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Sábado, 7 de marzo de 2015

CHICOS › TAL PARA CUAL. LIBROS Y OBRAS DE AYAX BARNES Y BEATRIZ DOUMERC

Contar la historia desde la infancia

 Por Karina Micheletto

La prolífica e innovadora obra de la escritora Beatriz Doumerc y del ilustrador Ayax Barnes no es hoy del todo conocida y reconocida en la Argentina. Pero es seguro que hay al menos una generación que recuerda esos pajaritos icónicos, de trazos simples y coloridos, aunque no haya retenido el nombre de su autor, o algunos de los tantos libros que publicaron, en la mayoría de los casos juntos, pero también por separado, en colecciones también hoy icónicas como Los cuentos del Chiribitil o Cuentos de Polidoro. Ahora, el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional y la Biblioteca y Centro de Documentación de la Asociación La Nube proponen una exposición dedicada a estos dos creadores fundantes de la literatura infantil en la Argentina. Tal para cual. Libros y obras de Ayax Barnes y Beatriz Doumerc se inaugurará el próximo lunes a las 19 en la sede del museo (Av. Las Heras 2555) y continuará exhibiéndose hasta julio, de martes a domingos de 14 a 19, siempre con entrada gratuita.

En la recopilación de tanta obra que encontró su vía de realización en el esplendor editorial de la Argentina previo a la última dictadura cívico-militar y que continuó luego en editoriales de Italia, España, Suecia, México o Uruguay, aparecía un modo de dirigirse a la infancia original, fresco, respetuoso y absolutamente innovador para la época. Hoy se recuerda que El pueblo que no quería ser gris –aquel rey que ordenaba pintar todas las casas de gris, ante un pueblo que se rebelaba con colores– y el excepcional La línea –que ya abordaba el hoy tan en boga concepto del libro álbum– fueron prohibidos por decreto. O el modo sencillo y honesto con que contaron Cómo se hacen los niños (Centro Editor, 1974). Más allá de estos hitos, toda la obra de esta pareja (fue Doumerc quien, desde su oficio de escritora para niños, “llevó” a su esposo del campo específico del diseño al de la literatura) sorprende por su unidad conceptual, por la profundidad poética y el modo en que se potenciaban texto e imagen y por la mirada implícita sobre la infancia que despliegan en cada libro.

Para la realización de esta muestra fue importante el aporte del escritor e ilustrador Gabriel Barnes, uno de los seis hijos de la pareja. Radicado en Barcelona, ha hecho varios libros junto a su madre. Pablo Medina, alma mater de La Nube, fue quien tomó la iniciativa de la muestra a partir de la colección que logró reunir en La Nube, una parte importante de la obra de Doumerc y Barnes, que ronda los 150 libros publicados. “Tuve una vieja amistad con estos dos personajes, los conocí en el ’65 en Uruguay. Ayax era muy conocido en el mundo del diseño gráfico, hizo afiches y logos que fueron muy recordados”, cuenta en diálogo con Página/12. “Cuando creamos La Nube, en 1975, ellos ya estaban viviendo acá y tuvimos la suerte de seguir encontrándonos mucho, con otros ‘padrinos’ de La Nube, como Oski, Boris Spivavow y Lolo Amengual. Me acuerdo de que Oski lo cargaba a Barnes: ‘¡Pocho, vos siempre haciendo redondelitos, cuadraditos, líneas, te voy a tener que enseñar a dibujar!’. Nos reíamos, nos divertimos mucho. Después vino la gran tristeza, en el ’76. Hoy, a pesar de tantos años de dolor, podemos rescatar estas luces. No sólo eso: es necesario volver a revisarlas y estudiarlas”, asegura.

Al impecable catálogo preparado para la muestra se suma, cuenta Medina, el trabajo que está haciendo un equipo de bibliotecarios de la Universidad de San Martín, digitalizando la obra para que pueda ser estudiada, como harán también con la de Javier Villafañe. Lo primero que aparece en el repaso, evalúa Medina, es que se trata de una obra que parte de un compromiso y una visión del mundo muy concretos. “Ambos eran militantes, venían de la izquierda y desde allí creaban. Si uno analiza los textos y las imágenes, puede ver que hay una convergencia entre ambos en una reflexión y una proclama a favor de la vida, a favor de los niños, con una mirada muy especial de la infancia. Como Villafañe, como tantos, fueron personajes que contaron la historia de un país desde la infancia”, marca. Esa misma historia es la que Medina se obsesiona por contar desde su trabajo en La Nube –una biblioteca y centro de documentación que cuenta con más de 21.000 volúmenes atesorados durante cuatro décadas, además de las colecciones de juguetes–, advirtiendo que es poco lo que se ha contado hasta ahora. Una muestra de estas características –cuyo “adelanto” fue presentado el año pasado en la Feria del Libro Infantil y Juvenil– apunta seguramente en esa dirección.

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