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Sábado, 19 de marzo de 2016

CHICOS › MARIA ELENA ROCK, OTRO ACERCAMIENTO A ESOS CLASICOS INFANTILES

Rockerita la tortuga

¿“La reina Batata” al estilo Creedence? ¿“El reino del revés” cruzado con el “Back in Black” de AC/DC? ¿“El show de perro salchicha” al modo Michael Jackson? Todo eso podrá comprobarse hoy en ND Teatro.

 Por Karina Micheletto

“El reino del revés” en versión AC/DC: cruzado con “Back in Black”. “El twist del Mono Liso” en estilo Queen. “El Brujito de Gulubú” a lo Chuck Berry, con sus correspondientes guitarras. La “Canción del jacarandá” con un aire Green Day (y un guiño a “When I Come Around”). La “Canción de tomar el té” bien Ramones. En ese cruce –a priori extraño– se destaca, por lo original de su propuesta y la invitación a la fiesta que habilita, María Elena Rock, la banda que toma los clásicos más clásicos de María Elena Walsh para pasarlos por los diferentes estilos y épocas del rock. Sebastián Duffy, Santiago Cañón, Iván Stigliano, Lucía Rodríguez y Andrés Rodríguez componen esta banda que se presenta, sin más, como una banda de rock. Y que tiene un público de chicos y de adultos que se enganchan con ellos, recordando la propia infancia y al mismo tiempo compartiendo códigos de sus propios gustos musicales. Hoy a las 18 estos clásicos vueltos rock sonarán en el teatro ND Teatro (Paraguay 988), para todos los que quieran escucharlos, y bailarlos.

En el vivo, la propuesta se complementa con mucha invitación a participar, mucho baile, una puesta escénica que remite a las bandas y estilos musicales aludidos, y desde una pantalla, un personaje animado que va mostrando algunos detalles de esa música de la que parte la fusión. Esa suerte de “rockero modelo” de María Elena Rock va cambiando el look, el pelo o los bigotes a medida que se van reversionando los temas, y así aparece representado Elvis, o Freddy Mercury, o Kiss, o The Beatles. Y están también las “lecciones de rock”: esos pequeños momentos que en un recital, con formas y estilos más o menos propios según los casos, indefectiblemente suceden. Los gritos cuando se apaga las luces en el comienzo, las costumbres de los fans, los modos de bailar, el pogo, las remeras de las bandas, la “mentira rockera” del último tema, “que sólo se anuncia para que pidan otra”. Así “La reina Batata” se cruzó con Creedence, “El show del perro salchicha” con “Billie Jean” de Michael Jackson, la “Canción del jardinero” suena reggae y ska, y en “Manuelita la Tortuga” aparece “Hey Jude”, piantando el lagrimón de más de un adulto.

“La primera canción a la que le encontramos la vuelta fue ‘El reino del revés’ fusionada con AC/DC, y ahí dijimos: che, esto está buenísimo, ¡busquemos más!”, cuenta Sebastián Duffy, frontman de la banda, quien además de poner su voz pone en escena su formación como actor. “Pero siempre tuvimos en claro que no podíamos hacer cualquier cosa: trabajamos con un concepto que tiene que ver con respetar las melodías de María Elena, para que los temas puedan ser reconocidos rápidamente. Y al mismo tiempo fuimos a buscar los arreglos de estos hits internacionales, para que los grandes también agarren el guiño enseguida”, describe el trabajo.

La idea fue, entonces, desde el principio, dirigirse a los chicos, pero también, y no como meros “acompañantes”, a los grandes. “Siempre supimos que íbamos a tocar en serio, con un equipo en serio, con buenos músicos y arreglos. Queremos hacer rock, porque eso es lo que nos gusta. Y, de paso, contarles a los chicos de qué se trata el rock. Acudiendo también a María Elena, con todo el valor agregado que eso de por sí tiene, por lo inmenso de su obra”, definen. Y aseguran: ¡María Elena es rockera! ¿Por qué? “Por las cosas que dijo y la manera en que lo dijo. Por el lenguaje que utilizó para dirigirse a los pibes”, dice Duffy. “Fue totalmente innovadora, fue revolucionaria. No enseñaba a cepillarse los dientes, a cambiarse, a perder el miedo; no estaba para dar lecciones. Ella salió a contar cuentos a través de las canciones, a invitar a explorar imágenes, a volar la imaginación, a jugar, con letras muchas veces casi surrealistas. Eso, más el hecho de que fue una mujer que se asumió lesbiana en una época en que no era para nada fácil, nos hace admirarla mucho. Sus canciones son largas, tienen muchísimas estrofas, y a pesar de eso tienen una cadencia que te permiten entrar y aprenderlas rápidamente. Son mágicas”, concluye. “Yo diría que ella es una de las figuras más importantes de la cultura argentina”, va más allá Lucía Rodríguez. Es un icono, para más de una generación. Las canciones de María Elena tienen un mensaje fuerte, que muchas veces aparece detrás de una historia aparentemente simple, pero ese mensaje está. Son letras muy interesantes porque abren puertas a que cada uno despegue para donde lo guíe su imaginación. Y eso es algo que te marca para siempre”.

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