Cuando empieza a sonar el disco, es imposible no mover el cuerpo, tararear y cantar los estribillos. Sus canciones proponen un viaje maravilloso que llega directamente a grandes y chicos. Las hay movedizas, pegadizas, sensibles, solidarias, pero sobre todo profundas y bellas. Sus letras cuentan historias en donde aparecen hormigas, ovejas, lunas, viento, tierra y agua. Ellos son Canticuénticos, un grupo de Santa Fe que eligió el lenguaje musical como medio para comunicarse con los más pequeños. “Las canciones tienen la capacidad de ser como caminos o puentes que llegan al alma. Es increíble cuánto se puede disfrutar, emocionarse, volver en el tiempo, acordarse de lugares, personas y momentos a través de la música”, resalta a Página/12 la compositora y flautista Ruth Hillar.

Ya tienen editados dos trabajos notables: Canticuénticos embrujados (2009) y Nada en su lugar (2013). Allí suena una diversidad de ritmos tradicionales de raíz latinoamericana, como huayno, chacarera, chamarrita, cumbia, festejo, chamamé, zamba, huella, cueca y candombe, entre otros. Pero eso no es todo, además hay trabalenguas y adivinanzas, una invitación abierta a jugar con las palabras. “Elegimos esos ritmos como una manera de acercar a los chicos a un patrimonio musical riquísimo y enormemente variado. Y que, pese a ser parte de la propia cultura, muchas veces está invisibilizado por productos masivos que tienen como único fin el comercial”, enfatiza la compositora. Y agrega: “Creemos que vinculando afectivamente a los chicos con la cultura musical de la región, en el futuro podrán ser ellos los que continúen el camino de sostener y recrear esta maravilla que es la música popular de nuestro continente. Es un gran desafío para nosotros encontrar la manera de renovar el lenguaje de estas músicas para acercarlas a los chicos”.

“En estos casi cinco años de Canticuénticos, recibimos cantidades de cartas, mensajes y dibujos agradeciéndonos el haber despertado esa bandada de canciones. La respuesta y el afecto de tantos chicos y grandes nos llenan de ganas de seguir con este proyecto; ya estamos componiendo las canciones que integrarán el tercer disco”, destaca Hillar. Estos artistas, que además son docentes en jardines y escuelas, dan conciertos casi todos los fines de semana, en Santa Fe y en distintas partes del país. En este momento se encuentran de gira por la Patagonia. Y en julio actuarán en Buenos Aires, en el marco de la Feria del Libro Infantil y Juvenil.

Entre las canciones más hermosas están “Quiero para mí”, “Tra tra que tra”, “Zamba de los relojes”, “Cumbia del monstruo”, “Bailecito del viento” y “Parra Violética”, un homenaje a la cantautora chilena. Desde las letras y las músicas hasta el arte de los discos están hechos con un compromiso y un cuidado que hacen de Canticuénticos una propuesta realmente recomendable. “Abordamos temáticas de lo más amplias y variadas para presentar un mundo diverso donde quepan todos. Jugamos con el humor, la sorpresa, la emoción y la creatividad. Queremos que cada canción sea una puerta abierta para imaginar, pensar y preguntar”, cuenta la flautista y coreuta. El grupo se completa con el trabajo de Daniela Ranallo y Laura Ibáñez (en voz), Daniel Bianchi (en guitarra), Gonzalo Carmelé (en bajo y contrabajo) y Nahuel Ramayo (en batería y percusión).

* Más información en canticuenticos.com.ar.