambiaron tanto: “En su soledad siguen jugando a lo mismo. Aunque hoy estén más atados a los medios de comunicación, el teatro ofrece la posibilidad de un uno a uno que provoca mucha emoción, donde las cosas se vivencian de una manera distinta que ni la tele ni Internet pueden dar”. Lo más importante, siempre, es la capacidad de juego. Ahí está el truco, y en eso Presa no negocia: “Si el actor juega en el escenario, el chico juega en la platea, se identifica y se conecta y es capaz de reproducir después este juego en su casa”. Por eso, todo lo que está sobre el escenario puede ser transformado. No hay un gran despliegue de escenografía, todo se resuelve con los objetos que hay en cualquier casa. Presa lleva escritas más de 90 obras, entre versiones originales y adaptaciones, pero cuando empezó lo hizo empujado por la falta de nuevas historias con las que trabajar. “Esta faceta del teatro para pibes es complicada, porque no se han generado autores nuevos”, explica. “Entonces otros directores de grupo al notar esta carencia empezamos a escribir.” Como autor se compromete tanto con el juego como con el mensaje que los chicos reciben cuando están en la platea y, aunque no hay temas prohibidos, advierte que “nunca hay que olvidar que el chico es una persona en formación que compra lo que ve en el escenario como una porción de la realidad”.

El grupo debutó con dos obras y desde 1978 nunca bajó de tres estrenos por año. Hoy tienen 18 espectáculos listos para poner en cartel gracias al trabajo de un elenco estable de 12 personas y al esfuerzo de otros 20 actores que se reparten en siete elencos. Todos profesionales, siempre listos para salir a jugar.