Amparo vive en Chascomús, tiene 12 años y desde los 6 toca el violín. El Beaxionario es un beatboxer profesional, o sea, un especialista en hacer música con la boca. Alrededor suyo hay muchos chicos con ganas de aprender cómo es eso, que por cierto aprenden muy rápido. Julio es un luthier capaz de contar en forma muy sencilla cómo hacer sikus con elementos que se consiguen en cualquier ferretería. Todos ellos están en el primer capítulo de Toco con todos, la serie que este mes estrena el canal Pakapaka, pensada para chicos de entre 6 y 12 años y protagonizada y narrada, en las voces en off, por chicos de esa misma franja etaria.

La serie tiene una virtud principal: estimula el contacto de los chicos con la música de una forma muy natural, sin imposiciones del “deber ser” ni bajadas de línea didácticas. Y, sin embargo, logra el objetivo de abrir este mundo de una manera simple. Tan simple como ver a Amparo, que tiene la misma edad del televidente para el que se piensa la serie, fascinada con su instrumento, feliz perfeccionándose, ensayando una y otra vez hasta lograr corregir lo que su maestro le marca, convertida en primer violín de la Orquesta Escuela de Chascomús. Y cumpliendo el sueño de conocer a su ídolo y de tocar con él, que en este caso no es uno de la tele, sino Rafael Gíntoli, destacado violinista argentino.

A través de la encantadora Amparo es posible descubrir el encanto del violín, de la música, de la posibilidad de compartirla con amigos. Nada de esto se dice con palabras: para cualquier curioso –y curiosos son todos los chicos– se abre la posibilidad de un descubrimiento, y también de una identificación natural. “Y sí, yo me veo en un futuro viajando con la música. Pero siempre con mis amigos”, dice Amparo, que una y otra vez transmite, más que el protagonismo de quien es primer violín de una orquesta integrada también por músicos más grandes, la alegría del espacio compartido. Al final, Gíntoli le dice unas palabras breves, pero contundentes: “La música te va a llevar por muchos caminos. Tenés que saber que es algo con lo que vas a convivir, que siempre te va a acompañar. Y que es un arte, un trabajo de investigación, de sorpresas, de descubrimientos. Lo importante es que nunca te rindas, que siempre tengas una zanahoria adelante, que nunca deje de ser un desafío”.

Junto a esta historia, aparecen otros segmentos con curiosidades musicales, conceptos sobre el sonido, la acústica, las notaciones. Se revelan pequeños grandes misterios: cómo llega el sonido desde un micrófono a la computadora, por ejemplo. A lo largo de los diferentes capítulos irán apareciendo otras historias: la de Facundo, un baterista de La Plata; Maxi, chelista de Tucumán; Francisca, pianista de Rosario; Nacho, sikuri de Maimará; Luna, guitarrista de Villa Elisa; Franco, cantante de San José Feliciano, en Entre Ríos. Chicos como cualquiera de los que miran Toco con todos.