Dos actividades gratuitas proponen un acercamiento diferente al arte para chicos de entre 5 y 11 años, y también para sus familias. E invitan, además, a que los chicos pongan manos a la obra y comprueben que ellos mismos pueden ser artistas. Desde las áreas educativas del Museo Nacional de Bellas Artes y de la Casa Nacional del Bicentenario se cursan sendas invitaciones para este sábado. “¿Sabés que el museo tiene mascotas? ¿Te gustaría encontrarte con algunos perros, los mejores amigos del hombre?”, es la consigna que dispara el ciclo Un, dos, tres, perros en el museo... esta vez, en el Bellas Artes. La Casa del Bicentenario, junto con el Fondo Nacional de las Artes y el Palais de Glace, abre un recorrido por obras que integran distintas colecciones de arte, de artistas como Xul Solar, Fernando Fader o Kenneth Kemble. El final es con un “libro de artista tridimensional”, que hacen los mismos chicos y que se llevan como recuerdo.

La propuesta de la Casa del Bicentenario comienza con un recorrido por la exposición Contar historias. Microrrelatos en las colecciones nacionales de arte, la primera dedicada al arte en este organismo. Allí los chicos pueden apreciar las obras que integran la muestra y participar de un taller final, aplicando las distintas técnicas plásticas que conocieron. Con buena convocatoria durante este mes, la de mañana será la última visita guiada de esta etapa. Al finalizar habrá también un recorrido para los adultos, guiado por el artista plástico Eduardo Stupía y Diana B. Wechsler, curadora de la muestra. “Es una manera de que los chicos y sus familias conozcan nuestro patrimonio y lo resignifiquen a través de un proceso creativo”, resume Julieta García, coordinadora del Area Educativa. “Las llamamos visitas dinamizadas, y además del contenido pedagógico tienen muchos juegos de pensamiento visual. El taller creativo final está a cargo del equipo de educadores.”

Gisella Witten, guía del recorrido del Museo Nacional de Bellas Artes, junto a Susana García, cuenta que esta visita tiene mucho de diálogo, invención y descubrimiento. “Recorremos pinturas de distintas épocas y artistas, marcamos cuestiones plásticas y didácticas, y el resto corre por cuenta de la imaginación de los chicos”, dice. Si la excusa del encuentro es la de encontrar los perros escondidos en los cuadros del museo, en el final aparecen masco-tas creadas por los chicos. Perros en el museo... continuará todos los segundos y últimos sábados de cada mes. El resto de los sábados, a la misma hora, hay otra invitación para chicos: “escuchar cuadros y mirar relatos” con Historias en el ropero, a cargo de la narradora Roxana Pruzan.