El mundo de la historieta suele pensarse asociado a una franja etaria que abarca a los adolescentes, jóvenes y adultos. Sin embargo, en los chicos encuentra también entusiastas lectores, ávidos de esas historias que transcurren entre la magia de los cuadritos. Desde esa convicción, cinco años atrás surgió Comiks Debris, una editorial que publica exclusivamente historietas para chicos. Dentro de su colección ¡Toing! presentaron el que es ya el libro número 12 pensado para lectores que a grandes rasgos podrían definirse como “de escuela primaria”, aunque, como ocurre con toda buena obra, abarca también otras lecturas. Se trata de La reina del río, una historieta con guión de Carlos Trillo y dibujos de Horacio Domingues a la que no le falta nada: tiene acción, aventuras, alguna historia de amor que se cuela, una protagonista encantadora, niños que patotean en barra y otros que son buenos amigos, adultos que son generosos y otros a los que sólo los mueve el dinero.

Aunque la historia transcurre en Nueva Orleáns, con sus paisajes, sus grandes barcos y su estatus racial, La reina del río está contada por Trillo con un lenguaje de lo más local y accesible para los chicos (aunque para nada simplificado). Fue publicada originalmente por entregas en la revista Genios –y luego republicada en II Giornalino de Italia– y ese es otro de los méritos de la colección: el de reunir en libros historietas que en las revistas –sobre todo las escolares, siempre listas para el recorte– suelen perderse. La historia es la de Reina, una chica que vive en un orfanato a orillas del río Mississi-ppi. Siempre está para proteger a los más débiles y no duda a la hora de enfrentarse con matones que buscan problemas. Pero debe ser verdaderamente valiente para descubrir su propio pasado y así emprende un viaje en busca de su identidad, acompañada por sus amigos, en una aventura con muchas peripecias y un gran final.

La editorial Comiks Debris, conducida por Marcelo Danza y coordinada por César Da Col y Roberto Sotelo, ya tiene listos dos nuevos títulos, en este caso, de historietas inéditas: D.E.S.Pareja, una historia de humor de Javier Rovella en el guión y Javier Suppa en los dibujos, y Bosque negro. Esa cosa rara que cayó el cielo, de Fernando Calvi, la continuación de una saga de tono épico y fantástico. Ambas también están pensadas para chicos a partir de unos 6 o 7 años, dependiendo el bagaje de lecturas previo. Entre los títulos anteriores se cuentan Torni yo, con Carlos Trillo y Maicas en el guión y dibujos de Gustavo Sala –un Sala esta vez para chicos, diferente del que publica, por ejemplo, en el Suplemento No de este diario– y Nico y Mico, de Javier Rovella, una novela gráfica sin texto escrito, toda una apuesta por el lector. También dos historias de Chanti: La historietería (una tienda donde van los lectores y piden una historieta a medida, con sus ingredientes, que resultó todo un éxito, y ya va por la segunda edición) y Cachito y chorlito, historias protagonizadas por un chico del interior y su mascota, un burro.

“Tenemos una colección bastante sólida en formato, diseño y tipo de obra literaria, con buenas historias y diversidad de propuestas, tanto gráficas como de autores. No nos interesa sacar la colección de determinado personaje, sino ir rescatando distintas propuestas, porque apuntamos también a la diversidad de lectores”, advierte Sotelo. “El público infantil se está recuperando en la Argentina, y el comic está dejando de ser patrimonio exclusivo de jóvenes y adultos. Ahora algunas editoriales están reeditando títulos que apuntan al público infantil y creo que en esto tuvo mucho que ver la prédica de Banda Dibujada”, opina, haciendo referencia al movimiento cultural para la difusión de la historieta infantil y juvenil al que la colección ¡Toing! adhiere.

“Cuando empezamos a publicar con ¡Toing! fue para ver qué pasaba; tuvimos el impulso de hacer historietas para chicos, sin estar respaldados por nada. Y pasó que seguimos publicando, gracias a que los libros llegaron, gustaron, se vendieron, y eso permitió seguir editando –sigue Sotelo–. Sobre la historieta pesa el prejuicio de que es algo pasatista, superficial. Eso está cambiando. Y también hay poca familiaridad de lectura con el género por parte de los adultos, no de los chicos, porque ellos se meten de lleno en la historia. Entonces, en la escuela recién ahora se está abriendo un campo para la historieta, aunque en los planes de compra de libros por parte del ministerio hay un porcentaje mínimo de historieta. Poco a poco eso se va revirtiendo”, evalúa. Mientras siga habiendo buenas historietas, como La reina del río, habrá chicos y grandes con ganas de leerlas.